Sharon Van Etten, guerrera de la introspección

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«Con dejes a lo Lucinda Williams y a Springsteen, en un ímpetu vocal y emocional propio, modernista, callejero y a veces tendente al pop»

 

Con motivo de la reedición de Tramp, el tercer disco de la cantautora estadounidense, publicado en 2012, repasamos su trayectoria como una de las compositoras más imponentes de los últimos años y, a la vez, más escondida.

 

Texto: SARA MORALES.

 

Mucho llevaba vivido y cantado la cantautora de Nueva Jersey cuando, en 2019, el foco de la atención comenzó a mirar hacia ella gracias al tema “Seventeen”. Aquella oda a su pasado adolescente, a los tormentos y las ilusiones de la Sharon de esa etapa, cayó en la escena como el hallazgo de un tesoro, como la promesa del nuevo folk rock estadounidense, como el descubrimiento de una artista que, aunque llevaba ya diez años haciendo canciones, por fin parecía encontrar su sitio ante los ojos de la gran masa. Con dejes a lo Lucinda Williams y a Springsteen, en un ímpetu vocal y emocional propio, modernista, callejero y a veces tendente al pop, Sharon Van Etten se colaba en nuestras vidas para quedarse aunque, en realidad, ya llevara tiempo habitando en ellas. Aquella canción se convirtió, sin duda, en una de las revelaciones de aquel año; pero para comprender su historia, y dónde se encontraba ella cuando llegó el justo reconocimiento, debemos viajar una década atrás.

Siendo muy jovencita, y habiendo crecido como cantante de un coro en su Belleville natal, decidió dejarlo todo y mudarse a Tennessee para empaparse de las influencias musicales de las fecundas tierras del country. Fue allí donde comenzó a tejer el que sería su primer trabajo, Because I was in love, que vería la luz en 2009 una vez de vuelta a Nueva Jersey. A base de confidencias cantadas junto a una guitarra, Sharon asentó con este trabajo seminal las bases de la que iba a ser su forma de expresión hasta el día de hoy, un latido muy particular enmarcado en el espíritu alternativo que iba a conquistar poco a poco, y muy humildemente, los oídos de sus maestros, de la industria y del grueso mortal. Aquel mismo año colaboró en el álbum de The Antlers, Hospice, y, al siguiente, se lanzó a dar vida a su segundo trabajo, Epic, el disco que le abriría las puertas del circuito independiente, gracias a temas como “Love more”.

 

Pequeños pasos, grandes decisiones

El carácter intimista y confesional de las composiciones de Sharon Van Etten, la gran baza semántica de su obra, que ya se veía venir, tomó el peso que se esperaba con su tercer álbum de estudio, Tramp (2012). Un disco que hace unas semanas celebraba su undécimo aniversario con la publicación de una nueva edición que incluye dos detalles extra: la canción inédita “This is too right” y el videoclip de “Serpents”, uno de los temas estrella del repertorio. Aquel álbum fue concebido y vio la luz en la época en que Van Etten se había instalado en Nueva York, tenía treinta años y asistía a una etapa de incertidumbre y vulnerabilidad, emociones siempre aliadas en el aura y las letras de la cantautora pero que, en aquel momento, se magnificaron por la apuesta vital de haberlo dejado todo para plantarse en la Gran Manzana, acompañada de una maleta, muchos sueños y más miedos.

De la relación que había nacido con los miembros de The National un año atrás, en 2011, por su colaboración en la canción “Think you can wait” para la película Win win y por acompañar a la banda neoyorkina como su telonera en buena parte de sus conciertos por Europa aquel año, Sharon, una vez en la ciudad de los rascacielos, recurrió a ellos para comenzar a dar forma a Tramp. Así recuerda ella misma el papel fundamental que jugó Aaron Desnner, guitarrista y teclista de The National, en este tercer álbum en el que ejerció de productor: «Se arriesgó conmigo. Recuerdo cuando me pasó su Fender Jag y me dijo que tocara “Serpents” tras escuchar la demo original. Me dio la confianza para hablar en voz alta y gritar mi rabia».

Pero no solo contó con el apoyo y la confianza de Desnner en aquellos tiempos confusos e inestables. Músicos como Logan Cole y Peter Silberman (The Antlers), Jessica Larrabee (She Keeps Bee), Thomas Barlett (Doveman), Rob Moose, Jenn Wasner, Julianna Barwick, Zach Condon (Beirut) o Matt Barrick (The Walkmen) también sumaron fuerzas para que la estancia neoyrquina y la materialización del tercer disco de Sharon Van Etten fueran lo más apacibles y seguros posible. «Significa mucho que todos estos músicos increíbles se reunieran a mi alrededor para ayudarme a encontrar mi voz», confiesa ella misma echando la vista atrás, en unas palabras de agradecimiento que ahora, desde Los Ángeles, ciudad en la que reside actualmente, ha pronunciado con motivo de la reedición del disco.

 

Desde otro lugar

Las inseguridades de Sharon en aquel tiempo también la impidieron lanzarse a publicar el videoclip de la canción “Serpents”. Un trabajo audiovisual dirigido por Naomi Young que llega, como decíamos, como una de las sorpresas de esta nueva edición de Tramp, y que en su día quedó hecho, pero sin publicar. «En ese momento, no tenía mucha experiencia con vídeos musicales. Estaba muy insegura de ser el foco de un video. Tal vez no estaba preparada para enfrentarme a mis demonios. Podía escribirlas e interpretarlas, pero enfrentarlas y mostrar mi alma ante la cámara lo sentía como algo completamente diferente, y cuando me miraba a mí misma me sentía incómoda en mi propia piel. Por eso elegí no publicar el video», relata la compositora.

Por todo esto y, sobre todo, por haber sabido sobreponerse superando sus propios temores, por haber aprendido a remontar de las caídas anímicas y controlar esa desesperación que un día llegó a paralizarla y que, aunque continúa presente en sus canciones, ya domina y tiñe de cierto optimismo, cobra tanto valor este Tramp de 2023. Un álbum contemplado ya desde otro punto, desde la mirada de una mujer que se ha hecho paso a paso con paciencia y una honestidad que, en muchas ocasiones, ha jugado contra ella misma. Desde la distancia del tiempo que consigue enfriar y relativizar las cosas, desde el corazón de una compositora que continúa creando discos que, ahora ya sí, la sitúan en el lugar que merece, como Are we there (2014), el epé I don’t want to let you down (2015), el más que notable Remind me tomorrow (2019), donde se esconde la incontestable “Seventeen” que abría este artículo, y su último We’ve been going about this all wrong (2022).

Desde la aventurera que asomó la patita en el mundo de la interpretación con un papel en la primera temporada de la serie The OA, desde la artista que colaboró con John Cale en aquel tributo a Nico de 2013, llamado A life along the borderline; desde la cantante que acompañó al mismísimo Nick Cave en su gira de aquel año y, también, desde la madre que es ahora, al tiempo que continúa exorcizándose en canciones.

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