La biblia en estudio y la apoteosis en directo de The Who

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«Un álbum totémico e inmortal, desde su provocadora portada hasta la dimensión de las composiciones que le dieron forma»

 

Con motivo del ya cumplido cincuenta aniversario de Who’s next, el totémico álbum de The Who, Universal ha lanzado una reedición con ciento cincuenta y cinco canciones (ochenta y nueve inéditas), piezas de directo, una novela gráfica, memorabilia y las demos de Pete Townshend para Life house. Un sueño para coleccionistas que Manel Celeiro analiza y celebra con estas líneas.

 

Texto: MANEL CELEIRO.
Fotos: GETTY IMAGES cedida por Universal (foto 1), Universal (foto2)

 

Dada la crisis de ventas de discos, o eso dicen, las grandes compañías exprimen sus catálogos tratando de lanzar productos atractivos para los que todavía seguimos pasando regularmente por las escasas tiendas que resisten, en el intento de continuar engrosando nuestras colecciones. Pese al tan comentado auge del vinilo en los últimos años, la mayoría de aficionados que se sigue rascando los bolsillos ya tienen, tenemos, unas cuantas primaveras a las espaldas. Con lo que son los artistas y bandas, digamos, establecidos e históricos, los que son objeto principal de estas reediciones.

El grueso de las mismas se basan mayormente en dos formatos, bien la remasterización sonora de discos clásicos, con el añadido de algunas golosinas para los fans en forma de cortes en directo o la inclusión de temas inéditos, o bien la publicación de discos que, en su momento, quedaron en el limbo por motivos diversos: desacuerdos con las discográficas, descontentos y diferencias entre los músicos, quiebras económicas y otros múltiples factores propios de un negocio que se rige con sus propias reglas. Ajenas en muchas ocasiones a lo que podemos considerar normal en otro tipo de actividades económicas o artísticas.

En este caso tenemos un producto que mancomuna esos dos modelos a la perfección, de manera gigantesca e incluso abrumadora. Aunque tratándose de The Who y de lo que se ofrece, quizá está más que justificado tal avalancha de música, información e imagen. De todas maneras, hay disponibles diferentes ediciones, desde las más sencillas en doble disco compacto hasta la más lujosa, que es la que analizamos a continuación. Y distintos precios, claro.

 

El gran disco

Poco hay que añadir sobre Who’s next, casi todo lo que tenía que decir sobre el disco está en el texto escrito para nuestra sección Fondo de Catálogo, un álbum totémico e inmortal, desde su provocadora portada hasta la dimensión de las composiciones que le dieron forma, varias de ellas parte esencial durante mucho tiempo de sus repertorios en directo, radiadas hasta la extenuación por las emisoras de pop y rock, y versionadas por multitud de bandas desde los garajes y locales de ensayo, hasta los grandes escenarios. Canciones como “Baba O’ riley”, “Behind blue eyes” o “Won’t get fooled again” ya están instaladas en la eternidad del imaginario colectivo. La mezcla original ya sonaba estupendamente, así que este paso por el taller para darle cromo y brillo puede resultar más un retoque superficial y un embellecimiento digital.

 

«La mezcla original ya sonaba estupendamente, así que este paso por el taller para darle cromo y brillo puede resultar más un embellecimiento digital»

 

Pero ese disco posee una historia detrás, ya que tiene mucho que ver con Life house, un proyecto de Pete Townsend que no terminó de ir en la dirección adecuada, ni de coger forma definitiva por razones que ahora sería muy largo de explicar. Algunas de las ideas musicales acabaron cristalizándose en Who’s next. Así que, tanto tiempo después, podemos escuchar prácticamente la totalidad de lo registrado para el citado Life house. Maquetas, ideas primerizas, grabaciones caseras y sesiones de estudio, donde apreciar cómo se va fraguando y desarrollando la obra, pudiendo disfrutar de canciones que, como escribíamos antes, terminaron transformándose en piezas clave de su repertorio. Como todo en Pete, quizá era demasiado barroco, atrevido y adelantado a su tiempo, pero eso es parte indivisible de su colosal personalidad creativa, de esa desbordante capacidad para la composición y de su inacabable imaginación por aquella época.

 

Directos de 1971

Y por si no tuviéramos bastante ante tanto despliegue, después de seis discos y más de setenta canciones, todavía nos quedan un par de bombas de relojería: dos conciertos de la gira realizada en 1971. El primero, registrado en el londinense Young Vic Theatre, demuestra sus asombrosas prestaciones sobre los escenarios. Con un Daltrey pletórico, la banda funcionando con precisión autoritaria y con versatilidad, firmes en los ritmos más acelerados, sensibles en los tiempos más líricos, interpretan viejos temas y composiciones más recientes para agrado de los asistentes. ¿No estamos satisfechos? ¿Queremos más? Pues ahí va, como colofón, el fantástico concierto en el Civic Auditorium de San Francisco. A todo lo dicho anteriormente, súmenle una dosis extra de testosterona, suenan todavía más fieros, más explosivos. Desde el principio, la rabiosa interpretación de «I can’t explain», la euforia de «Substtute» la tormenta sonora de «Sumemrtime blues», hasta el final con la anfetamínica, nunca mejor dicho, «My generation», la vibrante «Naked eye» o la tensa lectura de «Going down», no dejan títere con cabeza.

Un grupo de músicos cuyo único objetivo es aplastar a la audiencia, dejarla boquiabierta, rendida a sus pies y exhausta de haber podido vivir la experiencia. La reacción del público al terminar el último tema es absolutamente reveladora. El periodista musical Sergio Martos (Ruta 66), buen conocedor de todo lo relacionado con el cuarteto británico, me comentaba que el recital de San Francisco es uno de los mejores de todos los tiempos. Y en esto es mejor hacerle caso, sabe de lo que habla. Es apoteósico.

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