Bright future, de Adrianne Lenker

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DISCOS

«Este álbum destaca en su discografía en solitario simplemente por su instrumentación, hay donde escoger»

 

Adrianne Lenker
Bright future
4AD / POPSTOCK!, 2024

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

A estas alturas de la película, Adrianne Lenker tiene ya más discos a su nombre que con la banda con la que se dio a conocer, Big Thief. Los últimos han sido unos años especialmente fructíferos, los que empezó con su álbum Songs and instrumentals en el 2020 y al que le siguió el disco doble de Big Thief Dragon new warm mountain I believe you en 2022. Sintiéndose en racha, algo que la pandemia no consiguió parar —puede que, al contrario, la espolease—, decidió emprender la grabación de un nuevo disco en solitario.

Sucede que este Bright future bien podría haberlo hecho con su grupo. De hecho, a diferencia de Stages of the sun (2006), Hours were the birds (2014), Abysskiss (2020) y el citado Songs and instrumentals, que eran trabajos en los que solo aparecía ella y su guitarra, aquí cuenta con otros tres instrumentistas para redondear sus canciones, grabadas en pocos días en un edificio de 150 años en medio de un bosque: el músico de neosoul Nick Hakim al piano, el compositor Mat Davidson (también conocido como Twain) a la guitarra y el banjo, y la talentosa violinista clásica sueca Josefin Runsteen. Solo en A-Sides y B-Sides (2014) que grabó con Buck Meek, antes de fundar Big Thief, se puede escuchar a alguien más; el resto de su producción a su nombre hasta ahora era puro Lenker.

Y por eso este álbum destaca en su discografía en solitario, simplemente por su instrumentación. Hay donde escoger, como en los aterciopelados y reverberantes toques de piano de Hakim, que sustentan el reflejo infantil de Lenker en “Real house”. En los toques a la percusión y el tosco violín de baile de granero de Runsteen, con los que le dan un nuevo barniz a la ya conocida canción de Big Thief “Vampire empire”. En el frágil tema nocturno al piano “Evol”, donde pacta con Dios para expulsar al diablo. En el inicio a lo Neil Young “Real house” donde recrea recuerdos de su juventud. En los coros fervientes de los cuatro, en buena parte del álbum, que demuestran que disfrutaron grabándolo. O en la despedida que deja noqueado emocionalmente con “Ruined”, una de las canciones más intensas que se hayan publicado últimamente y en la que su desesperación es palpable: «Si vuelves, estoy arruinada».

Anterior crítica de discos: Como que nada ocurrió, de Petit Mal.

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