El disco del día: Ron Sexsmith

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«Al final todo se resuelve en conseguir pulir con calidez cada tema y en el gusto por recrearse en las palabras al cantarlo. Y en eso, Ron Sexsmith sigue siendo un maestro»

Ron Sexsmith
«Long player late bloomer»
PIAS


Texto: CÉSAR PRIETO.


Permítanme introducir con una anécdota. Hace años –fue en mayo del 99– acudí a ver el concierto barcelonés de la gira de Elvis Costello y Steve Nieve; trajeron como telonero a un desconocido y joven Ron Sexsmith. Alguien desde el público, a medio concierto, le pidió ‘Strawberry blonde’ y el canadiense, boquiabierto, proclamó “¡It’s a miracle!”. Me enamoró esa mezcla de humildad y asombro, que creo que ha mantenido a lo largo de toda su ya extensa y firme carrera.

De hecho, éste es su undécimo disco, y continúa la sensación de que cada uno –algunos más eficaces, otros más torpes– moldea la esencia del pop clásico, busca perfilar canciones que resulten impecables y vestirlas con los arreglos más necesarios. Y aquí ya lo consigue a la primera con ‘Get in line’, una rodaja de pop perfecta, entre miles que corren por el mundo. La melodía que se mueve con impulsos de sangre, el estribillo que no golpea pero persiste en un aroma dulce, una voz sencilla y creíble, sus gotitas de Elvis Costello…

Hay más pasajes con hechizo y una lozanía especial, no se preocupen, y para el que comenta se concentran en esos momentos en que Sexsmith sigue de cerca a las voces serenas que han ido cantando al amor: McCartney, Don McClean, Steve Forbet, Lloyd Cole o si nos apuran de Crowded House. Tal sucede en ‘Miracles’, con un piano que destila suave congoja o en ‘Heavenly’, una preciosidad casi infantil, tan fresca que parece sostener gotas de rocío.

Las demás, no tan certeras, discurren por los mismos caminos. Un tacto confortable, dotado de especial sensibilidad para resultar creíble y cercano, tímido y abierto, como en ‘Believe it when I see it’. O un tono levemente country, como en ‘Eye Candy’. O una interpretación sublime, como en ‘Love shines’. Al final todo se resuelve en conseguir pulir con calidez cada tema y en el gusto por recrearse en las palabras al cantarlo. Y en eso, Ron Sexsmith sigue siendo un maestro.

Anterior disco del día: Russian Red.

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