En concierto y otras grabaciones inéditas, de Los Ángeles

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DISCOS

«Un documento impagable, lleno de canciones hermosas y de las ilusiones de un grupo que estará siempre entre los grandes»

 

Los Ángeles
En concierto y otras grabaciones inéditas
RAMA LAMA MUSIC, 2021

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

En la música de nuestro país, Los Ángeles fueron uno de los conjuntos más innovadores y más precisos en sus composiciones y sus interpretaciones de los años sesenta y setenta. También de los más valorados por la crítica y de los más estudiados. Sin embargo, no parecen haber tenido la trascendencia que merecen, ni ser acogidos por el público como uno de los grupos que pertenecen a la memoria popular. Así como otros contemporáneos, como Los Brincos, Los Bravos, Los Sírex y hasta Los Salvajes tienen un puñado de canciones que el aficionado medio tiene como identidad cultural, en Los Ángeles nos tenemos que conformar con las que salen, siempre las mismas, en recopilaciones de la época: “98.6” y “Mañana, mañana”.

Por otra parte, eran los más versátiles, capaces de abarcar cualquier género, desde el más melódico hasta una crudeza eléctrica y punzante. Lo demostraremos, pero antes pasemos a ver con qué contamos. Se trata de cuatro bloques, el primero de los cuales es un concierto en la radio que permite ver lo enérgico de su directo. Ahí es donde toman todos los caminos imaginables. El segundo, otro concierto, este en el Festival de Varadero del año 1970, con un aire mucho más festivo y vacacional. Estos son los dos conjuntos de canciones más coherentes, aunque no dejan de serlo las cuatro versiones de sus temas en inglés. El más deslabazado es, sin duda, el que presenta demos, pruebas y primeras interpretaciones de sus éxitos más conocidos en cintas caseras.

La obtención de todo este material serpentea por senderos sorprendentes. Un aficionado granadino, Rafael Casas Aranda, consigue en Madrid, en Discoplay, dos vinilos de coleccionista con las grabaciones del grupo. Ya son los años ochenta. De vuelta a Granada se entera de que uno de los componentes del conjunto, Agustín Rodríguez, regenta una discoteca, y allí acude para que le firme los discos. Este, sorprendido e ilusionado, le presenta a Carlos Álvárez, el único que —aunque con secuelas— se salvó en el accidente que nos dejó en 1976 sin el líder, Poncho, y el guitarrista José Luis Avellaneda.

La amistad surge entre ellos, y Carlos le presenta a toda la familia de Poncho. Con Carlos ya muy enfermo, en una visita le regala dos cintas de bobina abierta que contienen este precioso material, que el coleccionista se empeña en llevar hasta una edición discográfica.

Son otros Los Ángeles quienes aquí actúan. Los versátiles. En principio, cierran el concierto radiofónico con el “Honky Tonk Woman” de The Rolling Stonesy el “Friday on my mind” de The Easybeats, algo que puede parecer desacostumbrado en un grupo que se ha asociado a las melodías másdulces y a los juegos de armonías vocales. Pero es que, además, hay un repaso a todos los estilos que estaban en boga en esosfinales de los sesenta.

“Déjame pensar en mí” es puro blues rock de manual y “Abre tu ventana” posee un inequívoco aire brasileño de samba. “Requiem” se inscribe en el rock de trazado sinfónico que practicaban The Moody Blues o Pop-Tops y “Evolución (Listen to my music)” incorpora ese funk destinado a discotecas con que triunfaba mundialmente Barrabás. El resto, retazos de aire veraniego como “Cada día” o “Oho-aha”, que tiene toda la textura que aplicaban Los Diablos a sus canciones.

De las versiones inéditas en inglés sorprende “Te necesito”, preciosa y llena de delicadeza, al nivel que estaban entonces Crosby, Still &Nash o James Taylor. Los ensayos ofrecen, sobre todo, con un sonido pobre en calidad —pero testimonial al máximo—, piezas que más adelante se convertiran en sus éxitos, como “Mónica”, pero solo tarareadas con un fondo de guitarras. Estaba empezando a nacer la canción. También alguna inédita, como la despedida que le compuso Poncho a Nino Bravo tras su fallecimiento en un accidente automovilistico o —no inédita, pero si presente por primera vez en disco— el “No sé que hacer” que cantaban en la película “A 45 revoluciones por minuto” y que un servidor ha oído algunas veces en concentraciones sixties y mods.

En definitiva, un documento impagable, lleno de canciones hermosas —cuando suena “Momentos” te parece la más bonita del mundo— y de las ilusiones de un grupo que, aunque un tanto olvidado, estará siempre entre los grandes.

Anterior crítica de discos: Sad & beaufitul world, de Jesse Malin.

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