Discos: «Amor y ruido», de Parade

Autor:

«Sin nada que demostrar porque ya lo ha demostrado todo para los que lo seguimos»

parade-27-10-13

Parade
«Amor y ruido»
JABALINA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Parade se ha asentado perfectamente en Jabalina con éste ya su cuarto elepé –si contamos el recopilatorio– y sigue pergeñando un repertorio imaginativo, claro, plagado de fantasía melódica. Pero una de las marcas de fábrica que los devotos de Antonio Galvañ esperamos con cada disco es que se reinvente un tanto, lo suele hacer y aquí lo despliega en dos direcciones: en primer lugar un uso de instrumentos acústicos que alcanza mayor profusión que en anteriores entregas y en segundo lugar unos contenidos que toman como presencia el tema del amor a la manera de la canción romántica italiana o francesa, influencias que estaban presentes desde siempre en las partituras, por otra parte.

Y, como siempre, sale triunfante de los nuevos caminos, basta escuchar ‘Morninha’ que tiene tanto de este ritmo caboverdiano como del pasodoble o del bolero, latina al fin y al cabo, sea lo que sea, pero también doliente, una canción para bailar bien arrimados, de azúcar amargo y arreglos de primor. Sin duda, impresionante.

Así es como comienza el disco con una tendencia a la música ligera –que, cuidado, a veces son palabras mayores– en ‘La vida tal cual’, a lo Gino Paoli, con unos coros finales dignos de un festival, o la fanfarria mediterránea de ‘Reality en la casa encantada’, con Georges Brassens como referente.

En todo caso, esta última, un divertido «reality show» con los concursantes sometidos a los pálpitos de una mansión llena de fenómenos extraños, aporta la versión conocida de Parade, aquella en la que reduce los tópicos y tramas de serie B a mera estructura pop de tres minutos. Lo que ocurre es que selecciona las versiones tiernas de los misterios, así sucede en ‘Amor romántico’, la balada sentimental a piano y voz en que el vampiro tradicional defiende que la esencia es la suya y no la de las versiones modernas.

También hay espacio para el pop en estado puro, el single –‘Tierra posapocalíptica’– recupera la presencia de las guitarras en un escenario propio de «Mad Max» y con un ritmo tan Motown como ‘Amor alien’, historias de abducidos a la manera también de McCartney, o como ‘Los muertos vivientes’ que de forma bastante evidente –como en ‘Si no fuera por ti’– presenta contenido político. Otra de las novedades del disco, como esa versión surrealista de los superhéroes en ‘Marc Modular’, un valsecito vainiqueño en que los detectives con poderes usan las reglas de la patafísica.

Ya es un tópico estúpido tras siete discos hablar de talento escondido, llega Parade a una cierta sensibilidad de cierto público y llega bien, también con este nuevo disco, un disco de Parade, con las referencias a las que estamos acostumbrados, con más amplitud, con temas e incidencias italianas y francesas y sin nada que demostrar porque ya lo ha demostrado todo para los que lo seguimos.

Anterior crítica de discos: “Volcán”, de The Right Ons.

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