Como ladrones sorprendidos, de Mi Capitán

Autor:

DISCOS

«Han vuelto a conseguir un disco brillante y lleno de buen hacer para los que gusten de guitarras potentes y ecos del pasado»

 

Mi Capitán
Como ladrones sorprendidos
AUTOEDITADO, 2023

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Ellos se rebelan cuando alguien los califica de supergrupo. No lo haremos así, pero es obligado, para situarnos, contar que Mi Capitán cuenta con músicos que tienen amplia trayectoria en otras bandas como Love of Lesbian, Sidonie o Standstill, gente curtida en esto de los estudios de grabación y las giras, que ya van por su tercer elepé. En los dos anteriores parecían tener hambre de rock, y en este también. Con solo saltar a la arena “Apuntando a tu sien”, la canción que abre el disco, nos aborda una guitarra ruidosa, puro rock duro, un punto en la voz de Gonçal Planas que casi llega al falsete, y unas letras en el más puro estilo Barón Rojo. El septeto continúa con canciones de este cariz, aunque no duda en entretenerse con otros estilos para volver, como eje vertebral, a un sonido potente y bien marcado. Atento al glam en alguna ocasión, como en “La voluntad”, cercana a “Sweet Jane”, con aire de guateque y palmas llenas de alegría.

Dentro de esta estética, “Tan fácil” cambia la voz hacia la sugerencia, aunque sigue basándose en el riff y en los solos stonianos, dignos continuadores del rollo en la facción cercana a Leño. “Todo se puede en el atardecer” completa el tríptico inicial. Esta ya empieza con el solo directamente y continúa con los mismos parámetros, los de la fuerza y la densidad. Cuanto más rugiente mejor.

El primer viaje fuera de estos cánones es “En mi cabeza”, más calmada y elegante, casi podría pasar por una canción pop o, por lo menos, con mayor dulzura. La voz a veces quebrada y a veces melosa —aunque apenas hay palabras, los instrumentos lo devoran todo— la hace cercana al AOR, ese género que a finales de los setenta dio tantos sinsabores, pero que hoy se antoja hasta simpático. “Reacción en cadena” sigue por este camino y magnetiza con sus coros que se van solapando al final, con un regusto a los tiempos de armonías vocales y un ritmo contundente y alegre que esconde una letra bastante cruel.

De golpe, en nuestro paseo, volvemos al rock duro, a los fondos sencillos y machacones en “Ve con cuidado”, pero acaba pronto este paisaje. “El remedio” es más contenido, más pop, aunque la letra habla de la angustia y la soledad y siempre hay juegos de guitarras de fondo, fuerza y detalle que se recuperan de inmediato con “Pienso en cuando era posible”, un riff que recorre toda la canción y que va manteniendo el músculo para crear sensaciones, sensaciones de baile, de funk, de noche en que el hedonismo se convierte en lo más importante.

“Bruce Lee” se decanta, para cerrar el disco, por caminos diferentes. Comienza con toques orientales y poco a poco va transformándose en blues, da paso a una voz que tiene tono de profecía y, desde ese momento, el reposo y la exaltación se van alternando en un corte que recuerda sobremanera los tejidos de David Bowie.

En definitiva, Mi Capitán han vuelto a conseguir un disco brillante, con diez canciones esplendorosas, mucho más variado y lleno de buen hacer para los que gusten de guitarras potentes y ecos del pasado.

Anterior crítica de discos: The singles. Volume 01, de The Strokes.

 

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