Recuerdos de puzzles y dragones, de Puzzles y Dragones

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DISCOS

«No hay filigranas en el disco, ni postureo; aquí, las canciones mandan»

 

Puzzles y Dragones
Recuerdos de puzzles y dragones
EL GENIO EQUIVOCADO, 2023

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

El tercer disco de los madrileños Puzzles y Dragones completa una trilogía temática que se inició hace tiempo y revela el mismo mensaje: recuerdos del corazón vestidos a la manera de Sarah Records y perfumados con colonia de The Field Mice o los primeros Secretos. Son todas las canciones muy similares en sus patrones; pero, por escoger una al azar, “Abismos y sombras” es la canción más sencilla de la música en castellano desde hace años, pero también la más emocionante. Beben de esa tradición de melodías que se inició con el C-86 y Sarah Records, y conservan toda la fuerza del corazón. Quizás no sea para todos los públicos y cueste de compartir su magia, pero al que le disparan, le entra directo y le acompaña en ese final que es como dirigirse al crepúsculo.

Se podría tender las mismas redes a cada canción. “Rubén y Andrea” está llena de intimismo y delicadeza. También de un valor que a este cronista le complace mucho: el amateurismo. En su criterio, que comprende que no es el de todos, una composición aumenta su valor si se percibe que son cuatro amigos que simplemente buscan esa canción pop perfecta, esos punteos de guitarra, esa historia que parece contada a un amigo en noche de confidencias.

Se acerca al pop de habitación, también de guitarras pero lleno de delicadeza en las melodías, en “El vacío que no se puede llenar”, que cierra a la perfección de la manera más sencilla. Algo más de cuerpo toma “El final de mi felicidad”, que añade unas deliciosas trompetas a lo The Pale Fountains —igual que “Los días sin final” añade violines— que le dan cuerpo, pero sin que deje de ser quebradiza, también en la letra, sostenida por sentimientos fuertes que parecen romperse.

Cierto es que el disco, por lo menos al inicio, bebe de este tono. “La distancia está cerca” es también canción de desamor, dolores del corazón, arritmias de la vida. Sin embargo, “Fantasía” es más optimista, con más empuje en la voz, y “La advertencia” goza de una melodía soleada, un folk pop con aromas naturales y soles con neblina.

Esta neblina abarca el final con cierta melancolía. “Gente mayor” lo es, y mucho; y “La línea de sombra” aporta una extraña magia que te hace escucharla una y otra vez.

Diez años después de su primera plasmación sonora, siguen haciendo lo que pretendían: guitarras que crean emociones, ritmos jangle pop y una disección de los corazones entre brumas melancólicas. No hay filigranas en el disco, ni postureo; aquí, las canciones mandan.

Anterior crítica de discos: Home Again – Live from Central Park, New York City, May 26, 1973, de Carole King.

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