Arañazos bajo la piel, de Rehenes

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DISCOS

«Canciones que huyen de la rima fácil, a menudo incluso incómodas en su lírica, pero tremendamente sinceras y directas»

 

Rehenes
Arañazos bajo la piel
KHLAMOR RECORDS, 2019

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Desde 1989 llevan Rehenes en activo. Por tanto, no hace falta ser muy avispado para darse cuenta que la banda de Balaguer (Lleida) cumple este mismo año los treinta de existencia, cosa que han decidido celebrar, desde la humildad, con el lanzamiento de su nuevo trabajo, Arañazos bajo la piel.

Mucho ha llovido desde que debutaran en la desaparecida sala Europa de Lleida teloneando a Los Tormentos, grupo que lideraba Xavier Baró, uno de los secretos mejor guardados de la música catalana. Llegaron incluso a aparecer en Los 40 Principales gracias a la canción “Ella sabe esperar”, aunque ellos siempre han estado más cómodos en la segunda fila. Su objetivo nunca ha sido triunfar a lo grande, sino hacer la música que en cada momento les apetecía hacer, algo que junto a su sonido los ha emparentado permanentemente con bandas como Burning, Mermelada y luego J. Teixi Band, Mamá, Justo y Los Pecadores, 091 o BB Sin Sed.

El nuevo trabajo de Rehenes, en palabras de su líder Antonio Guillén, es «bastante ecléctico, de dejarme ir por calles con diferentes ritmos, con diferentes historias, con diferentes formas de ver, de matices, de colores distintos». «También triste con el desencanto caminando y describiendo sensaciones, imágenes que te van golpeando, girando a tu alrededor. Sin querer se instala dentro de uno todo el malestar, la decepción, lo que hace daño y te hiere, la situación de no poder hacer nada, aunque tú puedas llevar el disfraz que sea, para salir, para adaptarte, para sobrevivir. Son arañazos bajo la piel», añade el compositor. De ahí a que les apetezca «mostrar el dedo como Johnny Cash / poder ser héroes un día nada más» mientras «en los garajes sonaba rock and roll» como aseguran en “En el desierto” o que se empeñen en buscar respuestas para escapar del infierno en “Después del incendio”.

Canciones que huyen de la rima fácil, a menudo incluso incómodas en su lírica, pero tremendamente sinceras y directas. Guillén vuelve a explicárnoslo al hablar de su tema titular: «Es cuando te sientes más insignificante, más pequeño. Estoy hablando de la soledad, de caída, de frustración, pero también de esa carga de fe, que hace que esta condena de la que habla la canción pueda llevarte. Demasiados equívocos, demasiados golpes directos de la vida. Creo que las canciones del disco se mueven en ese tono de melancolía, pero también tienen ese punto vital de resistencia». Una resistencia que les lleva a asegurar que «cuando golpea el silencio / cuando todo se mueve / con el silbido del viento / en el lado salvaje / sé que voy a encontrarte».

Firmes, extraños en el paraíso, suspendidos en el aire, gatos descarriados, eternos y salvajes, Rehenes no son rehenes de nada. Ni de un sonido. Ni de una armonía. Ni de una afinación. Entienden la música como forma de expresión y como medio de resistencia. Y así la muestran en cada línea de letra, en cada acorde de guitarra. Por eso, incluso, se atreven a incluir en el disco un tema en su lengua materna, el catalán: «Creo en la normalidad de utilizar la diversidad de lenguas con las que convives. No he pretendido nada en concreto, ni ha sido nada seriamente pensado. Quizá estaba dentro de mí, peor lo volveré a hacer seguro. Tengo canciones en catalán casi para un disco entero, igual que en castellano. Mi educación en su época era lamentable. La enseñanza en catalán no existía, pero mi lengua materna es esa. También ahora me preguntan mucho por el tema y llevar la contraria, para qué negarlo, es algo que me gusta». Así son Rehenes. Los tomas o los dejas. Los compras o no. Aunque sabes que, al menos, ellos no van a engañarte.

 

Anterior crítica de discos: The John Peel sessions 1979-1983, de Echo and the Bunnymen.

 

 

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