Disponible la última entrega de la obra completa de Pablo Milanés

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Universal Music Spain ha lanzado la tercera y última entrega en formato digital de la obra completa de Pablo Milanés. Este tercer bloque de canciones está compuesto por los álbumes de estudio propios de Milanés, que abarcan grabaciones desde mediados de los años setenta hasta hoy en día.

Cerca de 200 canciones conforman este grupo de discos que recoge los álbumes legendarios de Pablo Milanés, quien decidió, en la mitad de los años setenta, que la grabación de su primer disco de estudio fuese el dedicado a musicalizar los poemas del poeta y pensador fundamental de su país, José Martí (1975). Un disco, convertido ya en un clásico, que se suma a aquellos dedicados a unir la música y la literatura por parte de muchos compositores. Siguiendo esa línea, en 1982, hace homenaje a la poesía de Nicolás Guillén, en una placa que por primera vez se grabó el conocido tema “Canción / De qué callada manera”.

Si bien Milanés comienza a componer desde su adolescencia, no es hasta el año 1976, cuando consigue grabar su primer disco con composiciones propias. La vida no vale nada, que fue el primero de muchos de los discos que Pablo grabó a lo largo de su carrera, sumándose en esa década No me pidas (1978) y Aniversario (1979). Encontramos, entre esos vinilos de entonces, canciones que lo identificarían hasta el presente, como “Para vivir”, “Yo pisaré las calles nuevamente”, “El tiempo, el implacable”, “Ya ves”, “Yo no te pido” y “Son de Cuba a Puerto Rico”.

Los años 80 fueron muy prolíficos en su discografía. Además de algunos discos en colaboración y los dedicados a recuperar la canción tradicional cubana, graba Yo me quedo (1982), con arreglos de Ricardo Miralles y donde quedó registrado, por primera vez en un álbum propio, la imperecedera “Yolanda”, aunque fue compuesta en 1970. Le siguen El Guerrero (1983), Comienzo y final de una verde mañana (1984), Buenos días, América (1987) y Proposiciones (1988). Casi la totalidad de estos discos fueron grabaciones realizadas en los estudios Egrem de La Habana y acompañado por los músicos que integraron su agrupación musical, desde finales de los años 70: el destacado bajista, compositor y arreglista Eduardo Ramos; los pianistas Emiliano Salvador y Jorge Aragón, este último desde 1983, y el percusionista Frank Bejerano.

En la década de los 90, no deja de producir, además de grabar la mayor parte de los discos de filin, a inicios de esa década, y aparecen títulos no tan sonados, pero igualmente memorables para él como Identidad (1990), Canto de la abuela (1991), Orígenes (1994), Plegaria (1995), Despertar (1997) y Vengo naciendo (1998), reuniendo temas que ya han trascendido como “La soledad”, “Si ella me faltara alguna vez”, “El pecado original”, “A caminar” o “Todos los ojos te miran” y “Hay,” entre muchas otras. Grabaciones realizadas, junto con nuevos músicos que lo acompañan hasta el día de hoy, como Miguel Núñez, pianista y director musical. Completaron ese grupo, incorporado a las filas musicales de Pablo por ese tiempo, el violinista y arreglista Dagoberto González; los percusionistas Eugenio Arango y Osmani Sánchez; Germán Velazco, saxo y flauta, y los bajistas Luis Ángel Sánchez “El gato” y Sergio F. Raveiro “El Indio”.

Pablo inició el siglo XX con un disco fundamental, Días de Gloria (2000), seguido del álbum Como un campo de maíz (2005), Regalo (2007), Renacimiento (2013) y Standards de jazz, un álbum original en su recorrido, cantado en inglés y en el que suenan versiones de standards de jazz americano, como “Stardust” o “Fly me to the moon”.

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