Diez claves esenciales para saber cómo fue el Festival do Norte

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[En la foto: Delafé y las Flores Azules.]


Este fin de semana tuvo lugar la décima edición del Festival do Norte. En su aniversario, el festival no quiso presumir ni hacer celebración al margen de lo que siempre han hecho: una selección de artistas con criterio y una dedicación a un público fiel que siempre sale satisfecho. Xavier Valiño estuvo allí y nos da una visión distinta a través de sus aspectos más destacados.


Texto y fotos: XAVIER VALIÑO.


Festival do Norte
Vilagarcía de Arousa, recinto FEXDEGA
6 y 7 de mayo de 2011


1. ‘Love will tear us apart’
Si hubo un momento para el recuerdo, ese fue cuando todo el público del escenario principal se puso a entonar en el estribillo más recordado del grupo de Ian Curtis tras el repaso que su compañero Peter Hook acababa de hacer de «Unknown pleasures» y este single. Sin embargo, este gesto espontáneo no debe llevarnos a engaño: una canción no es un concierto, y, al menos en esta ocasión, lo de Peter Hook sonó más bien a maltrato del legado de Joy Division, a pesar de llevar en su banda a un batería y un guitarrista tan jóvenes como espectaculares.


2. Peter Hook
Aunque por la noche no saliera airoso en su reinterpretación de dicho álbum, horas antes, en una entrevista-coloquio con el público, tras el pase de la película «Control» de Anton Corbijn, Hook se mostró accesible y muy locuaz, con el punto perfecto entre la ironía y la consciencia de su relevancia con Joy Division y New Order. También contó muchos detalles no tan conocidos: que si Joy Division nunca se malearon porque nunca vieron nada de dinero mientras existieron, que si el nombre lo eligieron tras descartar The Slaves of Venus, que si Ian Curtis le robó la forma de bailar a Iggy Pop… Todo un lujo de charla.

3. Nic Offer
El cantante de !!! fue la auténtica conmoción del Festival. Su concierto se recordará durante años. Frente al resto de su banda, inamovibles aunque perfectos haciendo funk para los tiempos modernos, él no paró de arengar al público y mezclarse con ellos una y otra vez, bajando del escenario cuantas veces fuese necesario y poniendo al equipo de seguridad al límite. Toda una fiera desbocada que minutos antes del concierto se paseaba leyendo un libro por la parte de atrás del escenario.

4. El baile
No deja de ser curioso ver a una parte del público, más cercana a la música independiente, bailando las cumbias de Joe Crepúsculo. Será que en Galicia, se quiera o no, las orquestas de los festejos populares han calado en el subconsciente popular. Pero no fueron los únicos. Con Ellos también se bailó. Y con London Guns, aunque lo suyo era más previsible, por cuanto se trata de dos baterías (de The Libertines y Babyshambles) tocando percusiones sobre la música que ellos mismos pinchaban. Evidentemente, McEnroe representa todo lo contrario, así que también había forma de compensar tal desmadre.

5. Delafé y las Flores Azules
Se podía escuchar antes de su concierto que a los catalanes ya se les había pasado el momento. No sé si es el caso en disco, pero en directo siguen siendo el grupo estatal que consigue sacar a la gente una expresión de felicidad tonta durante una hora. Además, no hay duda de que se lo trabajan sobre el escenario (y detrás también, preparándose a conciencia). Mejor no dejarse llevar por los prejuicios y disfrutar, que tampoco hay que sentirse culpable por ello.

6. Pony Bravo
El otro momento inolvidable de los dos días de conciertos lo pusieron Pony Bravo. Favorecidos por un retraso involuntario de Sexy Sadie y con 10 minutos más de concierto, los sevillanos hicieron honor a una de las propuestas más personales y atractivas del pop estatal de los últimos años. No se conforman con lo primero que se les ocurre a la hora de componer, tampoco lo ponen totalmente fácil en su directo, pero al poco tienen a todo el mundo a sus pies. Con unas bases rítmicas poderosas y unas líneas de guitarra especiales, Pony Bravo llegaron de Andalucía a conquistar el Noroeste. Y J (Planetas) parecía entenderlo perfectamente desde un lateral del escenario.

7. Tormenta eléctrica (O cómo utilizar los elementos en contra a tu favor)
Hasta que Jaime, cantante de Sexy Sadie, pidió disculpas en el escenario, casi nadie sabía que una tormenta eléctrica en Madrid estaba poniendo en apuros al Festival. Con cinco horas de retraso sobre la hora prevista llegaron al recinto los mallorquines, aunque su concierto solo se retrasó finalmente 25 minutos. También Triángulo de Amor Bizarro, tras dormir solo tres horas, tuvo que sufrir una espera de dos horas en el Aeropuerto de Barajas, aunque en su caso no hubo retrasos. Sexy Sadie hizo el trayecto de Vigo a Vilagarcía rebasando ampliamente el límite de velocidad. Puede que fuese la tormenta y/o la velocidad y/o la falta de sueño, pero el caso es que los dos grupos salieron a arrollar desde el inicio. Esperemos que les perdonen las multas.

8. La edad de oro del rock… gallego
Ya se ha dicho: lo de Triángulo de Amor Bizarro fue un pase tremebundo, de apisonadora sónica. El grupo no es sino la cabeza de león de una escena gallega que nunca ha tenido tantos grupos y tan interesantes, así que es justo que tengan su lugar en el Festival (como siempre ha sido), incluso con sitio en las mejores horas, como en esta ocasión. Además de los ya veteranos Nadadora, detrás vienen ya otras propuestas tan viscerales como Franc3s, Diadermin o Srasrsra (bien ramonianos: unas veinte canciones en quince minutos). Lo mejor, ver como todos ellos, además de dar sus bolos, bailan y disfrutan con los conciertos de los otros. Y J, de nuevo, que no perdía detalle.

9. Pop británico
De los USA llegó el grupo a recordar, !!!, pero el Festival do Norte siempre ha tenido más vocación británica. Dentro de sus limitaciones presupuestarias, se pueden permitir recuperar a The Vaselines, quienes, por cierto, estuvieron mejor que en el Primavera Sound de hace dos años. Hubo más, todos debutantes en disco y en directo por aquí, lo que es todo un logro a contar en el haber de la organización, aunque luego los resultados fueran más dispares. Chapel Club parecen tener más futuro, recuperando el sonido oscuro de los años de Joy Division, Echo & The Bunnymen o los primeros U2. Mirrors, tan elegantes como Kraftwerk (o al menos eso quisieran) miran también hacia aquellos años, aunque lo suyo sea el techno. May 68, con un pop bailable que pretendían contagiar sin mucho éxito, tuvieron su mejor momento cuando su cantante salió a hacer un tema con !!! (sí, ellos otra vez).

10. La lluvia
Pasar por un festival y que la lluvia del sábado (y los charcos dentro y fuera) no sea lo que uno más recuerda ya es todo un mérito. Por suerte, gracias a la previsión, ambos escenarios contaron con su correspondiente carpa, ajustando mejor el sonido el sábado. Es, tal vez, la mejor imagen de un festival pequeño (solo en comparación a otros), manejable, cómodo y promovido por una pequeña pero irreductible célula musical en un lugar como Vilagarcía de Arousa, tan preocupada por los últimos descubrimientos musicales como por tratar con respeto al público (ejemplo claro: las excelentes crepes de uno de los puestos de comida). Para repetir, claro, aunque vuelva a llover.

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