Cousin, de Wilco

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DISCOS

«Será el efecto Le Bon, pero Cousin bien podría pasar por el disco más conseguido de la banda desde hace tiempo»

 

Wilco
Cousin

dBpm, 2023

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

La intrahistoria de este nuevo disco de Wilco habla de un montón de canciones escritas y Jeff Tweedy y sus compinches incapaces de descartar, seleccionar y avanzar. En ese momento, Tweedy recuerda su amistad con la galesa Cate Le Bon, una de esas muchas mujeres que hacen buena parte de la música más interesante de los últimos años. Lo siguiente fue proponerle la producción de su decimotercer álbum, la primera vez en veintiún años que permiten que alguien ajeno ponga sus manos sobre ellas.

Pues bien, será el efecto Le Bon, pero lo cierto es que Cousin bien podría pasar por el disco más conseguido de la banda desde casi exactamente el mismo lapso de tiempo. Es cierto que desde A ghost is born (2004), en el que hay cierta unanimidad en considerarlo su último disco intocable, siempre han editado discos interesantes con varias canciones destacables en cada uno y otras que han pasado a formar parte de sus directos.

En esta ocasión, ya el inicio “Infinite surprise” sentencia que estamos ante la mejor apertura de un disco suyo desde “Art of almost”, el insuperable inicio de The whole love (2011). La emocionante “Leeve”, la muy Harrison “Evicted” o esa otra maravilla que es “A bowl and a pudding” son algunos de los momentos que sustentan su mejor colección de canciones recientes. Puede que la concreción —diez canciones en cuarenta y dos minutos—, el haber tenido mucho donde elegir, el haber tomado algún riesgo más de lo acostumbrado al contar con la visión de alguien de fuera o, sí, la cuidada producción de Cate Le Bon, hayan ayudado —“Sunlight ends” es donde más se nota su mano—. Por lo que sea, Cousin se hace finalmente un hueco especial tras esos cuatro discos sagrados de la banda que todos conocemos.

Anterior crítica de discos: Knebworth 22, de Liam Gallagher.

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