De estreno: Leticia Rey

Autor:

«La sensación de satisfacción y solemnidad encima de un escenario es indescriptible»

 

Por la alineación de su nombre y apellido podría venir de Zarzuela, pero no: Leticia Rey es de Pontevedra. Influida por Led Zeppelin, Jeff Buckley o Aline Frazao, acaba de debutar en solitario con un disco titulado Lux y ha colaborado con artistas como Xoel López.

 

Texto: EFE EME.
Foto superior: JUAN LUIS RÚA. Foto interior: FER LAMAS.

 

Hay que tener las cosas muy claras para debutar con un disco en directo y, además, que ni siquiera sabía su responsable que se estaba grabando. Eso es Lux, el debut discográfico de la pontevedresa —afincada en A Coruña— Leticia Rey. Ella misma nos lo presenta.

 

¿De dónde vienes (físicamente y otras bandas)?
Físicamente vengo del éter, mismo lugar de donde saco mis canciones. Mi madre me dio a luz en la provincia de Pontevedra, y viví hasta hace poco en un pueblo llamado Vila de Cruces. Ahora estoy afincada en Coruña desde hace dos años. En cuanto a otras bandas, nunca había estado en ninguna, este es mi primer proyecto.

 

¿Cómo nace tu proyecto solista?
Yo creo que nació conmigo. Desde que era una niña repetí que quería ser cantante. Por supuesto, uno no sabe por dónde empezar, pero me preparé musical y vocalmente desde bastante pequeña. Hace unos años, me di cuenta de que la composición también era parte de mi vida, y que llevaba escribiendo canciones mucho tiempo. Animada por mi maestro de canto, me decidí a enseñarle al mundo mis creaciones. Estaba aterrada, pero fue la mejor decisión que pude tomar. Me presenté al concurso Sonidos Mans de la Fundación Paideia en 2020 y lo gané. Y a partir de ahí la cosa empezó a coger forma. Me rodeé de buenos profesionales y personas fantásticas, y el proyecto pudo crecer un poco hasta lo que es hoy.

 

Describe tu sonido.
Diría que mi sonido es «etéreo». Estoy muy conectada con mi proceso espiritual y con el lado esotérico de la vida. Los disfruto, y siento que la música es la manera en que yo expreso este proceso; el camino de la creación. Intento que sea un sonido envolvente, que rodee a los oyentes y los transporte a otro estado. Creo que mis canciones tienen una suavidad externa que esconde una fuerza pulsátil, firme y constante en el interior. Tiene tintes progresivos, también de folk, y, por supuesto, de jazz. Al final, inconscientemente, mi música es una caja de todo de lo que me he estado nutriendo durante años, tanto a nivel musical como a nivel artístico, en general. Uno es de lo que se nutre, en la vida y en el arte.

 

Principales influencias.
Me siento profundamente influenciada por los sonidos de Berrogüetto, y en especial por Led Zeppelin. También del gran Jeff Buckley. Me encantan el jazz, la bossa nova. Artistas como Joyce, Tom Jobim o Joao Gilberto. Bill Evans. Me inspiran muchísimo. Aline Frazao, otra de mis grandes admiradas. Artistas más folk, como Ane Brun, Gregory Alan Isakov o Dodie Clark. También Billie Marten. Aurora, en la onda más actual y electrónica, también me encanta.

 

¿Cómo definirías tu nuevo disco?
Mi disco es un viaje espiritual del símbolo del Sol al símbolo de la Luna. Es el viaje interior que he experimentado los últimos años. Del consciente al subconsciente, del mundo real al mundo de los sueños. De lo más externo al profundo interior del ser humano. Pretende dejar viajar al oyente por una paleta de sensaciones y colores que van desde tonos como el dorado o el amarillo, pasando por los naranjas del atardecer, los azules de la mágica hora azul, y terminando en los profundos azul oscuro y violeta de la noche.

 

 

Tu disco suena, o te gustaría que sonara, como los de…
Más que querer que suene como alguien, me gustaría que mi disco hiciera viajar, como me han hecho viajar a mí otros discos, por ejemplo, Caravanserai, de Santana o Quintessence, de Bill Evans. Y, por supuesto, Pink Floyd con su The dark side of the Moon.

 

Cinco discos de cabecera.
Houses of the holy, de Led Zeppelin; La cosecha, de Nano Stern; Stan Getz and Bill Evans, de Stan Getz y Bill Evans; Live in Scandinavia, de Ane Brun, y Movimento, de Aline Frazao.

 

Cinco canciones perfectas.
“Barro tal vez”, de Luis Alberto Spinetta; “Salamandra”, de Ganso; “La complicidad”, de Perotá Chingó; “Pompeya”, de Mati Mormandi, y “No quarter”, de Led Zeppelin.

 

¿Prefieres estudio o directo?
Me gustan mucho los dos. Me encanta la magia del directo. Es indescriptible la sensación de satisfacción y solemnidad encima de un escenario. Creo que es la culminación del proceso creativo. Pero el estudio también tiene algo muy interesante. Es el laboratorio, y se pueden conseguir resultados y sonidos increíbles y complejos que no son posibles en los directos. Además, se aprende muchísimo grabando en estudio.

 

 

¿A quién te gustaría telonear?
Es la pregunta que más me ha costado contestar, pero yo creo que a Aline Frazao. Es una mujer que me inspira muchísimo y a quien admiro un montón. No solo me encanta su música, sino que admiro su trayectoria. Sus canciones son potentes, me transmiten fortaleza, garra, pasión y raíz. Además, me encanta el portugués y la mayoría de artistas que componen en esta lengua suelen tener esas influencias de la bossa que me arrastran completamente. Sería un honor para mí, desde luego.

 

¿En qué disco de homenaje te gustaría participar?
Homenajearía por supuesto a Led Zeppelin. Me parece uno de los mejores grupos de la historia. Empecé a escucharlos a los quince y me calaron muy hondo. Canciones como “The rain song” o “No quarter” me parecen de una complejidad sensorial y espiritual abrumadoras. Sus discos han marcado varias épocas importantes de mi vida y es un grupo que no me canso nunca de escuchar, le tengo muchísimo cariño.

 

¿Qué canción del disco es la que mejor te representa?
Yo creo que “Sneaky, delicious” o “Waning Moon”. Creo que en ambos temas conecté mucho con esa profundidad interior y fui capaz de traducir en sonidos exactamente lo que estaba sintiendo. Ambas hablan del contacto místico con uno mismo en la soledad nocturna, venerando la luz de la luna, dejando salir el sonido libremente como quiera manifestarse. “Waning Moon”, de hecho, habla del propio proceso creativo como veneración a la luna.

 

«En mi proyecto Kitchen Sessions invito a músicos amigos a tocar un tema en mi cocina, de forma divertida y distendida»

 

¿Cómo eres encima de un escenario?
Sobre todo creo que soy espontánea y natural. No hay personaje, soy la misma persona que media hora antes, pero subida a un escenario y haciendo lo que más le gusta. Muy calmada, a pesar de mis nervios. Siempre me pongo muy nerviosa, pero me muevo despacito, afino la guitarra tranquilamente, bebo agua entre tema y tema, me tomo mi tiempo para ajustarlo todo y para regalarnos un silencio antes de volver a hablar o a cantar. Creo que el silencio también es muy necesario en este viaje. Me tomo los conciertos con mucho respeto hacia el público, hacia el escenario, hacia mis compañeros, hacia la música y hacia mí misma. Siento que es un momento energético muy especial, casi ritual. Aun así, siempre hay espacio para soltar alguna payasada o alguna broma. Soy como en mi vida diaria, calmada pero firme, me gusta pisar sobre seguro. Me lo llevo todo bien estudiado y ensayado, me llevo las letras por si pudiera equivocarme. Y, sobre todo, sobre todo, sobre todo, me dejo volar. Canto mucho con los ojos cerrados y a veces pierdo la noción del espacio. Con ellos abiertos, me gusta muchísimo mirar a la gente, sonreír, establecer contacto. Siempre se establecen conexiones preciosas con alguna gente, y al terminar el concierto es precioso ir a darles un abrazo y agradecerles la energía tan especial que han aportado al momento.

 

¿Qué planes tienes este año?
Seguiré presentando mi disco Lux durante este 2023. Tengo varios conciertos a la vista, entre los cuales tengo una fecha en Madrid, el 4 de marzo, en el Peor para el Sol. Será mi primera vez tocando en Madrid y me hace mucha ilusión. También estoy muy implicada con mi proyecto Kitchen Sessions, en el que invito a músicos amigos a tocar un tema en mi cocina, de forma divertida y distendida. Me encanta este proyecto por su carácter espontáneo y sin artificio, y por darme la oportunidad de compartir un ratito musical y personal con gente tan interesante. He tenido ya a Xoel López y a Fer Lamas, el batería de su banda. Los temas están en mi canal de YouTube. Por otro lado, sigo componiendo otro concepto diferente, otro ciclo de canciones, algunos temas que tengo en mente para un epé más jazzero, y un epé en gallego, aunque el proceso creativo va con calma y me lo tomo con paciencia y con amor.

 

Tienes cincuenta palabras para vender tu primer disco. ¡Adelante!
Lux es una epifanía, descubrir otro lado que estaba oculto en uno mismo. Está grabado en directo, en un concierto que fue especialmente mágico para toda la banda. No sabíamos que se estaba grabando, y jamás imaginamos que sería un disco. Os animo a que lo escuchéis y os suméis a este viaje colectivo tan emocionante.

Anterior De estreno: Juan Azul.

Artículos relacionados