Discos: «Sol», de Ataque de Caspa

Autor:

«Un pedazo de los ochenta en estado puro que ha sido trasladado a nuestros días y goza de una nueva lectura»

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Ataque de Caspa
«Sol»
DISCOS WALDEN

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Curiosa historia, cuanto menos, si no modélica. Ataque de Caspa fue un grupo que a mediados de los ochenta grabaron una maqueta y telonearon en alguna ocasión a Los Nikis, de hecho eran amigos desde la infancia. A las puertas de negociar un epé con una independiente no sintieron la necesidad de seguir y fueron abandonando. Ahí quedó su legado, escaso, casi inexistente. Pasan veinticinco años, han desfilado decenas de estéticas, cientos de grupos tras ellos y de pronto, en una conversación casi banal entre fans y grupos surge el recuerdo de que hay una banda que, lustros atrás, parecía representar el espíritu de 2010. Se rebusca su maqueta y, “voila”, ahí estaban unas canciones especiales que sin dejar de ser pop venían marcadas por una sensibilidad diferente a la época; se reconoce en ellas la posmovida, pero llegan a soluciones que no se alcanzan hasta mucho después.

Se traspasa entonces la maqueta a vinilo y se acompaña de versiones hechas por lo más granado del “underground”, Klaus & Kinski, Linda Mirada o Triángulo de Amor Bizarro. Bien, un grupo felizmente recuperado.

Pero no acaba aquí la cosa, la experiencia es tan gratificante que varias discográficas se alían para grabarles todo un elepé, poco a poco se van presentando canciones y sí, son incluso más deslumbrantes que las «vintage», y así se llega de golpe a la sublime maravilla que es “Sol”, tan luminoso como el astro. De las diez canciones dos –‘Nigeria’ y ‘La pesca’– se han vuelto a grabar desde la maqueta y ‘Ahí estás’ es una versión del ‘There she goes’ de The La’s, que ya hicieron en sus escasos conciertos. El resto, material nuevo. Y del bueno.

No es arqueología, como parecían prometer; Ataque de Caspa es un excelente grupo con sugerentes canciones. La que abre el disco y se titula como el conjunto es un gajo de pop por la cara, voces acogedoras, guitarras sólidas y letras de fantasía. Tres minutos de melodía y tratamientos demoledores. Afortunadamente ya no son un grupo perdido y ha visto la luz el disco que pudieron haber grabado entonces, pero en 2014, tras La Buena Vida y Los Punsetes, tiene tanto sentido o más que la totalidad de los grupos nuevos. No sabe este cronista si ponerle la etiqueta de antecedente, pero desde luego se integra con absoluta comodidad en nuestros días.

Han eliminado la leve oscuridad de sus inicios, de la que aún hay apuntes en ‘Absurdo’, y empujan en su defecto oleadas de coros pimpantes y guitarras saltarinas en ‘Día esperado’, un chispeante ska a lo Madness con teclados contagiosos y letra de viaje por el cosmos, cierto ritmo funky como el que hacía el Donosti Sound en ‘Cruasán’, con esa satisfacción de la amargura… Y eso sin contar las canciones ya conocidas que basculan entre las aventuras tribales y la terminología periodística, tan afín a los Punsetes, tanto más si contamos que la voz de Carmen es sorprendentemente parecida en su textura a la de Ariadna.

El final es de traca, conviertan a la versión de The La’s y a ‘Gritar’ en un par de esas canciones que de puro sencillas desbordan imaginación, nada destaca pero hay en los pequeños solos, en la pegada rítmica, un intangible aroma a perfecto. Regusto final: un pedazo de los ochenta en estado puro que ha sido trasladado a nuestros días y goza de una nueva lectura. Queda lejos de esta reseña indagar sobre futuros y perspectivas, ni siquiera interesa. Lo que hay cierto es que, casi como un milagro, el pop español dispone de diez canciones recientes, limpias  y excepcionales.

Anterior crítica de discos: “Ghost stories”, de Coldplay.

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