“In the blue light”, de Paul Simon

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DISCOS

Habría resultado una obra maestra de haber contado con una selección más variada y coherente”

 

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Paul Simon
“In the blue light”
LEGACY, 2018

 

Texto: JAVIER MÁRQUEZ.

 

A punto de concluir en Queens (Nueva York) el próximo 22 de septiembre la que supuestamente será la última gira de su carrera, Paul Simon lanzaba el pasado día 7 un nuevo trabajo de estudio que, si bien resulta brillante musicalmente —vaya eso por delante—, no deja de desconcertar un poco en su concepción. Lo componen diez canciones ya conocidas de su repertorio, canciones que, según explica el propio cantautor en las notas del disco, “estaban casi bien o resultaron demasiado raras en su momento y fueron pasadas por alto”.

El eterno camarada de Art Garfunkel —a su pesar— ha rehecho arreglos, estructuras armónicas e incluso textos intentando ajustar las composiciones a lo que “ya tenía más claro en su cabeza”. Para ello, además, se ha rodeado de una formación de músicos destacados, la mayoría del sector jazzístico o clásico, tales como Wynton Marsalis, Joe Lovano Bill Frisell, Jack DeJohnette, Bryce Dessner (de la banda The National) o el sexteto de cámara yMusic. El resultado son unas grabaciones de una sensibilidad y emoción exquisitas en las que, por encima de cualquier otro arreglo o instrumento, destaca la voz de Simon, más versátil y delicada que nunca, capaz de arañar y acariciar en el alma de cualquier oyente.

Hasta ahí, todo bien. Brillante, de hecho, insistimos. El ceño se frunce sin embargo al observar la selección de temas. En cifras: dos de los setenta (‘One man’s ceiling is another man’s floor’ y ‘Some folks’ lives roll easy’), dos de los ochenta (‘How the heart approaches what it yearns’ y ‘René and Georgette Magritte with their dog after the war’), uno de 1990 (‘Can’t run but’), cuatro del año 2000 (‘Love’, ‘Pigs, sheep and wolves’, ‘The teacher’, ‘Darling Lorraine’) y uno de 2011 (‘Questions for the angels’). Las dos últimas tandas corresponden a los álbumes “So beautiful or so what” (2011) y “You’re the one” (2000), y parece ser este último trabajo el que encierra en buena medida la razón de ser del nuevo álbum de Simon, sobre todo después de reconocer este en una entrevista que, además de los cuatro (de diez) temas incluidos, habían llegado a grabar nuevas versiones de otras piezas de aquel disco.

“You’re the one” supuso el comienzo de una nueva etapa para Paul Simon. Tras el éxito mundial de sus dos discos étnicos (“Graceland” y The rhythm of the saints”), el cantante pasó una década en seco con la salvedad del musical “The capeman”, que fue un estrepitoso fracaso. Entonces, con el nuevo milenio, el artista regresó al estudio y los escenarios con un nuevo estilo, un nuevo sonido, y en buna medida, una nueva forma de entender la vida y la música. Irónicamente, tanta novedad se tradujo en que aquel disco pasó con bastante indiferencia tanto para la crítica como para el público. Aquello debió herir a Simon, y parece que ahora quiere poner las cosas en claro rescatando varias de aquellas canciones para volver a presentarlas.

Lo curioso es que la tanda de canciones confeccionadas entre 2000 y 2011 es la que ofrece menos diferencias en el nuevo disco (sí en lo que respecta a los textos). Se acentúa el carácter satírico de ‘Pigs, sheep and wolves’ con un aire muy ‘New Orleans’ y la maratoniana ‘Darling Lorraine’ nos conduce a un delicioso baile de ritmos y estilos hasta alcanzar un vals para los enamorados protagonistas; tal vez la nueva instrumentación —con ese delicado juego de cuerdas— aporte algo más de transcendencia a ‘Love’, pero resta por otro lado misticismo en el caso de ‘The teacher’.

Como era de suponer, son los temas veteranos los que cobran verdadero interés en esta relectura, siendo realmente sorprendente el trabajo que los neoyorquinos yMusic ofrecen en ‘René and Georgette Magritte with their dog after the war’ y ‘Can’t run but’ (canciones que Simon vienen interpretando en la actual gira como avance del álbum). Fantástica también la aproximación jazzística a ‘How the heart approaches what it yearns’, con la poderosa trompeta de Marsalis. Otro maestro del jazz Joe Lovano, aporta su saxo a ‘Some folks’ lives roll easy’, quizás el tema que más difiere musicalmente del original y una verdadera lección magistral de Simon en el empleo de la voz. La colección se abre con una arrolladora relectura de ‘One man’s ceiling is another man’s floor’ muy parecida a la que se había podido escuchar en algunas giras pasadas.

Al parecer, durante estas sesiones también se grabaron ‘The sound of silence’ y alguna que otra pieza añeja. Sería muy de agradecer una edición ampliada con esos cortes, o ya puestos a revisar, una selección que abarque con más variedad la carrera de Simon (de hecho, hay experiencias previas, como el delicioso ‘I do it for your love’ que grabó junto a Herbie Hancock para su disco “Possibilities”). Gira tras gira, Paul Simon nos tiene acostumbrados a no escuchar nunca la misma canción de la misma forma. Las va adaptando y revisando según sus nuevas inquietudes musicales. Algo así ha hecho en este disco, con un trabajo delicado y detallado, una verdadera obra de artesanía a cargo de un maestro que vive una madurez artística fascinante. Y el conjunto habría resultado una obra maestra de haber contado con una selección más variada y coherente que dotase de verdadero sentido al proyecto.

 

Anterior crítica de discos: “The blues is alive and well”, de Buddy Guy.

 

 

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