El disco del día: Klaus & Kinski / Solletico

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«Sigue, con esta entrega, la colección de singles ‘Dedicatessen’ de Jabalina. Y se presenta con una buena tirada de dados que muestra un dúo perfecto»

Klaus & Kinski/Solletico
«Delicatessen»
JABALINA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Sigue, con esta entrega, la colección de singles «Dedicatessen» de Jabalina. Y se presenta con una buena tirada de dados que muestra un dúo perfecto. De hecho, si tuviéramos que juzgar, diríamos que ha ofrecido mejores canciones que en la anterior «Jabalina Love Songs», quizás porque las incorporaciones han dado más de sí, quizás porque el tema era más abierto. Y los dos grupos, que aportan sendos singles, son buen ejemplo de ello.

Klaus & Kinski parece ser un grupo que se ha asentado en las primeras posiciones indies, y aquí intentan divertirse dando cancha a una de las facetas de su poliédrica visión del pop: la delicadeza lírica y camp de tonadas que parecen provenir de un pasado muy lejano, coctelerías escogidas de los años cuarenta. Así los cuatro cortes –todos con nombre de mujer, reinas moras– presentan un ambiente sofisticado, íntimo; ‘Rosarita’, por ejemplo, tiene el piano de Chopin y los violines de Schubert que enredan entre sí y con la voz empañada de Marina, una lentísima habanera. El culmen del romanticismo es la delicada ‘María Ascensorista’, mientras que ‘María Escupefuegos’ tiene espíritu de lieder en su extremada languidez.

Pero a donde quería llegar es a Solletico, porque estos sí que construyen un artefacto extravagante, deliberadamente arcaico, fascinante. Ya nadie hace eso. Seguramente son el grupo más prometedor entre los que no siguen estéticas al uso –léase Espanto, por ejemplo–. Veamos, ‘Valentina’ se abre con unos vientos medio hispanos medio barrocos acompañados de castañuelas y es después extremadamente cercana a Vainica Doble en su retrato ácido y a la vez devoto de la heterodoxia, en el cruce de voces, en esas melodías con esencia popular transformadas en cuento de hadas. Y todo esto sostenido por una letra magistral.

Pero es que  en ‘Ofelia’ van un paso más allá, ya no son las Vainica, son un grupo al que ellas les prestaban las canciones –y cuyo nombre nadie recordará–: Nuevos Horizontes; éstos las vestían de un tratamiento depuradamente folk y después las adornaban con detalles psicodélicos y las perfumaban con aire kitsch; pues exactamente hacen esto mismo Solletico en esta historia con coros increíbles y una Ofelia que escapa de su ataúd, harta de Hamlet. Cuando acaba el vinilo, tras la historia galáctica de ‘B612’, un tigre de Guadarrama cósmico, con cambios de ritmo y letanía, uno no se lo cree, no se cree que aún se pueda hacer algo así. Y está convencido de que ahí está el germen –al poco que siga habiendo devotos de ciertas estéticas– de una fructífera carrera.

Anterior disco del día: Femi Kuti.

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