Boy about town, de Tony Fletcher

Autor:

LIBROS

«Uno de esos libros que cualquier apasionado de la música y la pluma hubiera querido escribir»

 

Tony Fletcher
Boy about town
EDICIONES CHELSEA, 2020

 

Texto: CÉSAR CAMPOY.

 

Tony Fletcher siempre fue un tipo espabilado, que supo estar allí donde le apetecía y sacar el máximo jugo, sin ir más lejos, a las experiencias vividas con algunos de sus mitos. Su condición de fan empedernido, unida a ese espíritu atrevido y despojado de vergüenza, le permitió, desde joven, acercarse sin reparos a figuras clave de la música anglosajona, también, en ámbitos poco conocidos por lo que de íntimos tenían. Esa manera de afrontar la vida y su labor como periodista y escritor han marcado la mayoría de sus trabajos biográficos sobre The Smiths, R.E.M., The Clash, Wilson Pickett y, sobre todo, Keith Moon. Una filosofía vital cuyas raíces encontramos en Boy about town, un imperdible volumen, publicado originalmente en 2013, en el cual el autor echa la vista atrás para rememorar aquel acto fundacional de su manera de ser.

Fletcher juega con ventaja. Ser adolescente en la Inglaterra de los setenta del siglo pasado, si lo tuyo eran los nuevos sones y la moda, representaba un filón inacabable. Eso sí, había que saber sacarle partido al asunto, y, en ese sentido, nuestro protagonista pronto se graduó cum laude. Demostrando una precocidad supina y un sentido de la curiosidad tan imberbe como increíble, el bueno de Tony optó por convertirse en el pesado de turno, y la jugada acabó saliéndole redonda. Evidentemente, de aquellas experiencias surgió mucho y muy jugoso material para ir cimentando la base a partir de la cual convertirse en cronista (y protagonista) de tamaño maremagno cultural, político y social: Marquee y el Soho, Stiff Records, el Frente Nacional, Top of the Pops, Capital Radio, NME, John Peel, los Punk Against Racism y Carnival Against the Nazis, el fútbol, Rough Trade, Melody Maker, Camden, 2Tone, Thatcher, skinheads, mods, punks, Union Jacks, parkas y Harringtons…

En 1977, mientras The Jam abofeteaban al personal con su magno In the city y con apenas 13 años, un despierto Fletcher ya dirigía los destinos de Jamming, fanzine de culto en cuyas páginas aparecieron, no solo las reseñas y críticas de rigor, sino también entrevistas con referentes de diverso pelaje como Adam Ant, The Undertones, Tom Robinson, Scritti Politti, The Rezillos, Mark Perry, Bill Nelson, The Fall, The Selecter, Delta 5 y, por supuesto, sus venerados Pete Townshend y Paul Weller. En los años siguientes (en este caso, la narración abarca hasta 1981), incluso, poblarían sus páginas nombres como los de Madness, Elvis Costello, U2, Paul McCartney o el mismísimo George Best.

Así pues, Boy about town es una jugosísima crónica sobre aquello, y mucho más. Salpicada de épicas anécdotas, el autor nos agarra de la mano para realizar un trayecto (que emana exorcismo terapéutico) por una pubertad a través de la cual fue testigo de primera fila del efervescente y productivo punk y post-punk británicos, ambiente que frecuentó, pronto, tanto detrás de la máquina de escribir, como entre bambalinas, debajo de el escenario y sobre él (con su banda Apocalypse). Hablamos de la crónica de un chaval educado en la música clásica, seguidor del Crystal Palace, al cual Alice Cooper rescató de un breve ensimismamiento por David Cassidy. A partir de entonces, todo vino rodado tras quedar pasmado ante The Who y, más tarde, “All around the world”, “Something better change”, “White riot”, “Orgasm addict”, “Sheena is a punk rocker”…

Al adolescente (casi niño) Fletcher hay que reconocerle su carácter desinhibido, y su pasmosa naturalidad para echarle morro al asunto. Una actitud con la que se granjeó las simpatías de (algunas) inalcanzables estrellas del rock que, tal vez apiadándose de él, pronto le acogieron en su seno. De esta manera, la sonrisa cómplice (rebozada de envidiosa, pero tierna, compasión) emerge sin remisión, en el lector, al asistir a su primer y sorprendente encuentro con un Keith Moon (un mes antes de su fallecimiento) que acabó invitándole a su casa; a sus primeras entrevistas con Townshend o Weller, en el estudio, donde presenció cómo este último grababa algunas guitarras de All mod cons; a sus inocentes encuentros, en camerinos y antros variados, con decenas de bandas; a sus jugosas experiencias con Crass y con Captain Sensible y Dave Vanian, o al saber que, mientras asistía al nacimiento del revival mod, y en apenas un puñado de días, vio en vivo a Purple Hearts, Speedball, Merton Parkas, The Chords y Secret Affair.

Boy about town ha sido publicado por Ediciones Chelsea en castellano, saldando así una deuda pendiente en una edición cuidadísima, como viene siendo habitual (basta con echar un vistazo al imprescindible Es la edad: Tocando los tambores con Los Salvajes, de Delfín Fernández), de tapa dura, a todo color y curioso material gráfico. La traducción ha corrido a cargo del Brighton 64 Ricky Gil, e incluye prólogo de Kiko Amat. Sin duda, uno de esos libros que cualquier apasionado de la música y la pluma hubiera querido escribir. Más que nada, porque ello supondría haber vivido tamañas experiencias.

Anterior crítica de libros: La puerta, de Manel Loureiro.

Artículos relacionados