Monkey Week: El mono se sube a la Giralda

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 “Soleá Morente, que bien arropada, nos brinda una de sus mejores actuaciones. Se la ve más segura que nunca y con más garra que en otras ocasiones. Nadie la eclipsa hoy”

 

El Monkey Week ha dejado Cádiz para instalarse en Sevilla, y en esta nueva tierra lo han estrenado Soleá Morente, Pájaro, Chencho Fernández, Los Nastys, Pájaro y Soledad Vélez, entre otros. Allí estuvo David Pérez.

 

Monkey Week
Sevilla
13, 14 y 15 de octubre de 2016

 

Texto y fotos: DAVID PÉREZ.

 

Con el amargor del que siente que deja atrás su tierra por falta de medios, pero con la ilusión de comenzar una nueva etapa en un territorio amigo que nos recibe con los brazos abiertos: así llegamos a Sevilla. Los monetes siguen reflotando la música y pieza a pieza, han recuperado este año el espíritu del Vaporcito que nos llevaba del Puerto a Cádiz para desembarcar, por arte de magia, en el Guadalquivir que pasa por Triana.

Sevilla y la Alameda son el enclave perfecto para que la música emergente, la interacción profesional y la esencia de este festival sigan su curso y crezcan en el mejor de los ambientes. Si habéis estado en alguna de las siete ediciones anteriores del Monkey Week en el Puerto Santa María conocéis la singularidad de la propuesta. Un evento que se sale del circuito de festivales sin alma en los que los artistas se repiten en los carteles una y otra vez. En el Monkey reina el lema “Descubre hoy las bandas del mañana”, acompañado y aderezado de propuestas consagradas o en la pole de las vanguardias. Todo fusionado en un entorno urbano espectacular, con escenarios repartidos en esta nueva andadura a lo largo de la Alameda de Hércules y alrededores, en una veintena de espacios públicos, salas y teatros. Casi 200 conciertos y actividades en tres días en los que, sino quieres volverte loco, hay que elegir una ruta y saltar del tren en marcha en más de una ocasión para sobrevivir y contarlo. Estos han sido nuestros pasos a lo largo de esta nueva “semana del mono” en Sevilla.

 

Niño de Elche.

Niño de Elche.

 

El jueves llegamos para ver el primer concierto al otro lado del río, en el Teatro Central, enclave para las actuaciones más punteras de esta edición. “En el nombre de” es el espectáculo que nos tiene preparado El Niño de Elche junto a Los Voluble. Puede que Francisco Contreras sea el artista español más inquieto, valiente y creativo de los últimos años. Hoy toca desquebrajar a dentelladas los cánones del flamenco en una de sus cunas, pero sin romper el fino hilo que nos une a la tradición y empuja hacia delante. A base de una tormenta apocalíptica de onomatopeyas, proclamas y jadeos, apoyado por la zanfona de Raúl Cantizano que huele a azufre y programaciones de Los Voluble, capitaneados por Pablo Peña, desatan una rave ruidista y enfermiza. Todo entrelazado con proyecciones de una crudeza que araña los ojos y desvelan las vergüenzas de una Europa, que cambia de canal cuando el sufrimiento no es el suyo. Pateras llenas de vidas que parecen valer menos que nada, turistas que toman el sol mientras flotan cadáveres a pocos metros o intentos desesperados de saltar fronteras artificiales (de acero de espinos), fabricadas por gente que da la bienvenida a golpes, olvidando que la moneda que giró en el aire podría haber caído del otro lado… Un espectáculo demoledor que, por mucho aire que cojamos a la salida, no se olvida.

Empezamos el maratón del viernes con el hip-hop electrónico de la chilena Mariel, Mariel, junto a la Torre Don Fadrique. Asistimos en el escenario MondoSonoro a una presentación muy especial, “El misterio del amor”, novela de Joan Miquel Oliver, con regalo incluido de tres temas: ‘Marès a radial’, ‘Final feliç’ y ‘Lego’. Tras la promesa de Joan Miquel de que vendrá más a menudo por el sur y que sacará disco este próximo año, cabalgamos con el western instrumental de Pelo Mono en una pista de “coches de choque” (Happy Place) llena hasta la bandera. Nos apresuramos para ver a los sevillanos All la glory en la discoteca vintage Holiday y quedamos prendados por el magnetismo vaporoso que les envuelve. Al salir, tropezamos en La Caja Negra con los suecos Bottlecap, pura dinamita que nos deja con ganas de más.

 

Los Vinagres.

Los Vinagres.

 

Con el one band man madrileño King Cayman bajamos a los pantanos y al escenario Jagermusic, situado en un parking subterráneo. Nos sacude con su blues-punk abrasivo y vamos a por más a la Sala Fun Club, que se queda chica para recibir a Los Vinagres. Los canarios firman una vez más un directo que deja quemaduras. Respiramos aire fresco con Hi Corea! y su psicodelia rock bajo las luces de colores de la pista Happy Place y antes de volver a nadar a la otra orilla del río, Chencho Fernández pinta con historias agridulces y rasgueos de guitarra el cielo sevillano, con un público que canta cada tema y abarrota el escenario Contrabando.

No podíamos faltar a la cita con una leyenda del kraut-rock, el alquimista de nuevos sonidos Michael Rother, que nos atrapa desde el inicio en una tela de araña sonora que brilla en la oscuridad. Un repaso a éxitos de Neu!, Harmonia y algún que otro tema de su firme carrera en solitario, logrando una intensidad instrumental tan grande que casi podemos palparla en el ambiente. Salimos extasiados del Central y poco a poco volvemos a tocar el suelo.

En el Teatro Alameda nos espera Soleá Morente, que bien arropada, nos brinda una de sus mejores actuaciones. Se la ve más segura que nunca y con más garra que en otras ocasiones, y aunque J la acompaña a los coros en ‘Ciudad de los gitanos’ y su hermana Estrella también pisa las tablas, nadie la eclipsa hoy, es la protagonista total de un show potente pero algo desdibujado, que toca techo con la seguidilla ‘Mírame a los ojos’ y en la bella adaptación de ‘Esta no es manera de decir adiós’, tema de Cohen que hizo su padre y al final, por desgracia, no llegó a ver la luz en “Omega”.

 

Soleá Morente.

Soleá Morente.

 

Pero la luna quiere fuego y Arish Ahmad Khan la baña previamente en gasolina. Revienta la Sala X y muchos se quedan sin poder entrar por límite de aforo. Los afortunados presencian uno de los directos más salvajes del festival, así que ya lo sabéis para otra, con King Khan & The Shirines vuelan guitarras, teclados, personas y lo que se ponga por delante. La rabia y el rock n roll siguen en la puerta de al lado, Sala Calle, con los Sexy Zebras dándole el tiro de gracia al viernes.

Sin tiempo para recargar baterías, empezamos el sábado con la alegría del cancionero de Lorena Álvarez en el escenario MondoSonoro, para volar luego muy alto con Pájaro en la pista de “coches locos”, donde se corea cada tema del sevillano. Acompañado por su fiel escudero Raúl Fernández, abren con ‘Las Criaturas’ y se acuerdan de Silvio, del Betis y Sevilla es una fiesta. Tarareando aún ‘Perchè’, llegamos a ver el final de la actuación de Xebi SF, alumno aventajado de Nacho Vegas que nos deja muy buen sabor de boca, al igual que los madrileños Club del Río, que aunque les toca el sol de cara en el escenario grande, demuestran su buen hacer y ganan público en cada tema. Un descanso y brindis mil por la música y todo lo demás, de la mano de las bodegas Osborne en el patio central de Santa Clara. Con energías renovadas, bajamos de nuevo al parking más roquero, donde Los Bengala no tardan en hacer temblar cada una de las columnas. Saludamos a Tori Sparks y nos demuestra su amor por los ritmos flamencos, patentes en su trabajo “El mar”.

 

Pájaro.

Pájaro.

 

Nos apresuramos por llegar a la sala Fun Club, donde estás el escenario AiEnRuta para ver uno de los últimos conciertos de Soledad Vélez antes de iniciar su gira sudamericana. Con su guitarra y programaciones, se basta para poner la sala boca abajo y hasta se mezcla entre el público en el último baile.

 

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Soledad Vélez.

 

Tras el rock sureño de Milkyway Express en el escenario Contrabando (uno de los momentos con más público) y ver el inicio prometedor de Melange, nos teletransportamos al Teatro Central, llega la hora del que quizás sea el concierto más esperado, Lee Fields & The Expressions. Clase y verdad por cada poro de su piel. Mr Fields da una vez más una master class de qué es lo que hay que hacer sobre un escenario para transmitir y emocionar a cada parpadeo. Soul y funk de la vieja escuela tan vivo como el primer día. Deshoja su último y genial “Emma Jean” con una banda espectacular, elegante y siempre pendiente de su siguiente movimiento. Con ‘Don’t leave me this way’ detiene Sevilla y todo gira tan rápido con ‘Faithful man’, que en vez del tema final, parece por un instante que el Monkey vuelve a comenzar. Tras la instrumental ‘Let’s go Summertime’, pisa de nuevo las tablas y sella un concierto de diez con ‘Honey Dove’.

El cuerpo dice que aguanta tres balas más: “Así que no, que no, nunca digas no…”, ‘Never digas never’ y Los Nastys vuelven a abrir la caja de Pandora. “Noche de fantasmas” y tras ‘Fumar, beber y romper’ pegamos en la puerta de al lado. Cuando creíamos que habíamos tocado techo, sin tiempo para reaccionar, estamos atrapados en el ojo del huracán que desatan los murcianos Perro en la Sala X. Más y más madera. Salta y baila hasta el que ya está en su casa. Y a quemarropa nos despedimos con la traca final a cargo de Juvetud Juche.

Un éxito total con récord de asistencia y una programación muy difícil de superar. Nos costará aguantar hasta el año que viene, nos vemos en Sevilla o donde diga el mono, que aún no estamos recuperados y ya tenemos ganas de más.

 

 

 

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