El disco del día: Parade

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«Guiños y chispazos de imaginación que atienden al humor o a la melancolía, unas bases aquí más musculosas por la incorporación de guitarras y baterías reales y unas melodías que apuntan a la perfección»

Parade
«Materia oscura»
JABALINA


Texto: CÉSAR PRIETO.


El señor Parade se cita de manera autoreferencial al finalizar ‘¿Eres un robot?’; ausente, es suplantado por un hombre de hojalata especializado en sustituciones, así que el público ha de reconstruir la canción y el concierto y acceder a un mundo de replicantes. Este es el universo Parade –el genio oculto del pop español, lo repetiré en cada crónica–, guiños y chispazos de imaginación que atienden al humor o a la melancolía, unas bases aquí más musculosas por la incorporación de guitarras y baterías reales y unas melodías que apuntan a la perfección.

Ya en su anterior “La fortaleza de la soledad” –más atento a brillos dramáticos– se había reinventado levemente, y en este “Materia oscura” vuelve a aportar nuevas percepciones, si acaso mejores en el ámbito de la penumbra y la desolación, como en su primer disco la melancolía ocupa las canciones más bellas. Ahí están dos de esos temas que van calando a cada escucha y que separan a buen artesano del artista hondo y emocionante; ‘Partidario del desierto’ en primer lugar, con su desgarrada desazón romántica –el paisaje es un estado de ánimo- y ‘La muerte enamorada’, ese tecno selecto y lírico de los 80 que parece pedir la voz de Ignacio Valencia o de Germán Coppini.

También hay explosiones de ritmo, ‘Nunca bailo’, un leve aire de cabaret humorístico como en ‘El muerto despierto’ o ‘Innsmouth’ –a la manera de Lovecraft– e incluso balada italiana como en ‘El hombre con una bala en el corazón’. Sí, se trata de un disco heterogéneo en las formas, con canciones de resultados divergentes, pero unidas y cosidas con maestría en el mundo asombroso del señor Parade.

Anterior entrega del disco del día: Miguel Ángel Chastang.

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