“Ogilala”, de William Patrick Corgan

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DISCOS

“‘Ogilala’ tiene madera de clásico, las canciones no se exceden en minutaje y la escucha se pasa volando, dejando poso y sentimiento”

 

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William Patrick Corgan
“Ogilala”
REPRISE-BMG

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

No debería sorprender que Billy Corgan se haya descolgado con un disco eminentemente acústico, sino que lo haya hecho cuando aparentemente se está cociendo entre bastidores el regreso de la formación clásica de Smashing Pumpkins. Pero Corgan ha sido siempre un artista y es muy factible que personalmente necesitara dar salida a esta colección de canciones. Decía que no debía sorprender porque con él ocurre lo mismo que con Frank Black, que pese a ser figuras clave en el desarrollo del rock alternativo yanqui, en el fondo tienen mucho de songwritter clásico a la manera de, digamos, Neil Young, por poner un ejemplo. También es cierto que a lo largo de la trayectoria de Smashing Pumpkins ha habido varias canciones en las que Corgan se ha hecho acompañar de pianos minimalistas o de acústicas calientes. Pienso en ‘Blank page’, ‘My mistake’ o incluso el hit ‘Disarm’. De hecho, en el enorme e infravalorado “Adore” su gusto por la canción de raíz era patente en el propio concepto del álbum, y los fans más acérrimos saben bien que las maquetas las prepara con intimidad acústica antes de transformarlas en himnos.

Que este segundo disco solista (el primero data del lejano 2005) venga firmado por su nombre completo, es decir, William Patrick Corgan, indica seriedad. Su título, “Ogilala”, extrañeza. Pero había que confiar en él y en el disco, porque ¿cuándo ha fallado? Solo se me ocurre citar la irregularidad de “Mary star of the sea” (2003) y “Zeitgeist” (2006), el resto han sido siempre aciertos. Hablando de una carrera de casi treinta años no es poca cosa. Pero resulta que “Ogilala” no solo es bueno, sino conmovedor, tratándose de una obra magnífica en la que a buen seguro la mano del productor Rick Rubin ha sido fundamental. Que un disco tan desnudo como este no aburra es ya una hazaña, pero es que resulta encantador. Se han seleccionado muy buenas canciones y es de suponer que la criba habrá sido dura –eso a Rubin se le da especialmente bien–, pero sea cual haya sido el proceso, ha merecido la pena. “Ogilala” tiene madera de clásico, las canciones no se exceden en minutaje, algo bastante inteligente tengo en cuentas los escasos mimbres, y la escucha se pasa volando, dejando poso y sentimiento. ¿Folk? En absoluto, esto es algo mucho más actual, una pequeña experiencia.

Finalmente, Corgan acabará por ser reconocido como una potencia musical, si es que no lo es ya. Una vez echada a rodar una carrera, la leyenda va creciendo sola y en su caso eso es un hecho. Cómo continuará desarrollándose es un misterio, la reunión de los Pumpkins está a la vuelta de la esquina y seguramente pasará mucho tiempo hasta que volvamos a tener algo bajo su firma exclusiva.

Anterior crítica de discos: “Mis Américas”, de Kevin Johansen.

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