Thurston Moore: El señor del ruido

Autor:

«Es Thurston Moore y su metro noventa de rock nada acomodaticio. La cabra tira al monte. Y el ruido es narcótico»

Thurston Moore
16 de marzo de 2012
Sala Planta Baja, Granada

 

 

Texto y foto: EDUARDO TÉBAR.

 

 
Thurston Moore, uno de los vértices de Sonic Youth, recorre España. Al alcance de la mano, en salas de hechuras pequeñas. La gira que –en teoría– sirve para presentar su último disco en solitario, el reposado “Demolished thoughts”, favorece el contacto íntimo con el arquitecto del ruido. Todo en un momento confuso: tras su reciente separación de Kim Gordon, nadie sabe qué ocurrirá con la banda madre. Además, llegan ecos de Madrid, donde 400 personas asisten la noche antes a un concierto a medio gas, de dinámica acústica e interminable por culpa de constantes afinaciones.

Es casi la misma cantidad de gente que llena el Planta Baja en Granada. Sin embargo, aquí Thuston Moore juega al despiste. Ácrata y refunfuñón, el espigado guitarrista sale al escenario anunciándose como Paul McCartney & Wings. ¿Por ahí va una pista? Con 53 años bien llevados y aspecto de eterno «teenager», el neoyorquino se apoya en una formación dúctil y servicial. El sustento de Keith Wood (Hush Arbours) en guitarras, Samara Lubelski al violín y John Moloney (Sunburned Hand Of The Man) a los tambores.

La actuación arranca según lo esperado, con guitarra de doce cuerdas y sin voluntad aparente de castigar los pabellones auditivos. De la briosa ‘Never day’ a la bucólica ‘In silver rain with a paper key’. Entonces, alguien grita: “¡Cuélgate la eléctrica ya!”. Fruncimiento de cejas. El espectáculo sufre un viraje de 180 grados. El maestro de los embates sónicos tira de distorsión, se olvida de hablar de su libro y reconduce el repertorio hacia el material de su debut solista, allá por 1995. Tiempos de “Psychic hearts”. Uy, recordamos que ahí sí que chorreaba el ruido. Empieza otro concierto. Estridencias de voltaje moldeado. El arte de la asonancia. Y algo de masoquismo en el público, estremecido de placer por los latigazos de fragor. Suenan ‘Ono soul’, ‘See through-playmate’, ‘Feathers’… Ritmo y contundencia. Nostalgia de la era Nirvana. De hecho, el de Sonic Youth habla de Kurt Cobain, John Coltrane y Jack Kerouac. ¿Más pistas?

La experiencia revisionista constata la ligadura de Thurston Moore con la genética de su grupo de toda la vida. Se nota incluso en las canciones de “Psychic hearts”, entendido en su época como una evasión más o menos estandarizada frente a los principios de rigidez opaca de Sonic Youth.  Es Thurston Moore y su metro noventa de rock nada acomodaticio. La cabra tira al monte. Y el ruido es narcótico.

Artículos relacionados