Corriente alterna: Las canciones de los muertos

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«Cuando uno echa una ojeada a su colección particular, puede ver la vida desde múltiples perspectivas, los lomos de cada vinilo o cedé son puntos de vista, acciones, palabras, encuentros y desencuentros. Es tu vida contada por ti, pero también por otros, es el pasado y el presente»

 

Juanjo Ordás está convencido de que los muertos viven en el recuerdo de canciones y discos con más nitidez que en cualquier imagen.

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

Pienso en un cumpleaños de mi padre. Lo recuerdo bien porque nos llevamos pocos años, seguramente se trataba de su cuarenta y un cumpleaños, quizá cuarenta y dos. Uno de sus amigos le regaló un cedé. Mi padre y yo nos llevamos poca edad relativamente hablando, en aquel momento yo tendría unos diecisiete años, plena adolescencia rockera y con muy pocos prejuicios en unos casos y muchos en otros. Así, cualquier disco que le regalaran a mi padre tenía muchas papeletas de acabar en mi walkman, al menos para hacerme una idea de qué se trataba. Al desenvolver el cedé, pude comprobar que era un disco de Celine Dion. Desde luego, la canadiense estaba fuera del radio de acción de mi progenitor y mío, pero la candidez y buena intención de aquel amigo hizo que mi padre lo recibiera con los brazos abiertos. Yo me desentendí. Hoy, ese amigo ya no existe. Murió hace un tiempo y aquel cedé se revaloriza en mi memoria. Su título, ironicamente, era “C’est pour vivre”.

Ello me lleva a reflexionar en el recuerdo que las personas dejan en la vida de otros mediante la música. ¿A cuántos viajes, caras o situaciones eres capaz de poner banda sonora? Seguramente que a muchos. A su manera, los seres queridos que ya no están siguen vivos gracias a canciones y discos. Y digo vivos en el mejor sentido de la palabra. Con cada pérdida hay una importante parte que dejar ir y otra que conservar, y esta última es la que llega en forma de canción. Aquel disco que te regalaron, incluso aquel que prestaste y jamás te devolvieron, aquella canción que hacíais sonar entre humo, aquel cedé que sonó durante todo el trayecto en coche. Las canciones pueden capturar momentos con más nitidez que cualquier fotografía, porque en el fondo la canción es una cámara y el fotógrafo eres tú.

Cuando uno echa una ojeada a su colección particular, a su discoteca propiamente dicha, puede ver la vida desde múltiples perspectivas, los lomos de cada vinilo o cedé son puntos de vista, acciones, palabras, encuentros y desencuentros. Es tu vida contada por ti, pero también por otros, es el pasado y el presente. Dicen que a veces los muertos hablan, yo diría que más que hablar suenan.

Anterior entrega de Corriente alterna: Con la música no se juega.

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