Luis Carrillo: «Mi intención es que lo que canto y escribo ayude a alguien»

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«Siempre he querido hacer lo más tradicional, como es un disco en directo, de la manera menos tradicional»

 

Puntos de fuga es el nuevo disco de Luis Carrillo, un trabajo confeccionado con mimo y dedicación en diez estudios de grabación distintos. El punto de inflexión de un músico valenciano al que conocemos hoy de la mano de Arancha Moreno.

 

Texto: ARANCHA MORENO.
Fotos: LUIS REQUENI.

 

Hay músicos que se crean un personaje para salir a escena y otros que no desean separarse de su propia identidad. Este último caso es el de Luis Carrillo, un músico valenciano que debutó hace siete años con La casa del aire. «Procuro hacer un equilibrio psicológico para que las dos versiones convivan en una misma. Cada día intento ser mejor persona y cada día intento hacer mejores canciones», confiesa cuando le preguntamos por su última colección, Puntos de fuga.

Carrillo empezó como otros tantos, curtiéndose en proyectos en los que unas veces cantaba, otras tocaba la guitarra y, en algún caso, hasta la batería. Un rodaje que puso en práctica en su propio proyecto solista en 2016, cuando editó su primer epé, La casa del aire. «Nos encerramos dos meses en un estudio tocando todo lo que se nos ocurría con un montón de ilusión. Me quedo con la generosidad de Mikel Erentxun al echarme una mano y apadrinarme en el primer disco. Viví cosas inolvidables esos días». Tras él llegó el primer largo, Raíces (2019), una experiencia más austera, según dice: «Veníamos de un disco que había sonado mucho, que había sonado en la radio y que funcionó muchísimo en directo; este nos bajó un poquito al suelo. Guardo con mucho cariño los recuerdos de esa grabación y todavía sigo tocando canciones de ese trabajo». La canción que le daba título aludía al tiempo perdido, como aquel álbum de Manolo García que le marcó tanto, y a los motivos que sobran, quién sabe si como guiño inconsciente a aquella canción del 19 días y 500 noches de Sabina. «Nunca lo había pensado, pero si es así, me gusta. Por suerte, mis padres me pusieron buena música en casa y he bebido de todo eso. “Raíces” es una canción que habla de la libertad y de hacer un poquito lo que te venga en gana, cosa en la cual no hay que perder el tiempo, y nos sobran los motivos para llevarlo a cabo. Que viva la liberad, maldita sea».

Tres años después llegó un nuevo epé, Claroscuro (2022), seis canciones que grabó en Madrid justo antes de la pandemia y que representan, «de manera clara y concisa, lo que era y soy ahora mismo». Siete años de una trayectoria cuyo verdadero punto de inflexión es el recién publicado Puntos de fuga. «Siempre he querido hacer un disco en directo. Me gusta verlo como una parada técnica antes de que cambien muchas cosas. Un cierre de etapa». Un repertorio que incluye canciones comprendidas entre 2018 y 2022. «Es como una persona que le quiere contar a un buen amigo lo que le ha pasado y ha vivido en estos últimos cuatro años. Para mí, que el paso del tiempo se note en las cosas es muy importante. Creo que ese es el punto de partida de este disco; que se note lo que hemos vivido y que el tiempo sigue girando mientras nuestras vidas siguen».

Con delicadeza de artesano, con tiento y tiempo, Carrillo se ha esmerado en afinar las músicas y las letras de estas composiciones. «Tengo el móvil lleno de versos y tonadillas que se me ocurren mientras paseo o hago cosas de lo más normales. A la escritura me gusta ponerle especial mimo para que se note literalmente en el momento en el que me encuentro. En 2015 jamás habría nombrado cosas como WhatsApp o Instagram en una canción; pero en 2023 sí. Que se entienda el contexto en el que te encuentras enriquece todo y lo pone en el mapa». La expresión musical, aunque minimalista, rezuma musicalidad subrayada con sutileza, en algunas ocasiones, por una flauta o un saxo. «El arte de hacer lo justo. Lo estoy aplicando en casi todos los ámbitos de mi vida. Hacer más con menos. Y el hecho de hacerlo en directo me ha animado a introducir instrumentos con los que nunca había trabajado como trompeta, contrabajo, chelo o flauta travesera. Menos es más, y creo que hace llegar más nítido y directo el mensaje», reflexiona. En esta ocasión ha desnudado las canciones para interpretarlas en un formato íntimo y acústico como algo puntual: «Me apetecía que hubiese madera y se escucharan cosas más tradicionales. Me he guiado un poco por lo que más me apetecía. Siempre lo hago. Luego, en las primeras presentaciones, el formato ha sido supereléctrico y diferente porque era lo que me apetecía en ese momento. Fluyo bastante. Intento disfrutar y hacer lo que me apetece sin perder la esencia del disco en cuestión».

 

«Me encanta cuando la gente empatiza con mis canciones y se ve reflejada en lo que han escuchado»

 

Esa misma forma de fluir le llevó a invitar a cuatro amigos para que participasen en Puntos de fuga. Son Chica Sobresalto (“La duda”), Santero y los Muchachos (“La manzana), Marta Andrés (“A brazo partido”) y Adriana Moragues (“En cualquier parte). «Todas las colaboraciones son amigas y amigos de la música. Por suerte, todas me dijeron que sí a la primera y no se lo pensaron mucho a la hora de venirse a Valencia para grabar. Al fin y al cabo, es gente que he conocido estos últimos años y al igual que las canciones, representan un momento de mi vida muy importante que he podido dejar plasmado en Puntos de fuga. Les estoy muy agradecido de haber querido compartir conmigo».

Los invitados no son los únicos que se trasladaron a Valencia para hacer posible este disco, que es un viaje en sí mismo. Un trabajo grabado en diez estudios diferentes, uno por canción. «Siempre he querido hacer lo más tradicional, como es un disco en directo, de la manera menos tradicional. Y quería que cada canción fuese un reto y una aventura nueva. Hubo momentos en los que se complicó un poco el percal; sobre todo porque en algunas canciones también había que cuadrar con colaboraciones que no eran de mi ciudad y claro, la logística aumentaba», admite.

El otoño será testigo del recorrido en directo de Puntos de fuga, una gira con fecha de caducidad, advierte Carrillo. «Es un disco con la vida muy corta. Tiene principio y final. Así que de octubre a Navidades haré las últimas fechas mientras grabo mi próximo álbum de estudio». En enero conoceremos algunas canciones nuevas, pero primero toca subir al escenario. En Madrid (el 28 de octubre), Valencia (el 2 de diciembre) y Tenerife (el 15 de diciembre). Como él mismo asegura, «por suerte, esto no para». Por el camino, tiene claro su objetivo: «Mi intención es que lo que canto y escribo llegue a ayudar a alguien. Creo que no hay nada más bonito que eso. Al final, las cosas buenas y malas que nos pasan a todos se parecen mucho, y me encanta cuando por la calle o después de un concierto alguien me dice que X canción le ha ayudado en un momento difícil, o que el otro día se la puso por la mañana e hizo que comenzara mejor el día. Me encanta cuando la gente empatiza con mis canciones y se ve reflejada en lo que han escuchado».

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