“El poeta Halley”, de Love of Lesbian

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DISCOS

“Son trece temas largos para un disco sobresaliente, y es que parece que esta banda se pone el listón alto y siempre llega”

 

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Love of Lesbian
“El poeta Halley”
WARNER

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

Son parte del triunvirato triunfador del indie junto a Vetusta Morla y Sidonie, cada uno en dimensiones distintas, pero igualmente válidas. Podemos hablar del indie de forma práctica, usando una etiqueta que ya no significa nada políticamente, pero que musicalmente sigue siendo válida. Por ahora, pop español no nos vale. Pero como en todos los movimientos, cada uno es de su padre y de su madre. Más o menos.

Love of Lesbian hicieron como Sidonie y pasaron del inglés al castellano. Con su disco «1999», la recompensa fue descubrir que se desenvolvían como maestros en el rock alternativo de estadio (entiéndase el término). Pero ellos se diferencian de los demás en su sentido del humor, en el surrealismo. Quizá «El poeta Halley» sea el mejor ejemplo de ello. Sin embargo, vamos a ir un poquito más allá y vamos a hablar de su inconformismo, de su capacidad de adopción, listos para dar hogar a una estructura compleja y a una sencilla melodía pop bajo el mismo techo. Sorprende mucho que comiencen tan folk con los primeros acordes de ‘Planeador’, pero enseguida entra la batería y el preciosismo pop. Por supuesto, con la hermosa voz de Santi Balmes. Se trata de una canción cien por cien Love of Lesbian que se distancia de los últimos trabajos del grupo por una luz que no encontraba hueco en canciones pretéritas; de hecho, es curioso que no la hayan escogido como primer single. Preciosa ligereza la de ‘Bajo el volcán’, la banda no toca el suelo y sigue sin hacerlo en ‘Cuando no me ves’, con las melodías y estructuras vocales empezando a complicarse. Más adelante también llama la atención el comienzo a voz y piano en plan crooner de ‘Los males pasajeros’, con tiempo para crecer a lo largo de sus casi siete minutos, una obra de arte, poética y atrevida. También cautiva la lenta ‘En busca del mago’ y la muy “beatle” y progresiva ‘Psiconautas’, que alcanza los diez minutos, ni más ni menos.

Pero todo está controlado. Son trece temas largos para un disco sobresaliente, y es que parece que esta banda se pone el listón alto y siempre llega. Alternan canciones más difíciles con otras más accesibles en un ejercicio estratégico fundamental.

 

 

Anterior crítica de disco: “Las lombrices de mi memoria”, de Jaime Córdoba.

 

 

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