Los Deltonos: a la vejez, grasa saludable

Autor:

«Llevo unos años en los que me apetece caña, velocidad y fuzz»

 

Un disco para desatar a martillazos toda la rabia de los últimos tiempos: así conciben Los Deltonos su nuevo trabajo, Craft rock. Eduardo Izquierdo charla con su líder, Hendrik Röver.

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Fotos: JESÚS BRIÑAS.

 

Cuando redacto esta entrevista, después de charlar con Hendrik Röver sobre el nuevo disco de Los Deltonos, Craft rock (Guitar Town / Folc Records, 2021), hace ya más de dos semanas que he entregado en otra publicación la reseña del disco. Entonces llevaba apenas tres o cuatro escuchas del mismo. Y la actualidad aprieta. Hoy, probablemente, hablaría mejor de él (y no es que lo hiciera mal). Porque este es un álbum no solo rocoso, sino con una serie de recovecos que solo el tiempo y las escuchas pueden hacer salir a la luz del oyente. De primeras, es fácil quedarse con lo que se ve en la superficie. Esa grasa de la que Hendrik no se cansa de hablar, pero también se esconden en sus canciones muchas cosas que invitan a no hacer juicios precipitados. Eso, en tiempos de inmediatez, no siempre es posible. Sí lo es, siempre que hay disco nuevo de Los Deltonos, charlar un rato con Hendrik Röver.

 

Creo que este es vuestro disco reciente más rotundo. Os habéis tomado en serio eso de más grasas, ¿no?
¡A la vejez, grasa saludable! Llevo unos años en los que me apetece caña, velocidad y fuzz. Quizás haya tenido una aparición que me reveló que llevaba demasiado tiempo ensimismado en el americana, sea lo que sea eso, y sus giros sobre sí mismo, y había que espabilar un poco y mover el culo.

 

En los temas hay algunos de los riffs más crudos y duros de Los Deltonos en mucho tiempo. ¿Han sido esos riffs la base de las canciones?
Sí. Son todo riffs de pandemia. Al principio del confinamiento me pasó lo de «tengo mucho tiempo ergo no me sale nada», pero en cuánto la bola echó a rodar no hubo forma de pararla. Acabé el año con treinta ypico canciones acabadas. Anduve dando vueltas a hacer un doble, a mezclarlas, pero al final me pareció más cabal juntarlas, más o menos, por actitud. Se puede decir que este disco es el Vol. 1 de 2021. El siguiente será más de rock de toda la vida. Mis “Working tittles” para hacer la selección eran “Rio Grande clutch” y “Tulsa time”… ¡Au!

 

Eso hace que las letras no me parezcan tan brillantes como otras veces, como si le hubieras dado más importancia al sonido esta vez que a los textos. ¿Ha sido así?
Es más difícil hacer una letra sobre un redoble —rock— que sobre una nota sostenida. Soy muy talibán del perfecto encaje rítmico y la absoluta corrección en la acentuación, que para eso tenemos la RAE, y eso aún dificulta más el proceso. Hay que dejarse de largas historias e ir aún más al grano. Que las letras son menos literarias, seguro, pero espero que la intención o el mensaje funcionen igual.

 

Eso sí, ganas de dar sopapos aún te quedan. La primera, a esos que dicen que el rock ha muerto. La canción “Hey, gente” ya lo dice todo, ¿no? Al rock, ni muerto ni se le espera…
Me encanta la cándida ingenuidad de los que tienen su momento en la cresta de la moda. No son conscientes de que, cuando todo pase, lo suyo se habrá olvidado, pero seguirá habiendo rock y soul sureño. Pobres…

 

 

Insistes en muchos temas en la honestidad. En ser legal, cumplir lo que se dice. ¿Es un tema que te preocupa en la sociedad actual?
Llámame viejuno, pero a muchos niveles parece que el único motor de la sociedad es el hedonismo sin freno y la autosatisfacción. A ver, que yo no soy Teresa de Calcuta, pero cuando se respetan unas ciertas guías todo va mejor para todos. No me vale eso de «coartas mi libertad» cuando tu libertad está dañando a la sociedad en su conjunto. Y sería muy aburrida una disertación sobre comportamiento durante la covid-19, pero, a ciertos niveles, no hay números en el mundo para contar los sopapos a mano abierta que habría que repartir.

 

Creo que todas las canciones son relativamente nuevas, menos “Invencible”, ¿no? ¿Qué te llevó a no meterla en ningún disco anteriormente?
Quién sabe… Supongo que no me pegaba. En este estuvo así, así, pero gente con criterio que escuchó las demos me convenció de que era un buen y necesario contrapunto luminoso a toda esa lija, y ahí está.

 

Es inevitable comparar este disco con el que hiciste el año pasado con Los Míticos GTs. Allí había grasa, pero también más espíritu pop, entendiendo eso como canciones con estribillos, etc. Aquí has dejado eso para otra ocasión.
Hombre, aquí estribillos hay. Menos melódicos quizás, pero frases coreables no faltan. En este disco son de cabeza adelante y atrás, en el siguiente serán de cabeza a izquierda y derecha. Hay que trabajar todos los músculos.

 

Otro de los temas que sobrevuela el disco es que las personas somos como somos y es difícil cambiarnos. Tú abogas por aceptarlo y tirar para adelante.
¿Cómo era? «Vamos a salir de esta mejores personas». Me parto. Ya se ha visto y ya se ve. El que es un tipejo lo será toda la vida. La idea es aceptarlo, porque si no nos va a salir una úlcera y no estamos aquí para sufrir de más. Eso sí, una cosa es aceptarlo cuando hay cariño y otra obligarse a convivir con ello.

 

Te atreves a meterte en el universo de los superhéroes en “Villano”. Una auténtica sorpresa. No te hacía fan de eso, y me encanta.
Sí, yo de adolescente coleccionaba Marvel, sobre todo Spiderman y Los Vengadores. No sé qué tipo de fofisano hubiera sido en mi vida si hubiese sido de DC, aunque bueno, se han redimido un poco con Watchmen. “Villano” se podría haber titulado “Ultrón” o “Galactus”.

 

«La idea era que el disco atronase, y creo que lo conseguí»

 

¿Cómo trabajasteis el disco: en tiempos de plena pandemia, o lo habéis grabado todo a posteriori?
El disco se ha grabado en enero. La grabación ha sido menos coral que en otras veces, más que nada porque tenía el disco arregladísimo en la cabeza, y desde el otoño venía experimentando, yo solo en el estudio, un acercamiento algo distinto a la producción. Siempre estoy contento con un disco; si no, no lo editaría. Pero con este lo estoy especialmente. La idea era que el disco atronase, y creo que lo conseguí.

 

Sigues siendo uno de los artistas más prolíficos del panorama patrio. ¿Cómo te lo montas?
He desarrollado mi método y optimizo mis recursos. Desde hace unos años soy capaz de ponerme en modo Hendrik Röver o modo Los Deltonos y, no sé cómo decirlo, escribirme un disco por encargo. Me pongo una fecha y a currar. Si el mercado lo permitiese, sacaría más discos, pero tampoco quiero ni debo estresar más los bolsillos de nuestros queridos seguidores, a los que tengo que agradecer una vez más el estupendo recibimiento a todo lo que hacemos y el cariñoso achuchón que supone cada disco que se va en el correo o mano a mano. ¿Productividad? Antes mi referencia era Jim Lauderdale. Ahora tiene que ser el imbatible Daniel Romano.

 

De hecho, ya debes estar pensando en liarte en otra cosa, ¿no?
Cómo me conoces… Pues sí, ando pensando en unos epés temáticos con Los Míticos, y en breve, en cuanto Craft rock camine solo, habrá que empezar a preparar el Vol.2 de Los Deltonos.

 

Hace poco reeditabas en vinilo los discos firmados como Hendrik Röver. ¿Cuándo va a pasar eso con alguno de Los Deltonos? Ya sabes que a algunos les tenemos ganas.
Tengo en mente hacerlo con Buenos tiempos, que nunca ha existido en vinilo. Con los anteriores es difícil por cuestiones de derechos y actitud «pescadilla que se muerde la cola» de los derechohabientes.

 

Girar va a seguir siendo complicado, pero hay que intentarlo, ¿no?
Mi actitud, dentro de lo posible, es trabajar como si no pasara nada, porque si vamos a esperar hasta tener alguna certeza absoluta no vamos a hacer nada más nunca. Cerramos conciertos que después se hacen o se aplazan o se suspenden, pero alguno siempre cae. Pues albricias. Trabajemos para que los que se hacen sean más cada vez. Los conciertos que pude hacer el año pasado fueron un diez para el público, un diez para los promotores y un diez para la organización.

Artículos relacionados