Operación rescate: «La chica del viento», de Cathy Claret

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«Aunque por momentos cante historias tristes (en sus letras hay un trasfondo melancólico importante), logra transmitir buenas vibraciones, su música es esperanza»

 

cathy-claret-27-09-14

 

Cathy Claret
«La chica del viento»
ZANFONIA, 2000

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

Errática y sinuosa, así es la carrera de Cathy Claret, cantautora nacida en Nimes pero barcelonesa de corazón. Aunque se prodiga escasamente, cada vez que ofrece una nueva entrega, algunos (temo que pocos) caemos cegados ante su pop evanescente e inclasificable, heredero de la mejor tradición francesa pero bruñido de flamenco heterodoxo e irradiando un calor que tiene la capacidad de enredarse en el alma del oyente, logrando que un día frío y encapotado de invierno se torne soleada primavera. Un prodigio lo de esta mujer.

«La chica del viento», fue el primer álbum de Cathy tras casi diez años de silencio discográfico. Un trabajo delicado que produjo con equilibrada templanza Kiko Veneno, buscando un sonido acústico, nada artificioso, casi de grupo interpretando en directo. La pieza que lo tituló lo marcó a fuego por los restos, una gema cautivadora, rumba suave, vagabunda y sensual a partes iguales: la escuchas e indefectiblemente quieres perseguir a esa inalcanzable chica del viento y del sol, de corazón bohemio y soñador, que mira las estrellas cuando no las mira nadie y que solo recuerda lo que cantó y lloró. Una canción enorme en su sencillez, interpretada con esa voz escasa de Claret, casi de niña, pero tan magnética, aquí apoyada por vientos (que a ella no le gustaron demasiado), palmas y una guitarra flamenca. Desde entonces y para siempre, le parezca bien a su autora o no, en nuestros corazones Cathy es la chica del viento.

 

 

La música brasileña se cuela en este disco en temas como el confesional ‘Así será’ (dedicado a su guitarra), ‘Eloge de la paresse’, ‘Esperanza’ o ‘Comme une bossa-nova’, añadiendo nuevas tonalidades a la ya de por sí colorista música de Cathy Claret, quien tiene la desconcertante capacidad de sumar influencias llevándolas a lo suyo como si formaran parte natural de su abecedario musical. De ese modo, una cierta saudade tiñe ‘Petit grain de sable’ mientras que ‘No me importa’ es un blues denso o ‘Sentimientos’ una canónica filigrana pop. Pero todo es ella.

Aunque por momentos cante historias tristes (sus letras están impregnadas de un trasfondo melancólico importante), permanentemente logra transmitir buenas vibraciones, su música es esperanza, como el título de uno de los temas del disco, en el que canta: «Esperanza, / yo quisiera encontrarte, / y vivir». Por suerte para nosotros, la tenemos a ella: sus canciones insuflan ganas de vivir, de seguir adelante pase lo que pase. Sin duda, Cathy Claret no es de este mundo, pero contribuye a hacerlo más habitable y amable.

 

 

 

Anterior entrega de Operación rescate: “Labour of lust”, de Nick Lowe.

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