Punta Albatros, de Margarita Leoz

Autor:

LIBROS

«Demuestra ese tipo de maestría narrativa que sabe crear magnetismo con las unidades mínimas de la vida»

 

Margarita Leoz
Punta Albatros
SEIX BARRAL, 2022

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Punta Albatros es la historia de una huida y un paisaje, pero no tanto de una huida hacia un paisaje, sino de una evasión que contempla todas las circunstancias vitales del médico que narra este año escaso de estancia en una costa agreste situada de forma indefinida en el norte de la península. Una costa que, al fin y al cabo, no es más que una impresión topográfica de la dureza, las brumas y la soledad que se encuentran en el interior del facultativo.

El lugar donde se refugia es Punta Albatros, tras dejar un puesto en el hospital en el que trabaja, para atender a la consulta del antiguo doctor, que desapareció sin dejar rastro. Su austera vivienda y su consulta se encuentran en un antiguo faro en desuso. Desde allí ha de atender a los escasos vecinos que acuden con los tratamientos habituales y a una residencia de la tercera edad, ubicada en la cercana isla de Goz. Esté donde esté, a su móvil le cuesta encontrar cobertura, como a su vida.

Una vida que se despliega en contrapunto. Los avatares de su consulta, el dueño del hostal y el extraño barquero que lo acerca a la isla se encajan en su presente con las circunstancias que lo han llevado a ese rincón del mundo, y esas circunstancias aparecen reflejadas en escenas que se superponen, se enganchan, se muestran asaltantes de dormitorio en su nueva vida, especialmente la precariedad en la que vivió con su pareja, Teresa, mientras esta escribía su tesis doctoral y el mundo de fantasía y lujo que le proponía su amante, Olga.

Entre medio de esta estructura base se cuelan otros personajes, una actriz que busca una cura de reposo tras una operación de cirugía estética, su pareja de amigos –Salva y Victoria, el prototipo de los triunfadores– o, quizás el más fascinante como diseño psicológico: la directora de la residencia. Ella es quien ejerce de antagonista, aunque el antagonista de la trama para el médico es realmente su trama vital, y ocupa el espacio del doctor maligno, aunque no lo sea por profesión. Embaucadora e hipócrita, intransigente y comida por la maldad, representa el verdadero contrapunto a una bonhomía que en el protagonista se adivina que tendrá que volver a reconquistar.

En esta primera novela de Margarita Leoz –lo anterior fue un libro de relatos–, la pamplonesa demuestra ese tipo de maestría narrativa que sabe crear magnetismo con las unidades mínimas de la vida, no en vano se la ha llegado a comparar con Alice Monroy. Su mundo no está muy alejado de esa sensibilidad en la que los dramatismos se interpretan con sordina y la ironía es ese suavizante que deja además un leve perfume que atenúa una cruel constatación, la de que las ilusiones siempre se caen al suelo, de un lado o de otro, mientras que la vida siempre queda en pie.

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