Everybody dance, de Susana Monteagudo y Marta Colomer

Autor:

LIBROS

«Una historia del baile y un listado de todo lo que se puede bailar»

 

Susana Monteagudo y Marta Colomer
Everybody dance. Una historia ilustrada de la música de baile
LUNWERG EDITORES, 2019

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Con el mismo formato que el Its only rock and roll, que reseñábamos en estas páginas hace un año, y de las mismas autoras, aparece ahora una nueva historia ilustrada de la música. En este caso, de la más afín al baile. Y con los mismos condicionantes: un par de páginas para desarrollar en breves notas un tema e ilustraciones de Marta Colomer. Figuras, estilos y gestos icónicos que se complementan a la perfección: es lo suficientemente breve para no cansar y las imágenes son lo suficientemente atractivas como para que el lector las tome como parte integral y no solo como un añadido.

Por supuesto, la música de baile que conocen ustedes es, tirando largo, la que se gestó desde los años 50 del pasado siglo; como mucho, los estilos populares de los países de América de habla hispana o portuguesa. Pero hubo vida antes del rock and roll; de hecho, siempre que hubo música hubo baile, y ya hace 15000 años que aparecen hombres bailando en grutas del Paleolítico. A partir de aquí, unas pocas páginas del libro dan cabida a los clásicos —¿quién si no invento el vals o la polca?— y a las músicas de raigambre popular que existían a la llegada del sonido de la joven América: jazz, flamenco o Cuba, entre otros. Y cada capítulo, acompañado de una lista de cinco canciones representativas.

Bien, tras los años sesenta —el twist, los orígenes del soul— se pasa al género por antonomasia: la disco music. Y ahí se explaya un tanto más: Chic, Moroder, eurodisco y todas sus ramificaciones. Otro bloque importante es el de las experiencias tecnopop de los 80 y, a partir de ahí, con la aparición del hip hop, todo se acelera en medio de estilos y subestilos, sin olvidar el lado bailable del Manchester de finales de los 80.

Sí, se puede decir que está todo —aunque me hubiera gustado una reseña para el Philadelphia sound—, desde estilos ya olvidados como el acid jazz, hasta la actualidad más rabiosa: habla de discos de Rosalía o Fangoria, que acaban de aparecer en el mercado. Un libro disfrutable para volver a escuchar canciones —recuerden: la música de baile no solo es para bailar—, para ver la música, y para entretenernos un poco con sus bien sintetizadas fichas y recordar todo lo que hemos bailado. O para que simplemente el poco afín a la materia, tenga una historia del baile —viene a ser una enciclopedia ilustrada— y un listado de todo lo que se puede bailar.

Anterior crítica de libros: Lena y Karl, de Mo Daviau.

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