La Semana Bizarra 20 – 27 noviembre 2007

Autor:

El marido de Amy Winehouse, en la cárcel desde hace unas semanas por obstrucción a la justicia, permanecerá ingresado hasta Navidad (con suerte se comerá el turrón en casa, topicazo periodístico que se dice en estos casos). Pero los fans de la cantante de voz poderosa no la olvidan, y cuando su pariente comparecía el viernes pasado ante un tribunal londinense se pusieron máscaras con la cara de Amy. Gesto que la prensa destaca como solidario, pero que nosotros, obtusos que somos, no terminamos de comprender: ¿los fans de Winehouse no quieren ser reconocidos?

Mariah Carey, a falta de algo interesante que ofrecerle musicalmente al mundo, ha presentado, en Los Ángeles, su nuevo perfume, de nombre M. Ahora, cuando uno tenga cerca a Mariah Carey podrá decirle con su mejor sonrisa, «Mariah, hueles un poco a M» [que el amable lector perdone el chiste escatológico, pero nos venía al pelo y nos hacía mucha risa].

Los Príncipes de Asturias no pudieron entregarle a Dylan el premio que lleva el nombre del «heredero», pero se fueron a la zona VIP del concierto madrileño de Springsteen, que no es lo mismo, pero también divierte y –suponemos, ya que estaban en zona VIP– es gratis.

Casi un mes después, la teta de Shakira sigue trayendo cola en Afganistán (ver la noticia en esta entrega de La Semana Bizarra): Ahora se quiere clausurar el canal Tolo TV, que emitió el concierto de la polémica, pero los propietarios de éste advierten que «el concierto de Shakira es un pretexto; quieren acabar con nuestra independencia». La teta, al final, resulta que es política.

El premio al Gran Momento Bizarro es para La Oreja de Van Gogh y el anuncio de abandono del grupo por parte de Amaia Montero, la vocalista que pone de los nervios con su voz a la gente sensible: Comunicados de ambas partes anunciando sus buenas relaciones –cuando se supone que se llevan fatal– y una guinda magnífica, la noticia de que Paulina Rubio sería la cantante de La Oreja de Van Gogh en el próximo disco del grupo. Al final, todo se trató de una broma de un programa de radio, pero habría sido un puntazo visual cambiar a la sosa Montero por la tirillas Rubio y sus modelitos sexy.

En :