El disco del día: Víctor Coyote

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«Sigue habiendo abundancia en los discos de Víctor Coyote. Abundancia de actitud, de estilo, de chulería y de sensualidad. Estos cuatro puntos cardinales convergen en canciones de aire clásico, con letras más crípticas que las imprecaciones directas y callejeras a las que nos tenía acostumbrados»

Víctor Coyote
“Dos años luz y cuarto”
EUREKA


Texto: CÉSAR PRIETO.


Sigue habiendo abundancia en los discos de Víctor Coyote. Abundancia de actitud, de estilo, de chulería y de sensualidad. Estos cuatro puntos cardinales convergen en unas canciones de aire clásico, quizás con letras más crípticas que las imprecaciones directas y callejeras a las que nos tenía acostumbrados, pero igual de voluptuosas y descaradas.

Son once canciones y un bonus trazadas por los personajes, Víctor Coyote siempre inventa personajes atrayentes y magnéticos. En esta ocasión unos extraterrestres que comprueban la vida en la tierra o en joven de cuello vuelto, trasunto de Rimbaud, que intenta un suicidio “a base de Cointreau”. Personajes del extrarradio de la realidad.

¿Los ritmos? Pues aquí y siempre bamboleantes. Esa ranchera con deje cañí que es ‘Ristra de mentiras’, el registro crooner ralentizado de ‘La zona oscura’ y un final deslumbrante en las melodías, ese gusto por los estribillos con media traza de himno y media de caramelo. Y en ese final, quizás la mejor letra, ‘Desde la cocina’, un velado homenaje a ‘La isla del tesoro’ de Stevenson. Con el permiso, eso sí, de ‘Mirarse el ombligo’, un Víctor Coyote a la manera de Quevedo: muerde el tiempo, hay pulsión en los objetos y testamento vital –en todos los sentidos- con preciosos arreglos de cuerda y propósito de enmienda. Víctor Coyote se ha convertido en ese artista que ha quemado etapas y ahora está por encima del bien y del mal. Ojalá siga así muchos años.

Anterior entrega del disco del día: The Lito.

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