El disco del día: Los Esclavos

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«Sea cual sea el futuro, ‘El gran apagón’ es ya uno de esos discos que marcan época y se tatúan en una carrera»

Los Esclavos
“El gran apagón”
AE DISTRO

 

 

Texto: EDUARDO TÉBAR.

 

 

El gran apagón. Es la fase que, tarde o temprano, acaba con el amor hechicero. Esa picadura dopante. Tras el embrujo, la rutina: el desencanto. Así se definía la más universal de las secuencias sentimentales en “Beautiful girls”, la película del malogrado Ted Demme. Título inspirador para el disco de Los Esclavos, principales escuderos del power-pop en Andalucía desde 2005. El grupo jienense-granadino pertenece a la escuela de Los Hermanos Dalton, el Lapido más vitaminado y aquellos Dorian Gray de Paco Chica –sus mayores cercanos–, con quienes comparten el gusto por la crónica emocional y la conciencia del paso del tiempo. Obviamente, “El gran apagón” no es el típico álbum estético y hueco de banda emergente. Aquí hay raigambre y melomanía.

El cantante, bajista y compositor Migue Pérez sabe de lo que habla. En este trabajo rehúsa el barniz luminoso de Teenage Fanclub y profundiza en textos y arreglos. Los Esclavos facturan una colección de canciones personal e identificable. Manteniendo el nivel de principio a fin. Aguijonazos sinceros. Honestidad ante todo. Melodía pegajosa, metales triunfales y lamento de pista de baile en ‘El día que estuvimos por ahí’. Sólidos juegos de voces y guitarras, a veces tirando a lo sureño, como en ‘Ella no lo sabe’. Aromas de country-rock: se respira el influjo de Jayhawks. También la mitomanía de museo doméstico, con guiños balompédicos a Juanito y al Pelusa (pop de quilates en ‘Vídeos de Maradona’), a Lennon en ‘Yoko y yo’ y a estrellas amarillentas del celuloide como Steve McGuinn. O ‘Brigitte Bardot’, el tema más longevo y afamado de su repertorio, que recuperan para la ocasión. Y otros detalles de altura: el cuidado tratamiento de riffs (‘Culpable’), o los medios tiempos preciosistas con pinza para el corazón y embriaguez de pianos y Hammond (‘Tiene’).

Corren días inciertos, incluso para una formación tan sólida como Los Esclavos. Sea cual sea el futuro, “El gran apagón” es ya uno de esos discos que marcan época y se tatúan en una carrera. Ah, y para no olvidar el power-pop de base, se despiden con una versión mineralizada del ‘Llegando hasta el final’ de Pegamoides. Necesitamos canciones así.

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