Duelo de ronda, de Vermú

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DISCOS

«Una combinación entre lo rural y lo urbano que los hace uno de los grupos más prometedores de la escena actual»

 

Vermú
Duelo de ronda
EL TRAGALUZ, 2023

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Llevan pocos discos Vermú, la banda de La Roda, un pueblo entre Albacete y Villarrobledo, pero demuestran una madurez bien asentada en sus cinco años de carrera y en este su segundo largo, un trabajo que combina alma de música tradicional con un músculo de rock. Curiosos los bandazos que da la música popular del siglo veintiuno, tras un periodo en que la electrónica dominaba los gustos del público, ahora parece que lo más actual son las antiguas seguidillas. Todo sea por el bien de las canciones, que es lo que importa, y Duelo de ronda, el reciente disco de estos manchegos, está bien surtido de ellas; quizá no en número, que únicamente cuenta con diez, pero sí en evocaciones y prestancia.

Las dos direcciones que marcamos se observan claramente en la que abre el elepé, “Agosto”, con una preciosa progresión melódica marcada por el piano y una textura muy delicada, con sutilidad en las armonías y fuerza en las guitarras. Un cuidado en los juegos de guitarras que da dulzura a las melodías en varios cortes del disco, por ejemplo, en la crónica de una despedida que es “En esta ruina”, una especia de rumba lenta, el apalanque que decía Gato Pérez.

Algo más potente resulta “Escombros”, justo en la mitad del repertorio, que abre paso a una segunda parte que amplía el campo y arranca con “La extranjera”, llena de percusiones obsesivas y vientos melancólicos. Todo supura dolor que se extiende a los fondos de las que cierran el disco. “Un viento de amnesia” cuenta con una melodía sublime que acompaña a los últimos días antes de una ruptura, tema axial de todo el álbum, y “El duelo”, ya lo sugiere el título, posee un tono de western oscuro, alargado en el fadeout final. Ya lo tenía “Envido y truco”, crepuscular y de aire cinematográfico y plástico. Y lo tenía “Me va quemando”, una canción que parece que cabalgue, con sus percusiones tradicionales, a la vez épica y modelada, como en los años setenta a la manera de los grupos de Eliseo Parra, con sus rabeles, panderos cuadrados y tabla de lavar.

En medio de esta melancolía se sitúa “Somos desastre (Que te den)”. Con su aire de rabia nada contenida, es la que más levanta el aire popular en sus coros y sus estructuras rítmicas. Parece una canción de Nuevo Mester de Juglaría, si volvieran hoy en día. En sus letras abordan siempre la despedida, sin contexto, sin detalles. En su música, sin trasmitirlo directamente, usan todo el bagaje del indie para moldear un espíritu popular, una combinación entre lo rural y lo urbano que los hace uno de los grupos más prometedores de la escena actual.

Anterior crítica de discos: Get real, de CVC.

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