Rufus Wainwright. Reportaje

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Rufus Wainwright. Reportaje

Excesivo, barroco y genial, la estrella de Rufus Wainwright no ha hecho más que comenzar a explotar, siendo cuestión de tiempo que comience a ser considerado un clásico moderno a la altura de los grandes maestros de la canción. Sirva este diccionario como una aproximación a él y a su obra.
Texto: JUAN JOSÉ ORDÁS FERNÁNDEZ.

ALL I WANT: Nombre del apetitoso documental editado en 2005 en el que se realiza un amplio recorrido por la carrera del canadiense. Una excepcional manera de introducirse en su mundo, condimentado por temas en directo y clips. Quizá demasiado pronto para una retrospectiva sobre un artista tan joven, aunque dada la intensidad de su carrera resulta hasta justificado.

BAUTISMO: El bautismo musical del primogénito de la familia tuvo lugar en un disco de su madre y su tía, o lo que es lo mismo, las hermanas McGarrigle. El LP en cuestión, titulado The McGarrigle hour, era una fiesta folk familiar en la que el clan al completo colaboraba en distintas canciones. Muy entrañable, especialmente proviniendo de unas leyendas del folk como son las citadas hermanas.

CANADÁ:
Natural de Montreal, resulta imposible pensar qué es lo que tienen esas tierras para haber brindado al mundo a Neil Young, Leonard Cohen, The Band y… Rufus Wainwright.

DEBUT:
Si bien es cierto que las conexiones de sus progenitores con el mundo musical le facilitaron el acceso a los capos de la industria, no es menos cierto que habría que estar sordo para no apreciar la belleza, originalidad y potencial de sus primeros temas. Editado en 1998 y bautizado con su propio nombre, Rufus presentaba una llamativa propuesta que sería superada en futuras entregas; aunque, no nos engañemos, la semilla está aquí. Además, contó con la colaboración de Van Dyke Parks, ni más ni menos. Ese mismo año fue nombrado mejor artista revelación por Rolling Stone (por una vez, acertaron).

DROGAS:
Los abusos de sustancias como el «crystal», llevaron a Rufus a rehabilitarse cuando apenas estaba acariciando el éxito. Por consejo de su amigo Elton John, en 2002 ingresó en un centro de rehabilitación, interrumpiendo la grabación de su tercer largo (Want one). A cambio salió del centro rehabilitado y con más canciones aún que irían a parar a su cuarto trabajo (Want two).

FAMILIA: Hijo de Loudon Wainwright III y Kate McGarrigle, el aprendizaje musical ha sido una constante en la vida de Rufus, teniendo contacto desde muy pequeño tanto con el folk como con la ópera y la música clásica (combinación mágica que define su particular estilo). Por otra parte, el enfrentamiento con su padre dio lugar a una de sus más inspiradas composiciones, «Dinner at eight» (actualmente parecen mantener una buena relación). Además, dentro de su familia el talento parece ser una constante, su hermana Martha Wainwright suele prestarle sus servicios como corista y acaba de publicar un muy recomendable disco debut.

GAY:
Homosexual declarado desde los 14 años, podemos encontrar múltiples referencias a su sexualidad en cualquiera de sus trabajos. Temas provocadores pero de gran calidad como «Gay Messiah» o «One man guy», le han permitido ser respetado tanto dentro del ambiente gay, como fuera de él, escapando de cualquier sectarismo. En sus conciertos se puede encontrar todo tipo de público.

JUDY GARLAND:
Si Bowie se atrevió a «homenajearla» en su tema «Starman», Rufus no iba ser menos. Recientemente ofreció y grabó un concierto de homenaje compuesto exclusivamente por temas pertenecientes al cancionero de la vieja estrella. En breve lo editará y continuará dedicando a la Garland selectas noches temáticas.

LEONARD COHEN:
No sólo se conocen y comparten patria, sino que además Rufus cuenta con el beneplácito del poeta budista. Asimismo, Wainwright grabó el “Hallelujah” de Cohen para la banda sonora de Shrek, dando como resultado una preciosa versión a la altura de la que realizó el desaparecido Jeff Buckley. Para el recuerdo queda también su sentida versión de “Chelsea hotel”, incluida en el documental I’m your man.

MARIUS DE VRIES: Productor de confianza de Wainwright, ha sido fundamental para ayudarle a llevar a buen puerto sus grabaciones esenciales. Tras haber colaborado con luminarias del pop como Bowie o Madonna, De Vries se descubrió como el productor adecuado para apoyar a un nuevo artista, clásico y novedoso a la vez. No obstante, en su último trabajo ha sido relegado a las tareas de mezclador, dejando la producción en manos del propio Rufus. Pero no acaban ahí las conexiones con el Duque Blanco, pues comparten músicos de sesión y de directo, entre ellos Gerry Leonard, experimental guitarrista al servicio de ambos músicos.

POSES: Segundo disco en solitario, creado entre el desenfreno de la noche y álgidos momentos de inspiración. Se trata de un paso de gigante frente a su predecesor, constando de composiciones mucho más sólidas y barrocas, destacando especialmente la maravillosa «California». Si alguien tiene dudas de lo bien que se lo pasaba Rufus durante sus juergas nocturnas, no tiene más que echar un ojo a las fotos interiores que acompañan al disco. Curiosamente, tanto este trabajo como su debut, son ninguneados sin compasión en su actual gira.
 
RELEASE THE STARS: Último trabajo del canadiense hasta la fecha y convenientemente reseñado en EFE EME. Supone su consagración como gran creador de canciones, tratándose, probablemente, de su mejor y más accesible disco. Una gran manera de acercarse al mundo de Rufus.

WANT ONE: El tercer LP, el de la consagración, con el que demuestra que pocos se pueden comparar a él cuando se trata de hacer perfectas piezas pop, verdaderas mini-suites, cuidadas al detalle. Desde la portada, con un Rufus ataviado como un clásico caballero andante, algo nos indica que lo que tenemos entre manos dista mucho de cualquier producto pop. Editado en 2003, se trata de uno de sus mejores trabajos, en dura competencia con su último lanzamiento, Release the stars. Además, será en este álbum en el que alcance la madurez como letrista, desarrollando su personal lírica en la que se entremezclan ironía y sentimentalismo a partes iguales. En él se encuentra uno de sus temas estrella: «I don’t know what it is».
 
WANT TWO: Cuarto trabajo erraticamente bautizado como la segunda parte de Want ya que, salvo un alto estandarte de calidad, poco tiene que ver con su predecesor. Conformado por los temas que compuso tras su rehabilitación, Want two es más calmado que el anterior, como la resaca después de la celebración. No obstante, no se trata de un disco menor, manteniendo un ritmo tranquilo aunque constante y presentando temas como esa preciosa «The one you love» o la colaboración del premiado Antony en «Old whore’s diet». Un disco quizá más meditativo, pero de una carga emocional casi más fuerte. Y sí, el que aparece en la portada vestido de princesa de cuento es él.

Para escuchar algunos temas de Release the stars, entra aquí.

Web oficial de Rufus Wainwright.