La Pegatina: anfitriones de una buena fiesta

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“Sigue sorprendiendo la ausencia de guitarra eléctrica para la práctica de alguno de los estilos, pero el caso es que no se la echa de menos, todo juega a favor de la española de Rubén Sierra, voz y alma de La Pegatina junto a Adrià Salas, sin olvidar al otro elemento fundador, el percusionista Ovidi Díaz”

 

En plena gira por todo el país, los barceloneses hicieron un alto en el camino en Madrid, donde lograron convertir el escenario en una celebración continua. Les vio en directo Chema Domínguez.

 

 

La Pegatina
Sala But, Madrid
8 de octubre de 2015

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.
Fotos: NOEMÍ SÁNCHEZ.

 

 

En plena recta final de su gira española, antes de viajar hacia América y volver en diciembre para sacudir otra parte de Europa, su vigoroso directo recaló en la madrileña sala But. Imposible que entrara ni un alma más, e igualmente imposible que La Pegatina se entregara más al público. Conciertos así, plenos de ritmo y color, con todos dando todo, deben equivaler más o menos a un año de gimnasio. Junto al repertorio que estrenaron con «Revulsiu» en primavera, desfilaron otras tantas canciones, más claras o más escondidas de sus cuatro discos anteriores, pero todas coreadas como si fueran grandes éxitos. Esa es la gran recompensa del buen trabajo de La Pegatina desde su primer disco, «Al carrer!» (2007): un público ávido por ir más allá del ‘single’ o de la ‘canción conocida’, y permeable a todos los ingredientes musicales que La Pegatina les quiera proponer.

La banda argentina Caligaris representó el papel de telonero eficazmente, en la estela de Los Auténticos Decadentes o Bersuit. Van sobrados encima del escenario aunque sin tener un repertorio envidiable. Adrià, voz principal de La Pegatina, hizo de enlace al saltar junto a ellos en los minutos finales de su intervención. Tras el obligado parón y una vez acondicionado el escenario para los de Montcada (Barcelona), todo estalló. ‘Muérdeme’, ‘Heridas de guerra’, ‘La ciudad de los gatos negros’, ‘No som d’aquí’, ‘Olivia’ o ‘Sueños de sirena’, descargaron la rumba esencial del septeto a la que se fueron sumando el ska, el reggae, ragga, merengue, ranchera, cumbia, variantes y transformaciones de todo tipo con las que juegan. Sigue sorprendiendo la ausencia de guitarra eléctrica para la práctica de alguno de los estilos, pero el caso es que no se la echa de menos, todo juega a favor de la española de Rubén Sierra, voz y alma de La Pegatina junto a Adrià Salas, sin olvidar al otro elemento fundador, el percusionista Ovidi Díaz.

Ferran Ibáñez, bajo; Axel Magnani, trompeta; Romain Renard, acordeón, teclados y voz y Sergi López, batería, completan, corean y enriquecen la formación, que desde «Xapomelön» (2011), donde trabajan todos juntos por primera vez, andan en continuo crecimiento. De hecho, el repertorio que presentan está sustentado en su mayoría por «Eureka!» (2013), su mejor disco hasta la fecha, y «Revulsiu» (2015) que hace presagiar lo mejor para el siguiente paso. Ambos tienen en común la coproducción en uno y la producción en otro de Marc Parrot.

 

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La Pegatina no solo sabe de velocidad, también sabe relajar el tempo cuando conviene y utilizar el silencio, todo acompañado de recursos escénicos que convierten una sala abarrotada, cuya humedad proviene del sudor evaporado del público apretado y festero, en un lugar cálido donde se reunen buenos amigos. La breve ‘Il y a’ sirvió para dar paso a la calma nostálgica de ‘Y se fue’, hasta tuve una regresión al ver algún mechero encendido. Poco a poco fueron calentando motores otra vez con ‘Alosque’ y la fantástica versión de ‘Qué bonito es el amor’, original de Mártires del Compás, ambos temas de «Vía Mandarina» (2009).

Temas como ‘Una mirada’, que en «Revulsiu» interpretan junto a Ska-P, marcan ese rasgo que algunos insisten en llamar despectivamente antisistema cuando solo es anticorrupción, tan necesario es cantarlo como justo debe ser conseguir algo mejor a lo que tenemos, o al menos intentarlo, que de las buenas ilusiones también se vive y quizás mejor. ‘Una mirada’ también firma esa seña de identidad que en La Pegatina representan las colaboraciones, en la noche del pasado jueves destacaron El Canijo de Jerez y El Niño de la Hipoteca, con el que interpretaron su tema ‘Que te vaya bien’. Y junto a él llevaron a su cota más alta las ganas de fiesta y transformación para canciones de todo pelaje musical, que anteriormente hizo asomar a ‘La vida es un carnaval’ de Celia Cruz y alguna ironía discotequera. En la pieza que se montaron junto a El Niño de la Hipoteca andaban frases desde Danza Invisible hasta A-ha, pasando por Fresones Rebeldes y Nino Bravo, entre otros muchos nombres. Locura o travestismo musical, da igual: funciona. Y que conste que el público de La Pegatina no se conforma con cualquier cosa, entre ellos, abundaban las camisetas con nombres como Rosendo o Extremoduro, y desde el escenario El Niño de la Hipoteca andaba con una de los Who.

Desde las diez y cerca ya de las doce de la noche, La Pegatina cerró el ritmo trepidante que seguían marcando temas como ‘Lloverá y yo veré’, pero todo tiene su fin… O no, si el público te exige ‘Mari Carmen’, el éxito de hace cuatro años que descubrió La Pegatina al gran público, a ese que jamás se hubiera acercado a verlos desde que empezaron hace doce años. A esas alturas pensaba que la deshidratación habría hecho desfallecer al aforo completo de la sala, error: Caligaris se unieron a La Pegatina y todo tuvo un final más potente que al principio. Todo terminó con La Pegatina transformados en combo brasileño dándole al surdo entre el público que aún tenía ganas de más.

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