Cruel country, de Wilco

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DISCOS

«Muy buen disco, pero si se hubieran quedado con once o doce canciones, de las veintiuna que lo integran, hablaríamos de excelencia»

 

Wilco
Cruel country
DBPM RECORDS, 2022

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Que, para empezar, Wilco hayan vuelto al country rock de sus inicios, como apuntaban en sus declaraciones y en los adelantos de este Cruel country, ya es algo destacable. Por el hecho en sí, esa vuelta a los orígenes, y también por cumplir con lo que dicen. Y es que nos hemos acostumbrado en este mundillo musical a que nos den gato por liebre. A anunciados retornos a sonidos que luego no suceden. A detalles que se señalan a bombo y platillo y luego quedan en el olvido. Tweedy y los suyos no lo han hecho. Dijeron que este disco iba a ir en la línea de A.M. o Being there y por ahí van los tiros.

Hablando de Jeff: parece que el líder de Wilco se ha tomado muy en serio sus propias palabras en el libro Cómo componer una canción (Contra, 2021) y se ha sacado de la manga más de una veintena de ellas, algo que, para qué engañarnos, lastra un poco el resultado. Y es que estamos en lo de siempre. Disco doble que si hubiera sido sencillo hubiera funcionado mejor. Porque sí, Wilco ha hecho un muy buen disco, pero si se hubieran quedado con once o doce canciones, de las veintiuna que lo integran, quizá hablaríamos de magia o excelencia. Y eso, aquí, lo has de ir picoteando. La sensación de que los cortes más acústicos podrían haberse guardado para otros momentos o para los discos en solitario de Jeff revolotea por su escucha. ¿Es “Ambulance” una mala canción? En absoluto. Pero aquí se antoja prescindible, como algún otro caso.

Dicho esto, me gustan los Wilco en este registro. De hecho, es donde más me gustan; por ello, estaba seguro de que iba a disfrutar de este trabajo, y así ha sido. Aquí no hay arreglos experimentales, no hay búsquedas de nuevos sonidos. Hay, simplemente, eso que dio nombre al americana, acertadamente o no. Canciones que nadie debe interpretar como un paso atrás, sino como una muestra de respeto a sus orígenes. Así que ya saben. Guitarras acústicas, percusiones blanditas y arreglos de steel guitar por doquier.

Tonadas bonitas como “Tonight’s the day”, muy Big Star ya que estamos; la titular, con una preciosa slide guitar; “Hints”, con el cantante asegurando que «no hay punto medio cuando el otro lado preferiría matar antes que comprometerse”, en relación a la opresión en su país; o la estupenda “Tired of taking it on you”, con esas melodías que parecen estar solo al alcance de los elegidos. “The universe” es otra de las buenas canciones que irían al lote de las prescindibles, mientras que la setentera “Falling apart (right now)”, uno de los avances, es de las que te sube el ánimo y te hacen recordar aquellos tiempos en que leías sobre una banda que provenía de la escisión de Uncle Tupelo y escuchabas A.M. con cara de bobo, ante tamaña muestra de fiabilidad y magnificencia.

No está mal jugado. Wilco quisieron desmarcarse de la etiqueta de country alternativo, rock americano de los noventa, americana, o como quieran llamarlo. Eso los situó en lo que, para algunos, era un terreno de nadie, mientras para la mayoría era simplemente Wilco. Sonaban únicos, diferentes. Y así construyeron su marca. Una vez consolidada, vuelta a los orígenes y a tocar algo que también siempre les ha gustado. Poco después de que Yankee hotel foxtrot, su disco rompedor, cumpliera veinte años el pasado 2021. Unos pasos perfectamente calculados y que los han convertido en una de las grandes bandas de los últimos treinta años. Tipos listos. Y cargados de talento, claro.

Anterior crítica de discos: Gran salto adelante, de Germán Salto.

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