“Te están robando el alma”, de Ian Svenonius

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LIBROS

“Solicita fervorosamente huir del egoísmo, de la tendencia moderna a que cada uno ha de mirar por uno mismo”

 

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Ian Svenonius
“Te están robando el alma”
BLACKIE BOOKS

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

The Make-Up fue un fugaz grupo de mediados de los 90 que tuvo más éxito en sus proclamas que en sus canciones. Una mezcla impecable e imposible de góspel, mensajes marxistas de fervorosa convicción y punk, que tuvo presencia con su actitud en alguna escena hispana. Ciertos fanzines y grupos –Hello Cuca!!! de Lidia Damunt, por ejemplo— tomaron esas enseñanzas para lanzar gritos de contenido riot o combativo. Su líder, Ian Svenonius, dirigió un programa de entrevistas en la televisión norteamericana y emprendió una labor de ensayista. Tras publicar un libro destinado a comentar en forma satírica los mitos y tópicos del rock, continúa su labor con este nuevo ensayo en el que se encarga de destruir las formas de vida de la sociedad occidental en el siglo XXI.

De hecho, Svenonius siempre comentó que sus grupos eran un partido político, sus ideas son comunistas –piensen que significa ello en Norteamérica— y por tanto su prosa se acerca a la del panfleto, un libelo en el que se denigra a las empresas que conforman el nuevo capitalismo 2.0. Telefonía, redes y tiendas de muebles son atacadas sin piedad, a veces hiperbólicamente, pero en todo caso esta conurbación de temas diversos, saltando y divagando de uno a otro, no deja de tener algo de razón. Por lo menos, mientras te obligue a pensar, ya tiene razón.

En ocasiones desde lo obvio. En Silicon Valley dicen que la cultura ha de ser para todos, pero no regalan ordenadores. En ocasiones trayendo asuntos encadenados como cerezas: el conflicto entre oriente y occidente se encarna simbólicamente en el vampirismo y en este juego entran también las Pussy Riot. En ocasiones delirando: las tabladuras de la guitarra tienen relación con tácticas bélicas.

Desde luego, el arte. Como en los movimientos extremistas, hay un arte degenerado. Svenonius lo apunta y carga su análisis con términos del campo semántico de la putrefacción hasta el frenesí. Y también hay capítulo para las películas porno. Pide, por todo ello —de nuevo como en los movimientos extremistas— la censura: de esta manera el arte tendría el hálito de lo peligroso y no de lo intrascendente.

En el fondo, solicita fervorosamente huir del egoísmo, de la tendencia moderna —cierta tendencia, ojo— a que cada uno ha de mirar por uno mismo. Entre esto, y que despierta constantemente la “funesta” manía de pensar concluimos que es un libro que está fuera de los parámetros de bueno o malo. Lo que resulta es provechoso. Y mucho.

Anterior crítica de libros: “Historia de la música disco”, de Luis Lapuente.

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