“Badmotorfinger” (Deluxe edition), de Soundgarden

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DISCOS

“Una obra fiera en busca de un desahogo que él mismo provoca, un veneno que en realidad es un quitapenas, un alivio”

 

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Soundgarden
“Badmotorfinger” (Deluxe edition)
UNIVERSAL

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

Reedición de “Badmotorfinger” (1991), unos de los discos clave del rock and roll. Tal cual. Y, evidentemente, de uno de los discos más importantes del grunge. El tiempo pasa, lo que en su día era novedad ahora es clásico, y clásicos son Soundgarden. La mitad del disco es necesaria en cualquier concierto suyo, lo que indica bien de qué tipo de disco estamos hablando.

En el estribillo de ‘Outshined’, el gran single del disco de cara a los medios masivos (incluida la MTV), Chris Cornell cantaba aquello de “me gustaría decir que hoy me encuentro de rodillas” y expresaba así en qué consistía el consuelo de Soundgarden. No importaba sentirse mal y reconocerlo para poder salir adelante. No cabe duda de que la fuerza rockera del grupo estaba en sintonía con su misma necesidad de aullar sentimientos íntimos, el rugido de la banda con más fuerza de Seattle iba de la mano con una introspección a voz en grito.  Al igual que sus compañeros de Pearl Jam, Nirvana y Alice In Chains, Soundgarden decidieron hacer equilibrios entre la honestidad indie y el juego de las discográficas gigantes, y a todos les salió bien sin necesidad de comprometerse.

De hecho, Soundgarden son quizá los que más difícil lo ponían, con tempos más complicados que los de sus compañeros que a la larga se traducía en una mayor anticomercialidad que no impidió que llegaran al público más amplio, primero con “Badmotorfinger” y luego con “Superunknown” (1994). Pero es el primero el que nos ocupa, una obra fiera en busca de un desahogo que él mismo provoca, un veneno que en realidad es un quitapesares, un alivio. Merece la pena disfrutar de su escucha y después parar a tomar aire tratando de descubrir cuál es el dolor que nos ha quitado “Badmotorfinger”.

En su edición deluxe sencilla, se incluyen maquetas de todas sus canciones más siete temas en vivo grabados en el Paramount Theater de Seattle. La versión extendida con el show completo también merece la pena, pero si nos centramos en el álbum como tal, es un placer comprobar que la fórmula sigue funcionando.

 

 

Anterior crítica de discos: “Los nobles salvajes”, de Coppel.

 

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