Electrophonic chronic, de The Arcs

Autor:

DISCOS

«Puede que en las expectativas creadas esté buena parte del misterio»

 

The Arcs
Electrophonic chronic
EASY EYED SOUND, 2023

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

El 3 de julio de 2018, Richard Swift fallecía en Tacoma. Su familia anunciaba que los motivos eran el estrés hepático y renal provocados por la hepatitis que padecía, producto del alcoholismo que lo acompañó toda su vida adulta. Extraña forma de iniciar una reseña de un disco, quizá; aunque menos si analizamos su impacto en el primer y anterior trabajo de The Arcs, uno de los proyectos paralelos del siempre inquieto Dan Auerbach. Porque su aportación como batería fue esencial para que aquel Yours, dreamly, publicado en 2015, obtuviera excelentes críticas y, lo que es peor: su ausencia, en el segundo paso de esa superbanda que junto a los nombres citados completaban Leon Michels, Nick Movshon y Homer Steinweiss, es un lastre demasiado pesado (aunque bastantes de las baterías que oímos están grabadas por él como maquetas previas), y evidente en este Electrophonic chronic, especialmente en la producción.

Primer disco de la banda en ocho años. Quizá eso sea lo de menos si tenemos en cuenta que, entre ambos trabajos, se ha producido la citada desaparición de Swift y la dichosa pandemia de las narices. De hecho, poco esperábamos ya tener noticias de ellos, por lo que hacerlo fue de por sí excitante. Mucho menos, desgraciadamente, que el disco. Puede que en las expectativas creadas esté buena parte del misterio. Está bien eso de intentar acabar un disco como homenaje a un amigo desaparecido, pero utilizar tomas que a menudo eran simples pruebas, y que ni mucho menos eran definitivas, pocas veces funciona. Todo es demasiado suave, demasiado soft. Alguno de sus temas no está mal, eso es cierto. No es osado decir que la lisérgica “Eyez” o la acústica “Sunshine” son amagos de buenas canciones, como tampoco lo es que a “Keep on dreaming” le sobra experimentación y a “Heaven is a place” enfoque electrónico. Con decir que, quizá, lo mejor del paquete sean “A man will do wrong”, que podría haberse extraído de un disco en solitario de Auerbach, o “Behind the eyes”, que no hubiera desentonado en un álbum de The Black Keys, está todo dicho. Cuando de treinta y ocho minutos te sobran veinte, poco hay que añadir. Bueno sí, que el que escribe tampoco es que acabara totalmente convencido de su disco anterior. Así que imaginen.

Anterior crítica de discos: Divine symmetry, de David Bowie.

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