C’mon you know, de Liam Gallagher

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DISCOS

«Este es el mejor disco en solitario de Liam. Quizá el mejor disco en solitario de un Gallagher. Así de claro»

 

Liam Gallagher
C’mon you know
WARNER, 2022

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

Este es el mejor disco en solitario de Liam. Quizá el mejor disco en solitario de un Gallagher. Así de claro. Quién lo iba a decir. El hermano pequeño siempre fue el menos dotado musicalmente, para qué nos vamos a engañar. Pero siempre tuvo la imagen, el carisma, la chulería y la actitud que le faltó a Noel. Eso también. Y ahora cuenta con un factor extra que no le era tan inherente: la sagacidad. El saber rodearse de los escritores y los colaboradores adecuados. El haber madurado y saber hasta dónde puede llegar, qué es lo que se le da bien y lo que no. El sacar petróleo de sus virtudes básicas. A saber: el eficiente Andrew Wyatt a la producción y rúbrica, un Greg Kurstin (Foo Fighters, Beck, Paul McCartney) menos presente de lo habitual –por su pluriempleo–, pero muy oportuno en cortes como “Everything’s electric”, unas colaboraciones pintonas que tampoco le restan foco (la de Dave Grohl en este último tema, con el ritmo guiñando el ojo al “Sabotage”, de los Beastie Boys, y la de Ezra Koenig, de Vampire Weekend, en “Moscow rules”) y una diversa baraja de canciones, efectiva y hasta un pelín audaz para lo que Liam estila.

Basta escuchar esa “I’m free”, que podría llevar la firma de Paul Weller, con su arranque en modo rock and roll a turbopropulsor y su insospechado interludio dub. Los coros gospel del tema titular, la psicodelia de “Don’t go half way”, los habituales tributos beatleianos (“Oh sweet children”) y los cánticos infantiles de “More power” fluyen con naturalidad en un disco que se escucha con agrado y ligereza, y no bajo la pesada digestión que procuraban aquellos primeros pasos al margen de la banda madre en los prescindibles Beady Eye.

Este disco dignificará sus directos y puede que hasta logre que sus fans dejen de tener la sensación de que la vida es eso que ocurre entre cada una de las canciones de Oasis que reanima sobre el escenario.

Anterior crítica de discos: Cruel country, de Wilco.

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