Triángulo de Amor Bizarro: «El sistema se aprovecha de nuestros errores como individuos y como sociedad»

Autor:

«Lo que nos sacia a nosotros es que hacer canciones y discos sea el final del camino, no el medio. Nuestro fin es seguir haciendo música y no perder esa ilusión»

 

Acaban de publicar su nuevo disco, Sed, un álbum con el que Triángulo de Amor Bizarro repasan las glorias y las fatalidades de la fama y del éxito, a través del lenguaje que mejor manejan: el noise y el pospunk con dejes de garaje. Eso sí, esta vez, también asoma el pop en cierto guiño a los ochenta. Hablamos con Rodrigo Caamaño, compositor, voz y guitarrista de la banda gallega.

 

Texto: SARA MORALES.
Fotos: TOÑO CHOUZA.

 

El ruido les nace solo. Como una bocanada de fuego imposible de controlar, como ese impulso inherente a su esencia como banda, pero que han aprendido a dominar para convertir cada pieza a la que dan vida en el pasaje idóneo —ya sea melódico o estruendoso— que describa toda la paleta emocional. Precisamente, sobre eso va este nuevo álbum, Sed (Mushroom Pillow, 2023), el sexto de su carrera: sobre emociones, impulsos, creencias, mentiras, aciertos y errores. Un disco para el que han contado con el magnífico trabajo de Carlos Hernández a los mandos de la producción y que vuelve a evidenciar la enérgica y genuina identidad de una banda que, cada paso, cada trabajo, les lleva a superarse. Las décadas de esfuerzo, la humildad y la autenticidad son sus llaves maestras, porque Triángulo de Amor Bizarro se han hecho a sí mismos a base de la lealtad que profesan a su propio carácter y de tener las ideas muy claras. Sed, con sus personajes malignos y su miedo al paso del tiempo, es un disco que se ha fraguado a fuego lento, pero que toma carrerilla a la hora de atraparnos; además, nos anima a detectar cuáles son nuestros propios deseos —por los que sí merece la pena luchar— y los deseos impuestos desde fuera —de los que hay que huir—. El propio Rodrigo Caamaño, voz junto a Isa, guitarrista y compositor del grupo, nos lo cuenta.

 

¿Qué tal, Rodrigo? ¿Cómo estáis? Imagino que atravesando un momento muy dulce con la publicación de este nuevo disco…
Estamos muy contentos porque ya estamos empezando con los conciertos de presentación y ahí, frente al público, es donde de verdad recoges los frutos del trabajo hecho. Nos gusta mucho estar en el estudio también, pero es cierto que entre que se graba el álbum y ve la luz pasan unos meses en los que estamos muy expectantes, a la espera, como congelados, por ver cómo va a ser la acogida. Ya por fin estamos en ese momento en que está en manos de la gente y es muy emocionante.

 

¿Y qué tal ese primer concierto con Sed en el festival Tomavistas? Ese ha sido el primer contacto real del disco con el público.
Salió el disco el mismo día que teníamos ese concierto, así que genial. A la gente parece que le está gustando, las canciones en directo tiran muy bien, están planteadas muy para el formato banda. A la hora de componerlas y de arreglarlas están creadas ya desde esa perspectiva y están funcionando muy bien, sin grandes sorpresas. Teníamos ganas ya de llevarlas al directo.

 

Ahora os espera un verano intenso de festivales, pero de cara al otoño, cuando toque rodar por las salas con la gira que ya habéis anunciado… ¿Cómo tenéis pensado que sean esos conciertos? ¿Sonarán igual de eléctricos y potentes que en las macrocitas?
En los festivales los conciertos han de ser más cortos, aproximadamente de una hora; así que tenemos muchas ganas de ir a las salas porque en ellas es donde realmente podemos recrearnos y ofrecer más detalles.

 

Ahora, encajar un repertorio para un concierto se complica con seis discos a las espaldas…
Claro, ese es el tema, tenemos que dejar canciones fuera; además canciones que son bastante nuevas, del disco anterior, por ejemplo. Pero hemos pensado que lo mejor es ir moviendo el setlist, no ir con el mismo a todas las ciudades; pensando sobre todo en que el material más antiguo no se quede atrás, para poder ir tocándolo todo y porque a nosotros mismos no nos apetece olvidarnos de él. Y es cierto que hay canciones antiguas que, a lo mejor, corresponden más a una determinada edad, pero la gran mayoría sí que se amoldan bien a la actualidad, son bastante atemporales y nos apetece ir rotándolas.

 

«En la gira de salas que arrancará en otoño, tenemos pensado ir rotando el repertorio para dar sitio también a nuestras canciones más antiguas»

 

Y de las relativamente nuevas, pero también de discos anteriores a este, no pueden faltar ni “Folía de las apariciones”, ni “Nuestro siglo Fnord”. Por favor.
“Folía de las apariciones”, por ejemplo, es una canción que estuvimos tocando mucho con el disco anterior, claro. Pero sí, es uno de esos temas que seguro que rescatamos también, aunque no te sé decir en qué ciudad concretamente [risas]. Las dos son canciones que venimos tocando regularmente. En las salas, como te decía, va a haber tiempo para repasar un poco más todo, así se puede estructurar el repertorio de otra manera y se puede crear una narrativa del propio concierto.

 

Además, imagino que también tendréis en cuenta el carácter de la propia ciudad a la hora de elegir una colección de canciones u otra.
Claro, claro. Eso también lo pensamos: el carácter de cada ciudad y si a esa ciudad en concreto hemos ido ya varias veces o casi nunca. Todo influye.

 

Tirando de psicología.
Totalmente. Son factores a tener en cuenta.

 

Entrando ya en el contenido del nuevo disco ¿Por qué Sed? ¿De qué tiene sed Triángulo de Amor Bizarro?
Ahora mismo tenemos sed de girar y dar conciertos [risas]. La sed es un impulso muy primitivo y describe muy bien los otros impulsos de los que hablamos en el disco. Sed trata de esa sed de reconocimiento, de éxito, de crecimiento, de fama… que son deseos e impulsos muy primitivos y naturales del ser humano. Deseos innatos en nosotros y de los que el propio sistema se aprovecha, los toma como fallos del individuo y de la sociedad y, al mismo tiempo, los alimenta para manipularnos.
Es una palabra que surgió de manera natural y nos gustó porque engloba muy bien todo el sentido del disco. De todas formas, poner el nombre a un álbum siempre es complicado, pues debes condensar en una sola palabra, frase o concepto todo el contenido.

 

Esto me recuerda a vuestro disco anterior, el homónimo —aunque invertido— oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ.
Claro, es que ese disco es el perfecto resumen de lo que somos nosotros, con todos nuestros matices, todos nuestros giros… Es el álbum por que el que si no conoces a Triángulo de Amor Bizarro, al escucharlo, puedes llegar a saber cómo somos y cómo sonamos. Engloba muy bien toda nuestra historia, por eso el título también llegó solo.

 

Sin embargo, Sed sí tiene un hilo conductor concreto. Digamos que sería, aunque ya esté muy denostada la palabra, un disco conceptual.
No me gusta mucho esa palabra, pero sí. Realmente tiene un mensaje más unificado entre todas las canciones y creo que este sería nuestro primer disco así.

 

Habláis de la búsqueda del éxito, del poder y de la fama, el camino que hay que recorrer hasta alcanzarlos (si es que se alcanzan) y sus consecuencias, ojo, porque también las hay. ¿Hay algo de autobiográfico en Sed?
En realidad a nosotros la pandemia nos marcó mucho, nos pilló justo cuando salió nuestro anterior disco y tuvimos que cancelar toda la gira, dar a conocer las nuevas canciones a medio gas y como pudimos. Fue por eso que, al final, aprovechamos el contexto y las limitaciones que trajo consigo para montar nuestro propio estudio en casa. Empezamos a grabar un montón de material, horas y horas de ensayos, improvisaciones, pruebas de canciones… Y así es como surgió este disco, de forma muy natural: entre concierto y concierto cuando pudimos volver a ponernos en marcha tras la pandemia, a cada rato que íbamos teniendo más libre… Al final, es el álbum más unido, en todos los sentidos, que hemos hecho. Cuando acabamos la gira del disco anterior, en octubre o noviembre del año pasado, empezamos a ordenar un poco todo este material y a valorar si daba o no para un elepé. Vimos que había varias canciones que rondaban una misma temática, que partían un poco de lo mismo aunque después hablaran de otras cosas, y fue ahí cuando lo vimos claro. Había un nuevo álbum en ciernes.

 

¿Cuáles fueron las primeras canciones que salieron?
“Estrella solitaria”, por ejemplo, nació en 2020, en plena pandemia. Y “La carretera” también fue de las primeras.

 

“Estrella solitaria” es, precisamente, una de las perlas de Sed. Un tema que, en sonido, se sale bastante de la línea general del disco, con esos aires de synthpop melancólico a través de la voz de Isa.
Es como la canción de un disco que, en realidad, no existe. Y fue la que nos marcó un poco la estructura del álbum. En este repertorio estamos hablando de estrellas, de músicos, de gente triunfadora, de sus caídas, sus decepciones… y también había que mostrar la cara ideal de ese tipo de artistas.

 

La cara ideal, pero con frases tan lapidarias como «Vieja estrella solitaria, para quién brillas si ya no hay casi nadie mirándote».
Claro, claro. Una caída hacia el abismo. Por eso, a nivel sonoro, tiene ese toque ciertamente oscuro y nostálgico. Además, a mí todo el rollo synthpop de los ochenta me encanta, me gusta mucho desde siempre; pero también tiene el peligro de que quedes atrapado en esa nostalgia.

 

«Nuestra ambición es seguir haciendo lo que nos da la gana, no contemplamos el mainstream»

 

Algo de lo que vosotros habéis huido siempre, además.
Sí, porque la nostalgia de otras músicas y estilos pasados es como una droga, te termina atrapando. Aún así, precisamente, intentamos tratar todos los matices de esa nostalgia a través del personaje que protagoniza esta canción y a través de esas influencias ochenteras, es una manera de decir que en muchas ocasiones idealizamos cosas o épocas que, en realidad, quizá nunca existieron como las hemos interiorizado. De ahí también viene la frustración, pues te pones a comparar el presente con épocas idealizadas y, obviamente, nunca están a la altura.

 

Triángulo de Amor Bizarro, entonces, aún sabiendo echar la vista atrás para valorar las cosas, está a favor del progreso.
Sí, sí, siempre. Y más nosotros como gallegos, que hemos visto evolucionar de una forma asombrosa a Galicia desde los años ochenta hasta ahora. Y lo hemos visto y hemos sido testigos desde que éramos niños. Otra cosa es que en ese progreso entren cosas que supongan retroceso, que también las hay; pero ese es el peligro de todas las épocas. Todos los tiempos de la historia tienen sus cosas buenas y sus cosas malas, por eso en el disco, aunque personificamos todo en los personajes de las canciones —en las estrellas de la música o el cine— en realidad estamos queriendo hablar de la presión que ejerce la sociedad, de las mentiras que te presenta, de las manipulaciones…

 

Sí, de los pequeños escenarios de cartón que nos venden. Como un Show de Truman gigante e intemporal.
Eso es. El concepto de éxito es algo de cada uno, porque cada uno se pone sus propias metas; sin embargo, la sociedad ejerce muchas fuerzas para que esas metas puedan no parecerlo o tengas que cambiarlas. El que se pone objetivos sencillos, resulta que es que no es ambicioso. El que se pone objetivos enormes, resulta que lo es demasiado. Y así todo.

 

¿Y qué metas tenéis vosotros?
Nosotros nunca nos pusimos la meta de ser el grupo más famoso de España, de hecho sería ridículo porque no hay más que ver la música que hacemos y la música que triunfa ante las grandes masas. Nosotros hacemos una música de un género y un estilo muy determinados, creo que bastante personal, y nuestra ambición —y nuestro éxito— es seguir haciendo lo que nos da la gana y poder seguir haciendo más discos. No se nos ocurriría jamás hacer música elástica que se amolde al estilo que se lleva en cada momento, eso no ha entrado nunca en nuestras cabezas. Nuestro objetivo no es el mainstream.

 

Hablando de autenticidad, me viene a la cabeza otra de las frases estelares del disco: «Él es punki pero no tanto, torturando aspirantes cuando va de jurado», perteneciente a la canción “Él” que cantas tú, precisamente. ¿Os habéis inspirado en alguien en concreto?
¡¡No lo podemos decir!! [risas]. Pero claro que hay personas y personajes en los que nos hemos inspirado, están ahí, no hay más que poner la radio o la tele. Es como esas estrellas del urban, que llevan dos telediarios, y ya se comportan como las estrellas del rock de toda la vida. Con esta canción tiramos un poco de sentido del humor, un poco de broma, es una canción de escarnio, pero sin mucha maldad, ¿eh?

 

Hay demasiada farsa y demasiado postureo en el mundo, ¿no? ¿Cómo se combate?
Es que hay demasiada estrella que queda estupenda en el telediario como noticia, pero que lleva consigo un discurso muy blandito. El postureo y lo impostado se ve cada día por todas partes y la manera de combatirlo es no repitiendo esos patrones o intentando arrebatar la música, que es algo único, universal y de todos, a megacorporaciones que la corrompen, que crean perfiles de artistas muy básicos y muy infantiles, y pretenden que nos los traguemos.

 

«No se nos ocurriría jamás hacer música elástica que se amolde al estilo que se lleva en cada momento»

 

Vuestra identidad sonora es bastante única a base de esa mezcla de noise, pospunk y garaje, que da lugar a piezas como “Huele a colonia Chispas”, “Estrella antivida” o la propia “Sed”, donde la entropía es la reina de la casa. ¿Es la mejor manera de romper con ese caos y esos clichés prefabricados de los que venimos hablando?
Nuestra base como banda es precisamente esto. Somos un grupo de canciones, pero también somos un grupo de sonido e intentamos hacerlo muy personal, que quede patente cuál es nuestro sonido de banda tocando juntos. De hecho, cuando empezamos a componer canciones por separado, porque hay momentos que cada uno trabajamos en los temas por nuestra cuenta, es cuando más nos distanciamos de ese punto de unión, de esa base, que es la esencia de Triángulo de Amor Bizarro. Nuestra esencia es la unión de todos nosotros tocando a la vez y ese sonido, ese ruido, también conduce a las letras que escribo.

 

¿En vuestro caso nace primero la música y después las letras, entonces?
Bueno, va un poco a la vez. Yo voy escribiendo textos a lo largo del tiempo, continuamente, donde me pilla, poco a poco me voy metiendo y es un proceso de semanas, meses e incluso años. Esos textos a veces terminan convirtiéndose en canciones, otros quedan ahí en el limbo, también recupero escritos antiguos y voy jugando con todo ello. La música, por su parte, suele surgir de una forma mucho más neutra, que es con todos nosotros en el local de ensayo haciendo ritmos, haciendo acordes, tocando juntos sin ningún tipo de patrón. Después, esos textos los adapto a un par de acordes a la guitarra y, tras ello, según lo que nos va sugiriendo el mismo texto, vamos uniendo música dependiendo de la emoción que nos transmite. Todo de un modo muy natural. No hay una mecánica, en realidad; cada canción pide su propia concepción, su propia forma de darle vida. Con este disco, de todos modos, yo he compuesto mucho al piano, pues desde hace años estoy yendo a clases. Ya lo hice con el álbum anterior, pero con este mucho más. Por eso, en Sed, mucha composición de acordes es sobre piano.

 

También hay en Sed pasajes ambientales, más serenos, más dream, como “La espectadora” que canta Isa, que es quien, casualmente o no, siempre aporta ese toque un poco más melódico y pop a los discos desde que se animó a cantar también.
Las canciones de un disco a lo mejor están hechas en un período de tres años, por lo que también están sometidas a los estados de ánimo por los que pasamos a lo largo de ese tiempo. A no ser que sea un disco urgente, como fue Año santo, nosotros solemos trabajar con mucho más tiempo; y el hecho de tener el estudio en casa da lugar a ir probando cosas cuando quieres, liarte a experimentar… “La espectadora”, ya que la mencionas, fue una canción cuyos acordes salieron muy rápido mientras jugaba con el piano. Son unos acordes que en la guitarra es muy difícil que los compongas así, y salió sola, estaba Isa por aquí, la llamé, probamos unas cosas y en diez minutos salió. La grabamos como una demo, solamente con el piano y la voz, y estuvo varios meses en el congelador, ahí, sin tocar para no estropearla y esperando a ver el día en que se nos ocurriera cómo la íbamos a hacer con la banda al completo. De repente ese día llegó y salió adelante.

 

¿Qué es lo que os sacia a vosotros?
A nivel de banda, seguimos en el punto en el que empezamos y es algo que queremos mantener: el hecho de que hacer canciones y hacer discos sea el final del camino y no sea el medio. Que todo lo que gira en torno al grupo es para poder hacer otro disco más, nuestro fin es seguir haciendo música y no perder esa ilusión y esa sensación de disfrutar haciéndola.

 

Una reivindicación en toda regla del oficio en sí mismo de crear canciones, ¿no? Algo que parece muy obvio, pero que también brilla por su ausencia en muchos casos.
Claro, es que eso es lo importante. ¿Qué queda al final de todo esto? ¿Qué queda con el paso del tiempo? Quedan los discos y quedan las canciones. La propia música es la que trasciende a todo.

Artículos relacionados