La memoria histórica de Lydia Lunch

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«Viajó a Belchite en el verano de 2008 con Jacob Kirkegaard, todo un científico que emplea cualquier aparato para investigar. Por ejemplo, utilizó acelerómetros e hidrófonos para captar frecuencias que no son audibles por el oído humano. Trataban de registrar los espectros que deben seguir poblando el municipio»

La heroína prematura de la No Wave y el spoken word de los bajos fondos presenta «Amnesia». Un angustioso librodisco que muestra a la musa neoyorquina en su faceta multidisciplinar. La obra, que incluye música, poesía, vídeo y fotografía, se inspira en la tragedia del pueblo aragonés de Belchite durante la Guerra Civil. En enero la trasladará a los escenarios en Madrid y Barcelona.


Texto: EDUARDO TÉBAR.
Foto: MARC VIAPLANA (extraída de la web oficial de Lydia Lunch).


En 1978, el ubicuo Brian Eno produce el disco colectivo «No New York». Atronadora radiografía del inconformismo barrial. El álbum refrenda el nacimiento de la No Wave. Bandas como Mars o DNA escenifican un punk introspectivo, con tendencia a la indagación y la mezcolanza musical. Es el sonido de la era Carter. En el epicentro del seísmo, una joven camarera del CBGB busca vías de destrucción para acabar con las estructuras del rock clásico. Le acompaña el taciturno saxofonista James Chance, luego encumbrado profeta del punk-funk con los Contortions. Ambos protagonizan uno de los capítulos más efímeros –a la par que recordados– de la cultura underground. Teenage Jesus & The Jerks apenas legan a la historia media hora de grabaciones. Una hilera chirriante de asonancias: la réplica en crudo al punk británico.

La heroína prematura de la no-ola sólo tenía 16 años cuando estalló el movimiento. Arrastraba una historia truculenta, marcada por los malos tratos. Ahora, con medio siglo de vida, la musa de la sordidez creativa continúa en la cresta de la vanguardia. Artista multimedia, performer, actriz, fotógrafa, poeta, declamadora de spoken word… Lydia Lunch goza con la acción directa en bruto. En ese sentido, persiste en el empeño de los marcianos de su generación (pónganse por caso Jello Biafra o Sonic Youth). Desde hace un lustro, resulta fácil tropezarse con la artífice de ‘Queen of Siam’ en Barcelona. Decidió establecer su residencia en la ciudad condal tras la segunda victoria de Bush.

¿Y se aburre en España la dama lasciva del punk? En absoluto. La cabra tira al monte. En su caso, a la polipoesía y a los recitales que organiza Propost (Projectes Poètics Sense Titol), organización con la que acaba de publicar «Amnesia». Un librodisco embuchado de poemas y fotografías de la propia Lydia. Se trata de su última exploración hacia el abismo. El proyecto aparece de manera conjunta a través del centro cultural Contemporánea de Granada. Según su responsable, el galerista Mario Martín Pareja, el título se ha convertido en el best seller de la cibertienda.

La obra toma como punto de partida el drama de Belchite, pueblo aragonés que perdió en una sola semana de la Guerra Civil tres de cada cuatro páginas de su censo mientras su catastro desaparecía. Lydia Lunch visitó en diferentes ocasiones las ruinas intactas del lugar. “Un infecundo panorama expoliado de vida”, musita la neoyorquina en ‘Arenal’, uno de los doce textos inéditos que componen el volumen. El CD, por su parte, presenta siete mantras atmosféricos y un videoclip con la participación del músico Mark Cunningham –nombre puntero en el campo de la experimentación en Europa– y del prestigioso videoartista Josep Jordana.

“Ella viajó a Belchite en el verano de 2008 con Jacob Kirkegaard, todo un científico que emplea cualquier aparato para investigar. Por ejemplo, utilizó acelerómetros e hidrófonos para captar frecuencias que no son audibles por el oído humano. Trataban de registrar los espectros que deben seguir poblando el municipio. Aquel lugar, después de haber sido arrasado, conserva una energía poderosa. Nadie se ha llevado los restos. El pueblo se conserva tal cual quedó tras la guerra. El sonido espectral reproduce la desolación y la memoria”, explica Mario Martín Pareja.

Antes, Marc Viaplana, otro compañero de andanzas, presenció con ella el silente paisaje del desastre. “El verano de 2003 fue una brasa: ancianos mal ventilados palmaban por toda Europa, como si el infierno hubiera decidido abrir una sucursal con vistas al cielo y visitas a domicilio. Tal fue el decorado de mi primer periplo con Lydia por suelo peninsular. Aprendí que no creer en espectros no impide que éstos crean en ti. Y ahora, de vez en cuando, Lydia y yo volvemos a Belchite para visitar a la bestia en su patio de recreo preferido. Donde ella dejó parte de ella para vivir mimada entre ruinas y espectros”.

Lydia Lunch, tan profusa y bizarra en la metralla verbal, interioriza con «Amnesia» el dolor comunal. En la actualidad, la musa bisoña de Teenage Jesus & The Jerks reivindica a los luchadores por la libertad y denuncia a los asesinos de Allende, Lorca o Pasolini. “Le interesan los traumas vitales: vida, muerte, violencia, memoria. Son los temas de los personajes de su pléyade, desde Nick Cave hasta Rowland Stuart Howard”, comenta Martín Pareja. Triste referencia la de este último, por cierto, ya que en la fase final de este reportaje recibimos la noticia de su muerte por cáncer de hígado. El ex Birthday Party fallece con la misma edad que Lydia: 50 años. Juntos revisaron en 1982 la depresiva ‘Some velvet morning’, pieza que compuso tiempo atrás Lee Hazlewood para Nancy Sinatra.

Martín Pareja, a quien el novelista granadino José María Pérez Zúñiga definió como “un mecenas del arte que ha sustituido los palacios por internet”, sabe en qué consiste trabajar con figuras excéntricas. Convenció involucrar al escritor francés Michel Houellebecq en el lanzamiento mundial del libro-DVD «Seguir vivo», aguda lectura de la crisis existencial de Occidente. A su vez, el jefe de Contemporánea brilló como impulsor de la banda coyuntural de postrock Apocalypse. La formación, integrada por miembros de Maine –los Fugazi del Sur– y Cecilia Ann, musicó textos de Keith Haring y William Burroughs. Todo quedó recogido en un álbum que en su momento licenció Subterfuge. También avala a Martín Pareja la divulgación de numerosos exponentes del arte contemporáneo en Estados Unidos.

Pero, ¿cómo animaron a Lydia Lunch? Tanto Propost como Contemporánea tenían en mente «Paradoxia», el as mugriento con el que la reina del pintalabios se aproximaba con vicio a los mundos de intelectuales como Bataille o Foucault en 1997. “Es una mujer que se dedica a muchos aspectos de las disciplinas artísticas, en especial a la poesía y a las performances de spoken word. Le empujamos a hacer el libro y le pareció genial”, aclara Martín Pareja. “Evolucionar”, añade, “facilita la búsqueda de nuevos lenguajes para desarrollar tu discurso. Lydia, que es muy amiga de Jello Biafra, siempre ha encontrado otros vínculos para emitir mensajes políticamente incorrectos. Es una idiotez no vivir lo que está ocurriendo en el mundo del arte. Mejor disfrutarlo ahora que recuperarlo dentro de veinte años”, sentencia. Curioso: tres décadas después, tanto Biafra como Lunch siguen en la punta de lanza de la contestación.


Lydia Lunch presentará ‘Amnesia’ en España en las siguientes fechas:

Miércoles 27 de enero, Madrid. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Sábado 30 de enero, Barcelona. Antic Teatre.
Domingo 31 de enero, Barcelona. Antic Teatre.


Desde aquí puedes visitar la web de Lydia Lunch.

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