Andrés Calamaro nos ofrece su versión de lo sucedido en un hotel de Puebla tras sufrir un robo

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Andrés Calamaro nos ofrece su versión de lo sucedido en un hotel de Puebla tras sufrir un robo

Leemos en diversos medios españoles y latinoamericanos informaciones que explican que Andrés Calamaro, el pasado 24 de junio, al regresar tras un concierto al hotel de cinco estrellas donde se alojaba en Puebla (México), «en aparente estado de embriaguez, destrozó la habitación del hotel […]  tras haber sufrido supuestamente un robo de un ordenador portátil» (citado del diario español El Mundo). Hechos que, en la misma noticia, se explica que su representante, Olga Castreno, niega; en otros medios se añade que Castreno contó que «al regresar […] encontraron la habitación ‘patas para arriba’. No sólo entraron es su habitación, cuando llegué yo a mi cuarto, me faltaba la computadora, dinero y ropa». La información de El Mundo añade que: «Al hotel acudió un grupo de agentes de la Policía Municipal, que se encontraron con el cantante ‘evidentemente enojado y en aparente estado de intoxicación etílica».

La noticia sorprende a la dirección de EFE EME, sobre todo por la insistencia en su embriaguez (El Mundo destaca en un subtítulo: «Al parecer se encontraba en estado de embriaguez»), pues tras más de 15 años de relación personal con Calamaro, sabemos que su vinculación con el alcohol es prácticamente inexistente. Así que hacemos lo que nos parece más lógico, ofrecerle la posibilidad de que explique su versión de lo sucedido en las páginas electrónicas de EFE EME, medio en el que Andrés colabora con frecuencia con sus escritos. No tarda en llegar su respuesta mediante un email. Este es el texto que nos remite:

Me entristece que solamente «importe» un episodio insignificante, que solo valga la pena dar la vuelta al mundo a un episodio inferior; porque estamos en una gira importante y emocionante, porque encontramos un público entregado y elegante, un público que no responde a la fórmula y elige sus opciones alternativas, un público lector, que también puede invadir el escenario o dedicar el espontáneo vuelo de un sujetador, un público que canta los tangos y las canciones de Los Rodríguez, que asegura haber esperado 15 años para estos encuentros…

El concierto de Puebla no fue menos, fue inspirado, rockero, y no podría pedirse un público más emotivo, tan cómplice con la dinámica del éxtasis.

Volvimos al hotel cansados y contentos, después de una borrachera de emociones y adrenalina (mucha gente sabe que soy un abstemio bastante extremo, yo mismo sé reconocer que me gustaría emborracharme un poco, o entender el espíritu de los vinos, etc.)… Esos hoteles grandes y pretenciosos, llenos de estatuas, de pianos y de «seguridad»; y, efectivamente, habían entrado a mi habitacion (con esas llaves «únicas» que se «programan» apretando botones) y me habían revuelto el equipaje, me habían birlado el Mac Book, el iPod y un miserable puñado de Dólares; la verdad es que al día siguiente (el episodio ocurrió anteanoche) ya había restituido mis aparatos. Pero esa no es la cuestión, porque estos cacharros tienen mucha memoria y el valor de los archivos es, en algunas ocasiones, superior al precio del artefacto y, en otras, es el archivo de los recuerdos, o de lo que uno haya querido guardar (en la memoria del PC, en la habitación del hotel caro). No sé si a la cadena Intercontinental Presidente le corresponde pagar el valor de lo que se llevaron, no leí «la letra pequeña» del contrato, tampoco me importa demasiado; pero sabemos cómo son estas cosas, nadie abrió la puerta de una patada, y se tomaron el tiempo de revolver mis cosas personales. Eso fue todo, algo sin importancia en un mundo que deja morir a diez niños de hambre y enfermedades evitables (por minuto), vivimos en un mundo violento y hoy en día aceptamos que nos roben mientras sea sin violencia. Sin embargo, no puedo aplaudir a la infame «organización» que permite que alguien entre a mi cuarto «vigilado» y se lleve mi bendito Mac Book; tampoco tenía nada comprometido, algunas fotos familiares, el iTunes, con algunas grabaciones que podrían resultar interesantes para los incondicionales… Nada del otro mundo, nada que no tenga copiado por triplicado en mis discos rígidos; y ya tengo una máquina y un iPod de repuesto, no hay mayor drama que ese.

Esta es mi version oficial.

Yo no escondo la mano si tiro una piedra, y estoy acostumbrado a pagar la cuenta.

Por lo general soy muy amable con todo el mundo, un varón equilibrado en la vida diaria, en el escenario de la vida y de la música, en las grabaciones y en las giras.

Cualquiera puede tirar un plasma por la ventana.

Lo que me pasó a mí le paso a Francis Ford Coppola en Buenos Aires, se habló de eso durante dos semanas… Las gentes se emborrachan sistemáticamente los fines de semana (desde las horas de la tarde), los inocentes caen muertos como moscas.

No voy a hacer un tema de algo ínfimo y superfluo.

Claro que no le tengo miedo a las autoridades, y puedo mandar a la mierda a cualquiera por más uniforme que tenga puesto, soy educado y cosmopolita, pero tengo mis límites como cualquiera.

¿Qué sensación les da a ustedes cuando les roban el «laptop»? ¿Cuánto les dura la resignación o la furia…?

Pues no somos tan diferentes.

Andrés Calamaro, 27 de junio de 2009.

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