El disco del día: Ariel Rot

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«Ante todo, ‘La huesuda’ es una clase magistral de estilo. Y es que, cuando uno tiene el ‘savoir-faire’ de Rot, no precisa más que de buenas canciones»

Ariel Rot
“La Huesuda”
WARNER

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

Nuevo disco de Ariel Rot, es decir, nueva gran obra que escuchar, degustar y disfrutar. Su trayectoria es espléndida, pero eso no es nada nuevo para cualquiera que esté al tanto del lo que lleva ocurriendo en el rock español desde hace décadas. Como miembro de Tequila y Los Rodríguez dejó huella, como solista no ha sido tan exitoso comercialmente pero ninguno de sus álbumes baja del notable. No serán tan trascendentes para la radiofórmula como sus aventuras grupales pero desbordan calidad, especialmente desde que Los Rodríguez se disolvieran y él retomara su carrera como voz, guitarra y frontman.

Partiendo de “Hablando solo”, Rot ha construido una carrera coherente de rock clásico que, sin adherirse a modas, se deja corear sin revestirse de producciones «fashion». Sencillamente, el rock de este tipo no está de moda, y tampoco es un drama más allá de lo mucho que nos gustaría ver a Ariel –y a tantos otros– copar listas con los habituales méritos que registra en cada una de sus canciones.

Mi primer acercamiento a “La huesuda” no fue muy emocionante. Soy sincero, sus dos primeros adelantos no me entusiasmaron. Por muy bien que sonara, ‘Debajo del puente’ no dejaba de ser una canción recuperada de su disco solista del mismo nombre y ‘Para escribir otro final’ era una bonita balada, tan Rot, tan Rot que parecía moldeada a imagen y semejanza de otras anteriores. No, la idea de escuchar “La huesuda” no era muy excitante pero, claro, el último disco de Ariel fue un sobresaliente “Solo Rot” precedido del espantoso single ‘Papi dame la mano’. Quizá con “La huesuda” ocurriría lo mismo. Y ya lo creo que ocurre. Para empezar, la nueva ‘Debajo del puente’ se hace adictiva y esa preciosa ‘Para escribir otro final’ acaba desbordando. A partir de ahí todo va rodado y “La huesuda” se torna un disco con un carácter muy definido que entronca con aquel lejano y también fabuloso “Lo siento, Frank”, por diversidad y por la forma de abordar los estilos que ejercen de mimbres: swing (‘Rubias de New York’), rock lento (‘Puro frenesí’, quizá la mejor de todas), detalles rag time (‘Nunca es tarde para el rock and roll’), fronterizos (‘La huesuda’) y jazzies (‘Mil palabras sucias al oído’). Ariel hace tiempo que es un músico maduro, que sabe lo que quiere, que firma letras tan luminosas como sarcásticas, que ha vivido y cada vez inserta su pasado y presente con mayor destreza dentro de su música (enorme ‘En los últimos cien metros’).

Realmente, “La huesuda” es un disco encuadrable en la línea de las últimas obras de Dylan, un trabajo muy de la Norteamérica más fronteriza, de principios de siglo veinte hasta su mitad, los géneros abordados son similares, tratándose de caminos paralelos. No es exactamente un disco de baladas aunque cuatro de sus diez temas puedan encajar con la etiqueta, hablamos de una colección muy variada, unida por el sello de un Ariel que ha compuesto al piano su grueso (fijaos en la contaportada) y por la producción de Jose Nortes, el hombre de confianza del protagonista. Pero, ante todo, “La huesuda” es una clase magistral de estilo. Y es que, cuando uno tiene el «savoir-faire» de Rot, no precisa más que de buenas canciones, y aquí hay diez.

Anterior disco del día: Rumberos de Quatre Camins con Peret Reyes y Rafalito Salazar.

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