El tiempo es un canalla, de Jennifer Egan

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LIBROS

«Podemos pasar de la novela de aventuras juveniles al drama más lacrimoso, de la sátira al costumbrismo o a la novela sentimental»

 

Jennifer Egan
El tiempo es un canalla
SALAMANDRA, 2023

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Aunque ha sido el último en aparecer en traducción castellana, El tiempo es un canalla fue editado mucho antes en inglés que todas esas novelas que han puesto de moda la recreación de grupos musicales imaginarios, como Reyes vagabundos o Utopia Avenue. Aunque, de hecho, quien inició la saga actual fue Nick Horby con su espléndida Juliet, desnuda. Si acaso, una diferencia con el que comentamos estriba en que, a pesar de que aparecen varias bandas, el protagonismo lo tiene el gerente de un sello discográfico: Bennie Salazar.

Junto a él, en los veinte años largos que ocupa la trama, se sitúan jugosos personajes, como su mano derecha, Sasha, que es una cleptómana de manual; Jules Jones, su cuñado, periodista que estuvo en prisión por el intento de violación a una actriz tras una entrevista, o Bosco, el guitarrista de una incendiaria banda, The Conduits, que intenta relanzar su carrera en una última gira en la que aspira a morir en escena. Es quizás el único personaje realista y enfrentado a su propia decadencia.

Los continuos flash-backs nos llevan al San Francisco de los años setenta, con la pandilla de Bennie en acción y sus experiencias en una desastrosa banda punk y, de golpe, en saltos instantáneos, al Nueva York del nuevo milenio, pasando por escapadas juveniles a Nápoles o safaris en África.

El tono y la variedad de registros son amplios, así que podemos pasar de la novela de aventuras juveniles al drama más lacrimoso, de la sátira al costumbrismo o a la novela sentimental. Los personajes se declaran, tienen relaciones sexuales esporádicas, van a conciertos, se drogan, en un amplio caudal que ofrece un fresco, casi a la manera de collage donde Bennie puede ir a ver a un exitoso grupo de hermanas, Stop/Go, entonces en decadencia o echar oro molido al café, dictadores bananeros buscar novia por una agencia, organizarse fiestas locas, recorridos fantasmales por ciudades italianas, observar a leones que agreden a turistas demasiado osados y enfrentarse a niños inteligentes o mezcladores estrambóticos.

En El tiempo es un canalla puede pasar absolutamente de todo. Es lo que llevó a la crítica americana a rendirse ante ella, otorgándole el Premio Pulitzer y el National Book Circle Award el año de su aparición, 2011, y a ser elegida por la revista Time como una de las mejores ficciones del nuevo siglo. No defraudará al lector, seguidor de un género o de otro, porque en su recorrido hay un amplio caudal de registros que nos hablan de como la vida va erosionándonos y de cómo, bajo una banda sonora esplendorosa, necesitamos cambiar de lugar y transformarnos para seguir siendo los mismos.

Anterior crítica de libro: Las despedidas, de Jacobo Bergareche.

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