Viudas, de Steve McQueen

Autor:

CINE

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«Un filme cargado de emociones que funciona como thriller a la perfección»

 

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Viudas
Steve McQueen, 2018

 

Texto: ELISA HERNÁNDEZ.

 

En Viudas, un grupo de mujeres cuyas parejas son asesinadas durante un fracasado robo a gran escala se ven obligadas a resolver los asuntos que ellos han dejado pendientes. Lideradas por Verónica (una siempre estelar Viola Davis), Alice (Elizabeth Debicki), Linda (Michelle Rodriguez) y su niñera, Belle (Cynthia Erivo), deciden tomar las riendas de su futuro inmediato y poner en marcha el plan que el fallecido marido de Verónica, Harry (Liam Neeson), había dejado preparado como su siguiente golpe. De sutiles maneras que se van haciendo obvias a medida que avanza la trama, las acciones de estos personajes se cruzan con las de los dos candidatos a concejal por uno de los distritos más racializados y pobres del sur de Chicago: el endogámico hijo del anterior concejal (Colin Farrell) y un mafioso tratando de expandir sus negocios a través de la descarada e inevitable corrupción política (Brian Tyree Henry). El paisaje de Chicago es gris y se presenta como abandonado y devastado, acompañando y enmarcando a las infelices figuras que la pueblan y permitiendo a Viudas ser también un cínico comentario social y racial sobre la realidad urbana contemporánea.

A primera vista, podríamos hablar de un heist film, una película de atracos coincidente con gran parte de los tropos y características que confirman las expectativas de la audiencia para con filmes de dicho género: un heterogéneo grupo de personajes que lo único que tienen en común es el trabajo a realizar, la preparación del plan y la ejecución del mismo (con los correspondientes giros de guion), un marcado villano que trata de impedirlo, toda una serie de inesperados contratiempos, etc. Sin embargo, no existe aquí la ligereza, soltura e incluso tono humorístico que domina en filmes como la saga Ocean’s eleven o la velocidad de acción y montaje de recientes grandes éxitos del género como Origen (Christopher Nolan, 2010) o Baby driver (Edgar Wright, 2017). Viudas es oscura y lúgubre, sus protagonistas atormentadas, empujadas por la desesperación y la angustia, privadas de sustento y obligadas a mantener una continua huida hacia adelante, llevando a cabo sus acciones en un entorno hostil en el que a estas mujeres no se les permite la expresión ni la gestión del dolor provocado por la pérdida, que es tanto emocional como material.

Aunque se trate de un filme cargado de emociones que funciona como thriller a la perfección, hay en el aparente empoderamiento de sus protagonistas una tristeza y un escepticismo que ni siquiera el éxito de su plan consigue borrar. En un amargo universo regido por el mantra «sálvese quien pueda», en Viudas no existe ni la más remota posibilidad de una verdadera redención.

Anterior crítica de cine: The ballad of Buster Scruggs, de Ethan y Joel Coen.

 

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