Javier Ruibal en doce canciones

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Cuatro décadas de canciones a las espaldas de Javier Ruibal, uno de los compositores más originales y decisivos de nuestra música. Al margen siempre de estereotipos y clichés, el músico gaditano ha ido reinventando la canción de autor a cada paso, desde aquel disco fundamental de 1994, Pensión Triana, hasta sus publicaciones más recientes. Una carrera y una vida plagadas de música, poesía y logros conseguidos —como el Premio Nacional de las Músicas Actuales, en 2017, o el Goya a la mejor canción, en 2020, por “Intemperie”— se dan cita en el libro de Luis García Gil, Conversaciones con Javier Ruibal, publicado recientemente por esta casa. Un volumen que, de la mano del propio Ruibal, recoge de viva voz toda su historia y toda su obra, a la que hoy nos acercamos a través de algunas de sus canciones fundamentales.

 

Selección y texto: LUIS GARCÍA GIL.

 

1.- “Ojos de almendra”, de Cuerpo celeste (1986)

En un disco del vértigo flamenco y de la personalidad de Cuerpo celeste, en el que sobresalían “Tierra” o “¡Ay, pelao!”, Ruibal es capaz de fijar estampas sociales tan rotundas como la que desmenuza en “Ojos de almendra”. Vibrante exposición de un personaje atravesado por la marginalidad y la periferia.

2.- “Pasará”, de Cuerpo celeste (1986)

Las nueve canciones que formaban Cuerpo celeste no tenían desperdicio. Ya revelan a un creador poderoso, dueño de un lenguaje musical y poético intransferible, y de una electricidad flamenca incuestionable, palmas y jaleo inclusive a modo de coda. “Pasará” es una canción de afirmación, un latido vitalista, insurrecto y anafórico resumido en ese «sal corazón que se nos va la vida…».

3.- “La dama de la Isla”, de La piel de Sara ( 1989)

Con La piel de Sara, Ruibal parece navegar en un disco de aguas más mansas y líricas, con ese equilibrio sonoro inconfundible entre lo andaluz y lo arábigo como caras de una misma moneda. Un ejemplo eminente y melismático es “La dama de la Isla”, retratada con su fuga de gaviotas en la mirada. Se trata de una soberbia metáfora marítima y melancólica de una mujer que espera al borde mismo del mar, pero enterrada en la arena. Con ella Ruibal culminaba su disco en directo 35 aniversario.

4.- “Agualuna”, de La piel de Sara (1989)

Otro prodigio armónico y melódico en el que la voz musical de Ruibal vuelve a fijar en el mar, de manera muy evocadora, el lugar idóneo de sus metáforas y ensoñaciones. “Agualuna” encierra el misterio de una imagen y de un sueño, una mujer de agua y luna saliendo de las olas y llenando el recuerdo.

5.- “Y la noche fuera”, de Pensión Triana (1994)

Ruibal o el encuentro sutil con lo carnal, en esta pieza deslumbrante que incluyó en ese compendio de emociones, antología vibrante de su universo que fue Pensión Triana, ya entrados los años noventa. El músico, que venía del frenesí ochentero, aposenta una mirada a ese amor cotidiano que resume el colchón en el suelo, las miradas cruzadas de los amantes y esa luna doble del pecho tan de Miguel Hernández.

6.- “La novia del Corto”, de Pensión Triana (1994)

El repertorio de Ruibal esconde joyas tan enérgicas y viajeras como este curioso homenaje al Corto Maltés, el personaje creado por el historietista italiano Hugo Pratt. Se grabó como parte de las impagables sesiones con sonido de directo de Pensión Triana, ubicada entre las rutilantes “Agualuna” y “La rosa azul de Alejandría”.

8.- “El náufrago del Sahara”, de Las damas primero (2001)

Una primorosa canción, de más de cinco minutos de duración, en la que Ruibal alcanza una de sus cimas a nivel expresivo y musical. Forma un díptico en el disco Las damas primero con “Por la puerta de Elvira”. «Soy el náufrago del Sáhara/el ser errante que regresa/soy tu ayer que ha vuelto por donde se fue/el que dijo que pondría las lágrimas de Venus a tus pies». He aquí el estribillo resonante que resume el lirismo de una canción que sabe ser sublime sin interrupción. Búsquese también la impecable versión, en el disco sinfónico del cantante orquestado por Javier López de Guereña.

9.- “Tu nombre”, de Lo que me dice tu boca (2006)

Ruibal y el poder de la anáfora. Ruibal y el amor cantado, derramado en cada verso. Esa palabra contra el olvido de la amante nombrada que salva al cantor. En este disco grabado en directo destacaba como ardiente proclama amorosa “Para llevarte a vivir”, pero “Tu nombre” no le iba a la zaga en esa manera de dibujar los sentimientos y de sublimar a la amada.

10.- “Cine Macario”, de Quédate conmigo (2013)

Ruibal rastrea la memoria de los lugares perdidos. Pasó con la indeterminada Pensión Triana, que era una invención de un espacio posible, y también con el portuense Cine Macario que sí existió. El compositor se desborda nostálgicamente en esta pieza flamenca y divertida. Esos cines del ayer, de la iniciación amorosa, que dialoga a su modo con aquella “Una de romanos” de Sabina.

11.- “Corazón timbalero”, de Paraísos mejores (2018)

El último Ruibal también merece una escucha atenta, porque no cesa de entregar canciones valiosísimas. Un ejemplo lo constituye esta delicada pieza dedicada a su hijo Javier, que se remonta a la infancia y alcanza el presente con guiños a Bob Marley y a Police. Canción grabada con el grupo Glazz del que su hijo formaba parte como batería y como una de las almas creativas del mismo.

12.- “Musa”, de Ruibal (2020)

Como en aquella “No hago otra cosa que pensar en ti” de Serrat, Ruibal busca la inspiración y no la encuentra. Invoca con insistencia a la musa y de esa invocación nace esta certera meta canción autorreferencial con su punto de ironía y con guiño final al mismísimo Lou Reed. «Musa/yo no te pido el parnaso/ ni el Nobel como Bob Dylan/ pero tampoco el fracaso/ anda cuélate por mi ventana / hazme tan bello y tan fuerte/ como en la Pensión Triana…».

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