Rockola, Discos. 28 de diciembre de 2007

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Rockola, Discos. 28 de diciembre de 2007Bajofondo
Mar dulce

SURCO/UNIVERSAL

Bajofondo (antes Bajofondo Tango Club), como ya hiciera Gotan Project, a los que parecen seguir muy de cerca, en su segunda entrega amplía horizontes y del inicial tango electrónico con que se dieron a conocer, se abren a otros ritmos del Río de la Plata: milonga, candombe. Y como ellos mismo explican en las notas iniciales, rock y hip hop.
    Se agradece una amplitud de miras que permite que los colchones sonoros que construyen Gustavo Santaolalla (sí, el reputado productor y ganador de dos Oscar) y Juan Campodónico encuentren nuevos cauces por los que fluir. Pero Mar dulce no deja de ser un disco irregular, que acumula grandes momentos (especialmente en los cortes instrumentales, en los que parecen mostrarse más libres) con otros inexplicables, que parecieran guiños a la necesidad de dotar al resultado final de una cierta internacionalidad con la presencia de vocalistas de renombre que no aportan gran cosa (terrible e innecesaria la colaboración con la Mala Rodríguez), si exceptuamos a un Elvis Costello enorme en «Fairly right».
    Bajofondo es, sobre todo, una experiencia musical de múltiples caras, desde la más abiertamente electrónica (quizás la que menos vaya a resistir los embates del tiempo) a la que goza recreando modelos desarrollados hace décadas por Piazzola, sin obviar el ambient y el chill out. Así son capaces de oscilar entre lo sublime (hay momentos completamente magistrales en Mar dulce, y grandes aciertos) y el ejercicio de estilo más o menos vistoso. Es como si se encontraran en un cruce de caminos, sin decidirse a tomar una ruta con todas sus consecuencias. En el futuro se agradecería que orientasen sus pasos en una dirección y la desarrollasen con todas sus consecuencias: La de la calidad (donde tendrían mucho que investigar y aportar) o la de la pirotecnia colorista para públicos poco exigentes. Ahora, pese al evidente éxito internacional, la fórmula no termina de cuadrar.
JUAN PUCHADES.

Índigo
Se acabó la rabia
JUNK

Eran prolíficos al editar maquetas y lo son también al producir discos. Los valencianos Índigo, gracias a esta fecundidad, presentan su segunda referencia en poco más de un año y se apoyan en la voz de Vanesa Prado y en unas cadencias mucho más rockeras que las de su  debut, marcando la sutileza –que la hay– con electricidad. Sigue existiendo magia en los arreglos y momentos de levedad acústica, pero el conjunto posee una fuerza mucho mayor que la expuesta en su anterior entrega.
    Quizás parte de esta fuerza esté en las letras, cargadas de indagaciones sobre la condición humana, hasta el punto de convertir a Índigo en el único grupo existencialista del pop nacional. Y salen victoriosos de la apuesta con canciones tan redondas como “Supervivientes”, una declaración de valentía ante los problemas que consiguen elevar a la categoría de himno.
    Sin embargo, esta profundidad en las letras no impide que se concentren en algunos temas atributos de single. La trompeta y los arreglos de la enérgica “No preguntes” a la vez que subrayan una letra sobre el vacío de la condición humana, desarrollan adictivas espirales de sonido. Así es que no debe temer el lector enfrentarse a estas canciones porque son a la vez profundas y claras. Como la buena literatura, o como la vida.
CÉSAR PRIETO.

Meu
Did you hear?
ROCK ON! MUSIC

Cuando hace dos años Meu editaron What’s up (Rock On! Music) la mayoría de críticos (entre los que me incluyo) presentamos al grupo como la formación en la que tocaban algunos de los ex compañeros de Xoel López (Deluxe) en la Elephant Band, un combo dedicado a los sonidos sesenteros. Las comparaciones entre ambas trayectorias parecían en ese momento algo inevitable para intentar explicar dos propuestas que, desde un tronco común, eran completamente diferentes. En Did you hear? Meu se afianza las ideas ya expresadas por Nacho Mora y los suyos en su primer trabajo (incluso en el diseño gráfico de portada y créditos) pero no por eso este disco deja de sonar novedoso. De los doce cortes que incluye esta segunda entrega destacamos “Make it worst”, un tema que enlaza con la tradición del “pop art” sonoro capitaneada por The Who; “Hungry eyes”, composición que abre el CD y que sirve de carta de presentación del grupo y donde Meu exhibe sus armas: calidad interpretativa y un catálogo de influencias que van de la psicodelia al punk pasando por el glam y el power pop; “By the pound”, por sus efectivos arreglos de viento, y la rabiosa “Overview”. Meu tuvieron un esperanzador debut en 2005. Han dado un paso adelante. Esperemos que sigan así.
ÀLEX ORÓ.

Poncho Sánchez
Raise your hand
CONCORD/UNIVERSAL

No, no hay posibilidad de error. Nadie ha cambiado la carcasa por un disco de Al Green ni Poncho Sánchez se ha rasurado su bien poblada barba castrista. Si este Raise your hand arranca con la voz del gran Eddie Floyd es porque al venerable congosero le ha dado por homenajear la música de su juventud, que es el soul. Hablamos de los años 60 y de ese eje fundamental que pasaba casi exclusivamente por la ciudad de Memphis, Tennessee, cuna de una de las factorías más febriles que pueda jamás conocerse: el sello Stax. Para todo un jazzman latino como él, es bien comprensible: todavía faltaría un poco para que el boogaloo hiciera de las suyas en esa bomba de relojería llamada Nueva York. En el empeño no comparece solo: aparte del mencionado Eddie Floyd, ha logrado juntar a buena parte de los viejos MG’s, con el órgano del propio Booker T. Jones y el guitarrista Steve Cropper. Además de lucirlos en el mencionado tema inicial, se permite el capricho de cerrar el álbum con una muy fugaz versión de “Knock on wood”. Pero para regocijo de los más latinorros, el álbum cuenta con absolutas y verdaderas perlas de su vertiente más afrocaribeña: “El agua de Belén”, por ejemplo, con la voz del puertorriqueño Andy Montáñez; “¿Dónde va chichi?”, con José “Perico” Hernández, y “Amor con amor”, que se canta él solito con una letra realmente antológica. Hay más apariciones estelares, como la del saxofonista Maceo Parker (“Shotgun”, “Maceo’s house”), que ejerce un curioso papel de bisagra en las ambiciones sonoras del álbum. Por decirlo de forma más gráfica, es quien rompe con la idea de que los temas impares apuntan para Memphis y los pares al Caribe. Llega un momento en que Poncho Sánchez y sus músicos juegan a todo con tanta naturalidad que se disparan las barreras. Un trabajo sublime de principio a fin, sí señor.
GERNOT DUDDA.

Varios
Reprise! When jazz meets pop #3

NOVA RECORDS/KARONTE

El sello francés Nova Records, que son unos linces en esto de empaquetar recopilatorios “ad hoc” con excusa retro, ofrece un nuevo volumen de la serie Reprise!, dedicada a husmear entre los numerosos casos donde el jazz ha bajado de su pedestal para codearse con piezas conocidas del pop. Y sin que por ello quede menoscabada la calidad del invento, lo cierto es que se presenta una enorme falla entre los “casos históricos” (principalmente de los años 60 ó 70 del pasado siglo) y los más actuales, donde por conocimiento del proyecto ya parece que la broma se celebra sin el menor asomo de inocencia interpretativa pero sobrada de “elemento naïf”. Dentro del primer grupo encontramos a primerísimos espadas del jazz de las últimas décadas, que han decidido jugar a la baza del “cover” con piezas fetiche del momento para el que fueron compuestas. Dentro del segundo grupo, aunque con honrosas excepciones (Biréli Lagrène, Bugge Wesseltoft), tenemos a intérpretes desconocidos la mayoría, posiblemente manejados sólo para la ocasión, cuyas respectivas elecciones carecen por lo tanto de emoción al no poder disponer de elementos de comparación que echarnos a la boca. Destacar por supuesto a Wes Montgomery llevándose a su particular huerto funky el “California dreamin’” de los Mamas And The Papas. A Chet Baker calentando su trompeta a la temperatura del soul más abrasador con el “Spinning wheel” de Blood, Sweat & Tears. A Earl Klugh adelantándose a los Tuxedomoon del futuro con su intrigante adaptación del “I heard it through the grapevine” de Marvin Gaye. A los enigmáticos Lord Sitar haciendo más psicodélico aún el “I can see for miles” de The Who, con una gloriosa lectura instrumental. A Lou Donaldson inaugurando el marcador de las numerosas versiones (buenas) que ha tenido “Ode to Billy Joe”. A Quincy Jones rabiando también de puro soul con el “I got you (I feel good)” de James Brown. Tesoros bastante inaccesibles hasta el momento que ahora forman parte de la larga cadena de rescates que la curiosidad ha propiciado entre la colonia de músicos, productores y DJs.
GERNOT DUDDA.