Punto de Partida: Marilia Monzón, Ella Fitzgerald y Louis Armstrong

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«Louis Amstrong me teletransporta a las habitaciones de mi casa y al olor de la comida de mi madre»

 

La cantante y compositora canaria arrancaba el pasado jueves en Madrid la gira de presentación de Prenderé una velita (Esmerarte, 2023), su álbum de debut con el que ha encandilado y sorprendido a la escena a base de una sencillez y una belleza tan personales como contagiosas. Inmersa ya en una hoja de ruta que la llevará hasta México el próximo 2 de marzo, y continuará en abril por ciudades como Granada, Sevilla, Málaga, Coruña, Vigo y Toledo, y en mayo por Vitoria, Burgos, Zaragoza o Huesca, hoy se detiene a hablarnos del disco que le cambió la vida.

 

Ella Fitzgerald y Louis Armstrong
Ella and Louis
VERVE, 1956

 

Texto: MARILIA MONZÓN / EFE EME.

 

Enseguida le invaden a Marilia las palabras y los elogios para describir este álbum fundacional del jazz vocal, en el que dos figuras claves de la música, como Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, se encontraron para hacer historia: «Para mí lo verdaderamente especial de este disco es la mezcla que se crea entre las voces de Louis y Ella. Siempre me pareció admirable esa forma que tenían de hacerlas empastar tan bien. Y aunque me es difícil elegir, creo que mi canción favorita es “April in Paris”».

Así es como la compositora canaria recuerda hacerse con él: «Supe de él por mi madre. Casi todas mis referencias musicales vienen de ella. En un día podíamos pasar desde Louis Amstrong a Aretha Franklin o lo clásicos boleros de siempre. Este disco me trae muy buenos recuerdos de mi llegada a Madrid. Fue en una de mis primeras visitas al Rastro cuando, de pura casualidad, me lo encontré. Louis Amstrong me teletransporta a las habitaciones de mi casa y al olor de la comida de mi madre, por eso le guardo especial cariño. Haber encontrado este disco justo en mi llegada a la ciudad me dio sensación de cobijo y bienvenida a lo que sería mi nuevo hogar. El precio rondó los quince euros y lo compré en formato vinilo porque, recientemente, me había hecho con un tocadiscos».

«Siempre fui de comprar mis discos favoritos en formato físico. Este, cómo les decía, fue de pura casualidad, pero he de admitir que Louis Amstrong, aunque por herencia familiar siempre me gustó, a este álbum en concreto no le había dado tanta importancia. Cuando llegué a mi nueva casa empaquetada por cajas después de la mudanza Canarias-Madrid, escuchar sus canciones me hicieron sentir la raíz y la calma, por eso, cada vez que siento un poco de tempestad a mi alrededor, vuelvo a estas melodías», asegura.

Como es de imaginar, este no es el primer elepé que Marilia adquirió para comenzar su colección, pero, como cuenta, sí que es de los más especiales que posee: «Aunque sé que no fue el único disco que grabaron juntos, ya solo por la carga emocional que tiene para mí, voy a decir que es el mejor que han grabado. A día de hoy, para mí es casi un ritual escucharlo cuando me siento un poco aturdida. Pero también es cierto que últimamente lo he escuchado más mientras cocino y me sirvo una copita de vino. Las melodías de sus voces me hacen viajar a las tardes en casa con mi madre y creo que no hay nada más bonito que eso. A priori, no fue mi disco favorito, pero siempre diré que fue, en gran parte, la inspiración de muchas de las canciones que he escrito».

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