La fórmula invicta de Black Rebel Motorcycle Club

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“Una identidad inconfundible que nace de unir shoegaze, noise, garage, rock y punk con una naturalidad soberbia”

 

Días antes de que editen su octavo trabajo, Sara Morales recorre la trayectoria de los estadounidenses Black Rebel Motorcycle Club a través de sus canciones.

 

Texto: SARA MORALES.

 

Les conocimos hace casi veinte años cuando la llamada New Rock Revolution aterrizó en la escena con una batería de nuevas bandas dispuestas a ofrecer la cara B del panorama musical a base de propuestas alternativas, en muchos casos engendradas de forma independiente. Recordemos cómo en los albores del nuevo milenio, el mundo comenzó a interiorizar otra forma de hacer música, otros productos que, en principio más alejados del mainstream y del rock supra comercial, llegaban para engrandecer el género desde otra perspectiva. Así dimos con grupos, hoy imprescindibles ya, como The Strokes, Interpol, The Hives, Franz Ferdinand, Kings of Leon… Entre todos ellos, unos tipos de San Francisco que habían tomado la aceleración del punk de los setenta, la melancolía del post punk y el brillo de las bandas ochenteras, para terminar pariendo un garage rock muy particular del que, a día de hoy, solo ellos tienen la fórmula. Se trata de Black Rebel Motorcycle Club y, aunque desde el principio decidieron habitar más en la sombra que bajos los focos de la fama publicitaria y el tirón estético, su carrera desde 1998 presume de ser una de las más coherentes y serias de aquella ola en la que muchos se ahogaron sin lograr sobrevivirla.

Robert Levon Been (Been para los amigos) y Peter Hayes, ambos cantantes y al frente de guitarras y bajos, son sus fundadores, los mismos que decidieron bautizar su banda inspirándose en la heterodoxa pandilla de moteros que lidera Marlon Brando en la película «The wild one» (1953), cuando se enteraron de que The Elements (su nombre inicial) ya estaba pillado por otro grupo.

Hoy siguen al frente del proyecto con la misma solvencia, los mismos preceptos y básicamente los mismos códigos, aunque hayan cambiado de batería varias veces (Nick Jago desde el inicio hasta 2008, Peter Salisbury en 2004 y Leah Shapiro desde 2008 hasta hoy), aunque les hayamos escuchado picotear en el dark y vagar por el folk y la americana en alguna de sus etapas; e incluso aunque hayan estado cuatro años en silencio.

Cuentan con un total de siete discos y el próximo 12 de enero llega el octavo, «Wrong creatures».  Todos ellos lucen desde esa seña de identidad inconfundible en Black Rebel Motorcycle Club, que nace de unir shoegaze, noise, garage, rock y punk con una naturalidad soberbia. A su vez, se distinguen por una personalidad propia que vamos a repasar a través de las canciones más representativas de cada uno de ellos.

 

1. ‘Love burns’ («B.R.M.C», Virgin, 2001).

Comenzamos con la estrella de su repertorio, su canción insignia. La que abre su aplaudido álbum debut, «B.R.M.C», publicado en 2001, cuando las primeras intenciones de la banda pasaban por rememorar el punk rock de los Ramones o The Stooges. A los golpes de guitarra añadieron el que se consolidaría ya como el toque de la casa en Black Rebel Motorcycle Club: esa envoltura de groovy oscuro que podría recordarnos a Spacemen 3 o Jesus and Mary Chain, pero que supieron personalizar con detalle brillando especialmente en este tema que habla de lo amargo de las despedidas amorosas.

2. ‘Generation’ («Take them on, on your own», Virgin, 2003).

Con este segundo disco, la otra pieza angular del bloque punk rock de la banda, se volcaron en diseñar una crítica sociopolítica de la época. Por eso, al frenetismo de cuerdas y percusión algo más crudas y oscuras que su predecesor, se le une la carga letrista de canciones como ‘US Government’ o esta ‘Generation’ que atacan explícitamente el gobierno de Bush en Estados Unidos. Además, la portada del álbum es un pequeño tributo a la película «El tercer hombre», escrita por Graham Greene y llevada al cine por el director Carol Reed en 1949, donde el ambiente de guerra y postguerra se respira asfixiante.

3. ‘Ain’t no easy way’ («Howl», RCA, 2005).

Para su tercer trabajo, este «Howl» de 2005, Black Rebel Motorcycle Club quisieron probarse a sí mismos. Dominado ya el rock garajero, a ver cómo resultaba trabajar en un tono más sereno y sosegado con un significativo giro hacia la americana y el country. Así, dieron con el sonido idóneo para este álbum cuyas canciones, curiosamente, ya estaban en su mayoría escritas antes incluso de la formación oficial de la propia banda. Entre ellas, esta ‘Ain’t no easy way’, encantadora desde su carácter bluegrass. Conceptualmente se inspiraron en la obra del poeta beat Allen Ginsberg, de hecho el título del álbum es también el título del poema más representativo del escritor.

4. ‘Weapon of choice’ («Baby 81», RCA/Islands, 2007).

Tras el breve y bien acogido inciso de Black Rebel Motorcycle Club por el folk con su anterior trabajo, para este cuarto decidieron volver a sus raíces con un sonido más cercano a sus primeras producciones. Con él consiguieron vender alrededor de catorce mil copias en la primera semana de lanzamiento, debutando en el puesto 46 de la lista estadounidense de Billboard 200. El título, «Baby 81», hace referencia a un superviviente del tsunami que azotó Indonesia en el año 2004 y ‘Weapon of choice’, lanzada un mes antes como primer single, formó parte de la lista de canciones del “Guitar Hero World Tour”, videojuego de 2008.

5. ‘And with this comes’ («The Effects of 333», Abstract Dragon, 2008).

La particularidad de ru quinto álbum reside en que es puramente instrumental. Una pequeña oda al experimentalismo donde la oscuridad y el sentido abstracto dominan la totalidad de composiciones, enmarcadas en melodías muy relacionadas con los sonidos de la naturaleza, y en las que el plano conceptual se revela en el título de cada una de ellas. ‘And with this comes’ es un tema sereno, con pequeñas dosis de distorsiones muy suaves para dominar un ambient casi angelical que envuelve a todo el disco. Para su concepción Been y Hayes no contaron con ningún batería, se enfrentaron los dos solos a un puñado de canciones nostálgicas y zen que registraron con su propio sello de forma independiente (Abstract Dragon) y pusieron a disposición del público a través de la descarga digital desde su MySpace.

6. ‘Conscience killer’ («Beat the devil’s tattoo», Abstract Dragon, 2010).

Esta fue la canción que el grupo eligió como aperitivo, previo lanzamiento de su venerado sexto álbum de estudio, «Beat the devil’s tattoo», con el que volvieron a prescindir de discográfica y repitieron fórmula bajo su propio sello. Reconocible desde la intro, consiste en un estallido de rock radiante y sucio que engancha, tan bailable como digno de escuchar con detenimiento para descubrir los magistrales golpes de baqueta de Leah Shapiro, quien se estrenaba en el estudio de la banda con este disco. El tema aparece en la música del videojuego “Need for Speed: Hot Pursuit” y ha sido elegido para ambientar spots televisivos de Chevrolet. Pura aceleración.

7. ‘Fire walker’ («Specter at the feast», Abstract Dragon, 2013).

En este séptimo trabajo encontramos de nuevo la faceta más melancólica y melódica de los «moteros» y canciones como ‘Fire walker’ lo demuestran. Con un peso equitativo entre la sección instrumental y la vocal, el ritmo desacelerado y el ojo de la oscuridad noise divisándolo todo, volvieron a crear un disco alabado por el público y la crítica. Con un trasfondo sentimental y doloroso, el álbum completo simboliza una despedida al padre de Been —Michael Been (miembro de The Call)— quien ejerció desde los comienzos de Black Rebel Motorcycle Club de mentor, técnico de sonido y, a veces, hasta productor del grupo. El verano de 2010, tras el concierto de la banda en el festival belga Pukkelpop, Been padre moría de un infarto en el backstage. Este es el motivo por el que incluyeron una versión de ‘Let the day begin’, una de las canciones de la que fue su banda, The Call.

8. ‘Little thing gone wild’ («Wrong creatures», Abstract Dragon, 2018).

Tras el paréntesis de estos últimos cuatro años llega «Wrong creatures», su octavo álbum de estudio, editado una vez más bajo su propio sello y producido por Nick Launay (Nick Cave & The Bad Seeds, Yeah Yeah Yeahs). ‘Little thing gone wild’ ha sido la elegida como single de adelanto y, a juzgar por su sonido, parece que BRMC han unido lo más representativo de todas sus aristas para darle una forma única en este nuevo trabajo: riffs ondulantes, ritmos cargados de atmósferas y el constante acecho de esa oscuridad que se respira en sus canciones. El propio Hayes ha adelantado en qué momento creativo se encuentra: «Me encuentro escribiendo mucho sobre la muerte». Así que ya podemos ir haciéndonos una idea… Ahora, solo nos queda esperar.

 

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