Bunbury: «Una canción es la curandera más poderosa de todos los chamanes»

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«No se puede paralizar la vida eternamente. Debemos seguir teniendo planes y sueños, aunque solo sea por salud mental»

 

Posible, el décimo disco de estudio de Bunbury, ve finalmente la luz este 29 de mayo. Arancha Moreno habla con el músico sobre el proceso de composición, las nuevas canciones y los tiempos pandémicos, entre otras cosas.

 

Texto: ARANCHA MORENO.
Fotos: JOSE GIRL.

 

Nunca se olvida aquello que escuchamos, vemos o leemos en un momento de impacto. Quizá en el futuro recordemos Posible, el nuevo disco de Bunbury, como uno de los buques musicales que zarpó cuando las aguas pandémicas aún estaban oscuras y plagadas de interrogantes. Tan oscuras como las diez canciones que contiene este disco, que emanan desde la electrónica con cierta frialdad, apoyándose en recursos inexplorados y zigzagueando con las palabras, pulidas al máximo. Un discurso te mira de frente y otro se agazapa entre las sombras, para que el oyente siempre alcance algo aunque no tenga la visión absoluta. Para entender mejor el proceso y las canciones tendemos un puente electrónico entre Madrid y Los Ángeles, ciudad en la que lleva años residiendo. Allí medita y contesta nuestras preguntas con calma, en un momento en el que las fronteras están más lejos que nunca, pero los pensamientos, quizá, mucho más cerca.

 

En las últimas semanas hemos cambiado el típico «¿qué tal?» por un atento «¿cómo estás?». Las dos fórmulas implican cortesía, pero la segunda implica una atención especial. Déjame que empiece justo por ahí, por preguntarte cómo estás en medio de esta extraña y cruenta distopía pandémica.
Te agradezco la preocupación. Entiendo que ahora estamos intranquilos, esperando que ni nuestros amigos ni familiares enfermen. Son momentos muy dramáticos. Estoy bien, razonablemente bien. En mi casa, con mi familia. No soy de salir mucho. La mayoría de mis aficiones y pasiones las puedo desarrollar en mi casa. Tocar el piano o la guitarra, escribir, pintar, ver algo de cine, cocinar… incluso el yoga o la meditación. Así que por ese lado no sufro ni echo de menos demasiado el salir de casa.

 

Diego García, Twanguero, que también vive en Los Ángeles, nos ha contado que, aunque el distanciamiento social allí es más habitual que en España, también se han producido situaciones de tensión. ¿Cómo lo has vivido tú, que tienes el corazón dividido a ambos lados del Atlántico?
Aquí no se ha prohibido salir de casa en ningún momento. Utilizan el término eufemístico de «Safer at home». Pero puedes dar una vuelta por el vecindario o incluso agarrar el coche y salir de la ciudad al campo o dar un paseo por otra parte de la ciudad. Desde luego, eso ayuda. También es cierto que aquí la vida no es tan apretujada como en Nueva York, por ejemplo, donde usa el transporte público casi toda la población y la ciudad se construyó en vertical. Tener cada uno tu backyard y tu espacio hace más llevadera la cuarentena y supongo que también ha afectado en cuanto a los casos que no son en absoluto alarmantes.

 

A nivel profesional, te ha pillado de lleno en los últimos preparativos de tu nuevo disco, Posible, que iba a ver la luz hace semanas. Hay músicos que han seguido con sus lanzamientos adelante, otros los han postergado con fecha, otros sin fecha… ¿Por qué lo retrasaste y qué te ha empujado a sacarlo ahora? Porque la situación, aunque ya no está tan inflamada, es bastante incierta en tu sector.
Bueno, hay que recordar que cuando anunciaron el lock down fue por dos semanas, y se creía que era una medida extrema temporal, que una vez pasada todo volvería a su cauce, que no era posible, ni viable ni imaginable seguir con la cuarentena sine die. ¡Qué lejos suena todo eso ahora! Entonces tomamos la decisión de retrasar la salida del disco. Cuando empezamos a ver que la cosa iba para largo decidimos que no retrasábamos más y pusimos la fecha del 29 de mayo. Creemos que no se puede paralizar la vida eternamente y que debemos seguir teniendo planes y sueños, aunque solo sea por salud mental.

 

Es sorprendente escuchar “En su sano juicio”, el primer corte de Posible, en medio de este maremoto pandémico. Arranca con unos versos de demolición y reconstrucción que sirven como metáfora de estos días («Si veo mi casa arder / la vuelvo a construir / y la vuelvo a perder otra vez»), aunque podría referirse a una lucha más bien interna. ¿Las guerras que tenemos con nosotros mismos son las más difíciles de detectar, afrontar y vencer?
Las metáforas pueden leerse en un sentido figurado o en uno más literal. En mi vida, así como en la vida de todos los que llevamos algo de camino andado, te enfrentas a situaciones de construcción, pérdida y reconstrucción constantemente. A nivel personal, profesional, familiar… Incluso claro está, literalmente, muchos hemos cambiado de lugar de residencia, dentro de la misma ciudad, cambiando de provincia, de país o de continente. Los cambios y los nuevos comienzos ocurren, lo desees o no.

 

«Es un disco de liberación, en muchos aspectos»

 

Tengo la sensación de que este disco está plagado de batallas, aunque unas miran hacia el interior y otras hacia el exterior. ¿Existen esas guerras en estas canciones? Y, si es así, ¿qué dirías que las provocan: el inconformismo, la insatisfacción, la negación a quedarse en el mismo sitio…?
Creo que hay bastante de análisis y reflexión sobre lo que han supuesto esas insatisfacciones, esos enfrentamientos, esas resoluciones… Es un disco que mira hacia adentro, y que responde a preguntas que me he hecho durante tiempo. Es un disco de liberación, en muchos aspectos.

 

Me imagino que la pelea artística sigue siendo ardua para alguien que se niega a estancarse. ¿Qué combates han sido los más difíciles de ganar en este disco? No sé si has tenido que pelear especialmente por desmarcarte de tus propios pasos, por encontrar los textos precisos, por dar con el modus operandi de melodías, texturas…
No ha sido un disco fácil de grabar. Estaba muy contento con las canciones y el material que había seleccionado para este disco, pero cuando entramos en Sonic Ranch no todo fue fácil. El camino elegido, el espacio en el que quería enmarcar este álbum requería de esfuerzos nuevos, manejo de tecnologías que dominaba, pasos que se dieron en una dirección y que hubo que desandar para retomar el camino correcto. Es más fácil grabar un disco que ya sabes hacer que adentrarte en terreno desconocido. Pero el placer es mayor cuando llegas a nuevo puerto, a un contexto renovado para tu voz, tu sentir y tu pensar.

 

No sé si acostumbras a trabajar con brújula y mapas para llegar de un punto A a un punto B, ni cuáles son las rutas que escoges para atravesar la selva. ¿Contabas con un punto de partida y uno de llegada? ¿Existía una idea, un concepto, una canción madre de la que partir…?
Existía un concepto. Siempre trabajo con una serie de directrices en las que movenos. Escribo manifiestos para que los músicos nos entendamos. No vale todo. Hay millones de maneras de grabar una canción. Técnicamente, hay que tomar decisiones. Y por supuesto, no valen todos los arreglos que se te ocurran. Así que, de alguna forma, la limitación te libera. Eliges cuál es el producto que vas a cocinar, las especias que vas a usar y el método de cocción, y realizas tu platillo. Porque un arroz tiene millones de recetas.

 

¿Disfrutas más del camino cuando deambulas en medio de la bruma, sin un fondo claro, o prefieres ver el horizonte nítido, por lejos que esté?
Normalmente me gusta ser el capitán en medio de la tormenta, con la seguridad apabullante del que sabe que detrás de esas nubes saldrá de nuevo el sol. Pero no siempre se tiene esa seguridad. En este caso, en algún momento pensé que la tormenta duraría más de lo esperado y que el barco se partiría por la mitad. Espero que no se me notara mucho, porque esa también es labor del capitán.

 

«Me gustaría grabar un disco al año y reducir mis presentaciones en vivo al mínimo. Quizás mis deseos se cumplan»

 

Esa ruta, ¿acostumbras a hacerla en absoluta soledad hasta que tienes una idea muy definida, o vas compartiendo los pequeños avances con Ramón Gacías, coproductor del disco?
Ramón y Jordi (Mora, ingeniero de grabación y mezclas desde El viaje a ninguna parte, 2004) son los que saben de qué hablo. Tengo con ellos más conversaciones previas y durante el proceso. No me gusta hacer pública mi desesperación. Pero creo que en este álbum sí hubo alguna reunión entre los tres explicando el momento en el que estábamos y las posibles soluciones a los problemas que teníamos entre manos. Ramón es mi mano derecha desde Radical sonora (1997) y sabe, más que nadie, traducir cuando mi explicación no acierta con los matices técnicos o un músico no me entiende. Cuando no me entiende ni Ramón, ahí estamos en un problema mayor.

 

Estas canciones están arropadas por un traje electrónico que a menudo les da un aspecto un tanto oscuro, por momentos inquietante, aunque también hay pasajes más «amables». ¿Por qué has escogido estos trajes sónicos, y qué efecto querías que imprimiesen en las canciones?
Muchas gracias por lo de «oscuro», no pretendía otra cosa. Siempre pienso que los discos no son lo suficientemente tristes u oscuros, que es como suenan en mi cabeza. Lo de «amable» en cambio, aunque me ofende un poco, lo dejaré correr. Porque tienes razón, que casi todo el álbum admite una escucha para todos los públicos. Mi propósito era grabar un disco menos centrado en la mecánica de una banda. Cuando mandé las maquetas a la banda, en lugar de montar un local de ensayo al uso, montamos un estudio de grabación en el local para que la banda pudiera aportar en conjunto e individualmente. Quería dar mayor importancia a los sintetizadores, trabajar las baterías, percusiones y bajos utilizando sonidos que no fueran estrictamente acústicos u orgánicos. Y quería hacer un disco más minimalista.

 

No sé si la electrónica ayuda a atemperar el incendio en este caso, porque, debajo del traje, veo letras y críticas muy potentes, pero vestidas de frac, con una elegancia muy medida. ¿Se grita más alto cuando se habla claro, pero escogiendo las palabras y pronunciándolas en voz baja?
Los textos están muy medidos y revisados. Intentando encontrar el equilibrio entre lo reflexivo y lo poético. Me ha costado no ser ni excesivamente claro ni críptico. Son canciones que creo que admiten interpretaciones, pero cuyo significado no está oculto.

 

Hay un trabajo muy fino en las letras. Por ejemplo, “Hombre de acción” podría ser una crítica a un tercero, pero también una autocrítica. Hay un juego de sujetos entre el tú («no te veo pelear»), el yo («tengo que pedir perdón») y el nosotros («hemos tirado al mar»). ¿Ese juego de pronombres es una manera de multiplicar las lecturas y no atarse a un solo lugar?
Es una canción sobre una relación personal y existen la visión del uno y del otro y el momento común entre ambos. Creo que es una de esas canciones que es fácilmente entendible, pero extrapolable a muchas circunstancias.

 

«Quiero que en mis conciertos la gente cante, se abrace, baile y venga en total libertad. Esperaremos»

 

Iván Ferreiro, fascinado con Posible, es autor de la nota de prensa del disco, en la que dice lo siguiente: «Como muchas otras veces, Enrique me habla a la cara, me acaricia y me mira a los ojos. La canción de amor al espectador, a la musa y al acto de hacer canciones. Canciones de amor a las canciones». ¿Existe esa idea de «canciones de amor a las canciones» en el disco?
Creo recordar que he hablado con Iván, en alguna ocasión, sobre este tema. La meta-canción. La canción dentro de la canción. En alguna ocasión he utilizado la canción como sujeto de reflexión y temática. En esta ocasión, como creo que sugiere Iván, subyace en casi todo el disco. La idea de que el amor profundo que siento por las canciones es el motor de muchas de las cosas importantes en mi vida. Y que una canción es la curandera más poderosa de entre todos los chamanes.

 

Uno de los adelantos más fascinantes es “Deseos de usar y tirar”, cuyo título une dos opuestos: el deseo, que es un concepto atractivo, visto como algo desechable. El vídeo, fabuloso, es un homenaje a la estética de David Lynch, con una de sus musas como protagonista, Sherilyn Fenn. ¿La decadencia y el surrealismo eran la mejor manera de expresar la concepción del placer como algo fugaz y caduco?
Muy agradecido. La verdad es que a mí también me gustan mucho el vídeo y la canción. Creo que tiene una producción muy estimulante, nada común. Para el vídeo queríamos recrear el Audrey´s dance que aparece dos veces en Twin Peaks, en la primera y, de nuevo, en la tercera temporada, y que sirve como metáfora del paso del tiempo. Lo duradero, lo que permanece, es el objeto de fascinación en la canción. En oposición a tantas canciones de amor que surgen del arrebato, del descubrimiento, esta es una canción que incide en lo mágico de la perdurabilidad, que es donde, a mi parecer, reside el verdadero amor.

 

“Mis posibilidades” contiene “Interstellar” en el título. ¿Es un guiño a la película de Nolan?
Sí. Es una canción que surgió con el recuerdo de algunas escenas de la película en mi mente. Aunque la canción en sí misma no hace ninguna referencia, sí que comparten la temática de las realidades y universos paralelos.

 

«Cuidado con la pérdida y entrega de libertades»

 

Esa es, quizá, una de las letras más brillantes del disco. Destacaría los versos «Mis posibilidades son universos paralelos, aunque me vaya siempre vuelvo, y mi consejo es dejar la luz encedida». ¿La metáfora de la luz encendida la usas también a la hora de escribir?
Los que nos dedicamos a labores creativas sabemos de lo tedioso que resulta cuando la realidad te desconcentra y te saca de esa maravillosa conexión con la matriz universal de la que provienen todas las ideas y a la que estamos conectados todos en los momentos mágicos de inspiración. Volver a retomar una idea después de haber atendido al electricista, o tras dejar a tu hija en el colegio, es un tema que requiere de esfuerzo y, porqué no, algo de sabiduría y experiencia. Así, hace unos años empecé con la Meditación Trascendental tras escuchar una conferencia de David Lynch. Es una herramienta fantástica para conectar y desconectar y tirar del hilo con una mayor facilidad, sin tener que pasar por tediosos periodos esperando volver a estar en sintonía. No sé si me he ido por los cerros de Úbeda, pero seguro que cualquiera que haga canciones o pinte o escriba entenderá a qué me refiero.

 

En esa misma letra, destaco estos versos: «Responsable solo soy de lo que escribo y digo, de lo que entiendas no» es la crónica perfecta de esta era en la que cualquiera filtra y tergiversa las palabras de los demás. Extrapolándolo a nuestro campo, ¿es por eso que, desde hace algún tiempo, solo concedes entrevistas a los medios escritos por e mail?
Haciendo entrevistas por mail uno tampoco se libra de que tus palabras sean mal interpretadas. Sí que consigues que transcriban mejor lo que quieres decir, y te da tiempo a pensar mejor lo que quieres explicar, con respecto a lo que te preguntan. Cuando hago entrevistas presenciales o por teléfono o Skype, digo lo primero que se me ocurre, sin pensar mucho, luego las entrevistas tienen menos profundidad y contenido. En la canción, en realidad, se refiere a las ideas preconcebidas que interfieren con el significado real de lo que expresas.

 

Nuestras palabras son, sin duda, uno de los pilares de este disco. Se observa en “Las palabras” («Las palabras escogen el momento, prefieren el silencio a tanto ruido») y en “Indeciso o no” («Ver mucho y escuchar bastante y callar demasiado»). Mensajes sutiles y elegantes. ¿Prefieres callar a tiempo que mentir?
En general soy un tipo callado y silencioso. No me gusta hablar por hablar, ni hacerlo cuando alguien no escucha. Me parece importante la capacidad de escuchar y la valoro mucho en una persona. Por lo general, te encuentras más a menudo con gente que desea hablar, que gente que desea escuchar. El colmo de los colmos, me parece el entrevistador que pregunta y, mientras hablas, está pensando en su siguiente pregunta sin importarle lo que estás respondiendo.

 

«No pienso para nada en el pasado y el futuro a largo plazo»

 

“Los términos de mi rendición” me ha hecho pensar en el tema “El rey” de Coque Malla. Estéticamente no se parecen en nada, pero creo que las dos hablan de vuestro oficio, de alguna forma. ¿Puede ser?
Me parece maravilloso que haya lugares de encuentro entre cualquier canción de Coque con lo que yo haya escrito. “Los términos…” es una canción por la que tengo especial predilección. Creo que es un resumen del sentir de este disco y de mi sentir en el momento de componerlo. Hay algo de decepción y también esperanza, e incluso algo de indiferencia.

 

En el arte del disco, con un fondo de color negro, aparecen diferentes juegos de espejos rotos, rajados, que deforman tu imagen. ¿Es una metáfora de cómo miras al mundo en estas canciones?
Creo que es más bien una imagen poliédrica, que refleja las múltiples opciones de un individuo. O fragmentos de esas múltiples opciones. El espejo en ocasiones deforma nuestra imagen porque en algunas de esas versiones eres más pequeño, o más grande, más poderoso, o más desvalido.

 

Entiendo que, hasta que las aguas no vuelvan a su cauce, no podrás salir a presentar Posible en vivo. Inquieto como eres, ¿qué piensas hacer mientras tanto?
Lo que nos dejen. Si puedo viajaré a Tailandia, que no han tenido lock down. O me quedaré en casa escribiendo canciones. O retomaré la pintura y me pondré más en serio. O grabaré otro disco.

 

El año pasado publicaste el directo California live!!!, el anterior un recopilatorio titulado Canciones 1987-2017, y en 2017 tu anterior disco de estudio, Expectativas. En la última década has sacado un disco anual, aunque siempre con enfoques distintos entre sí. Me recuerda al ritmo de disco por año que se llevaba tanto en los 70. ¿A qué se debe, en tu caso?
Creo que tiene que ver con el hecho de tener mucha obra detrás y que hay interés por parte de compañía y público por ordenar, explicar y trasmitir a otras generaciones discos y material del pasado que quedó desubicado. En el caso de los directos, últimamente lo que me interesa es mostrar arreglos y versiones distintas. Me interesa que exista algo creativo detrás de la presentación en vivo y su captura. A mí, de todas formas, lo que me gustaría es grabar un disco al año, y reducir mis presentaciones en vivo al mínimo. Quizás mis deseos se cumplan finalmente.

 

Has anunciado que pospones tu gira a 2021, en un comunicado en el te refieres a la «nueva normalidad» como «un término inaceptable», y aseguras que no harás conciertos hasta que «nos podamos reencontrar con total normalidad, para cantar, abrazarnos, saltar, bailar y gritar, sin que nos fumiguen a la entrada, ni nos separen de nuestros compañeros o de nuestros artistas favoritos». Noto cierto descreimiento en tu forma de anunciar la cancelación de los shows. ¿A qué se debe?
No quiero generalizar. Pienso en nuestras necesidades concretas. Sé cómo son mis giras y conciertos. Consideramos que los problemas que plantean los diferentes países en aduanas, con la carga y el personal, las reducciones de aforos, la distancia social… no hacen viable mi gira. Supongo que habrá quien sí pueda hacer sus conciertos y encuentre una manera. En mi caso he decidido que esa «nueva normalidad» no es aceptable para lo que deseo sea un show, ni es viable logística o económicamente. Y quiero que en mis conciertos la gente cante, se abrace, baile y venga en total libertad. Esperaremos. Y si me permites, advierto, cuidado con la pérdida y entrega de libertades.

 

¿Crees que el Gobierno español podría facilitar más la situación para poder realizar conciertos sin tantas restricciones?
No pienso en las medidas del Gobierno español en concreto. Hablo de Europa, América Latina y Estados Unidos. Son muchos países trazando un rumbo que a mí no me convence. Sé de lo que estamos hablando, y creo que las medidas son unidireccionales y que no barajan todas las posibilidades.

 

Para terminar, Enrique, en “Deseos de usar y tirar” hay un verso demoledor que dice así: «Como me dijo Nick Cave, “tú no eres tu pasado”». ¿En qué tiempo verbal piensas más, en el presente o en el futuro?
En el presente y en el futuro a corto plazo. En el pasado y el futuro a largo plazo no pienso para nada.

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